El día 6 de diciembre de 1978 un total de 26.632.180 españoles mayores de 21 años tenían la posibilidad de votar la primera Constitución de la etapa democrática tras 40 años de dictadura.
Habían pasado dos meses y seis días solo desde que el 31 de octubre anterior el Congreso y el Senado surgidos de las primeras elecciones democráticas del 15 de junio de 1977 la aprobarán por mayoría clara.
En la Cámara Baja, un total de 328 diputados dieron su voto afirmativo, 8 votaron en contra y 14 se abstuvieron. En la Cámara Alta fueron 228 los senadores que votaron sí, 5 los que votaron no y 8 los que se abstuvieron.
De cara a la votación del referéndum, las grandes fuerzas políticas del momento –UCD, PSOE, PCE- mostraron su apoyo a la nueva Carta Magna, mientras Alianza Popular dejaba ver su división en la votación del Congreso, donde ocho de sus diputados votaron sí, 5 votaron no y 3 se abstuvieron. Entre los nacionalistas, ERC pidió el no para la Constitución, mientras los vascos del PNV pidieron la abstención.
El resumen de todas estas posturas fue que, al final, de los 26,6 millones de españoles que tenían derecho a votar lo ejercieron 17,8 millones de personas, el 67.11 por ciento. De ellos más del 88 por ciento refrendó el texto.
Fuera de esta votación se quedaron los en torno a dos millones de españoles que en aquella fecha tenían entre 18 y 21 años. La mayoría de edad había sido rebajada a los 18 años a finales del mes de noviembre anterior, pero la normativa de los referéndums franquistas, aún no cambiada, fijaba la edad mínima para votar en este tipo de consultas en los 21 años.
En la provincia de Ciudad Real, 349.502 habitantes tenían derecho a votar. Lo hicieron 244.828, el 70 por ciento, mientras que 104.673 no acudieron a las urnas.
Del total, dijeron sí a la Constitución 208.433 personas –el 85,8 por ciento- y se posicionaron en contra 26.782 ciudadanos. También hubo un importante número de votos en blanco, 7.676.
A dónde echar el resto
La provincia superaba en tres puntos la media nacional de participación, pero se quedaba también en puntos por debajo en la media nacional de aceptación de la Constitución entre los que habían votado (85 por ciento frente al 88 por ciento del total de España).
Si atendemos a lo que recogía la prensa escrita del momento –con un único periódico diario, Lanza, proveniente en su origen de del Movimiento, el partido único- la campaña de los partidos a favor del sí no fue excesiva, excepción hecha, en algunos tramos de tiempo, de UCD, con la venida de varios ministros, y por parte de los comunistas del PCE y también por el sindicato CCOO. Esta campaña también tenía un contrapunto con la presencia notoria de posiciones que seguían todavía ancladas en el régimen todavía vigente.
Como se hubiera dudas de por dónde iba a caer la pelota, solo el día 7 de diciembre, una vez conocido el resultado, la demostración tipográfica fue notoria, aunque sin excesos laudatorios. A cinco columnas se titulaba escuetamente “La Constitución, refrendada mayoritariamente”.
Era el resumen de unos días, el mes anterior al referéndum, donde se mezclaban pequeñas referencias a lo que el pueblo español parecía querer y las que hacían mención a unas fuerzas que venían del pasado y que se resistían a dejar paso a otro tiempo.
Esto fue notorio en la semana del 19 al 25 de noviembre de 1978. Se juntaban los principales actos de la campaña por la Constitución de UCD, PSOE y PCE-CCOO con la presencia del dictador Franco todavía con la conmemoración del tercer aniversario de su muerte, el 20 de noviembre.
Se recuperaba para la ocasión la presencia de Franco y del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, para poner sobre la mesa que una parte de la población, de los cargos que todavía estaban en las instituciones todavía tenía su fuerza y su resistencia a hacerse al lado.
Fue cierto que el partido surgido de las últimas generaciones del régimen franquista, UCD, fue el más implicado en la campaña electoral pro Constitución en la provincia. Por aquí vinieron en aquellas fechas ministros como Agustín Rodríguez Sahagún, de Industria, anunciando importantes inversiones para le conocida entonces como refinería de Empetro, en Puertollano; Jaime Lamo de Espinosa, de Agricultura, que se centraba en la zona agraria de La Mancha, y Ricardo de la Cierva, de Cultura.
Esa semana del 19 al 25 de noviembre fue la más agitada y que daba a entender que algo estaba pasando en España que podría suponer en cambio importante y radical sobre lo que se había vivido durante los 40 años anteriores.
Cordón umbilical
Para la provincia, según se recogía, parecía haber un cordón umbilical que unía pasado, presente y futuro: la Monarquía encarnada por el Rey Juan Carlos I y su esposa, la Reina Sofía.
La actividad de ambos formaba parte de la realidad de la población a través de su medio, siguiendo sus actividades y viajes allá donde iban. En particular el viaje que realizaron a México, país simbólico que acogió a buena parte del exilio político e intelectual español tras la Guerra Civil, Argentina y Perú.
Esto tuvo su culmen con la visita que los propios monarcas realizaron a la provincia los días 8 y 9 de noviembre, concretamente a la capital, Ciudad Real, Puertollano y Almagro.
“Toda Ciudad Real con los Reyes” se decía en un titular en una forma de emular otras adhesiones más antiguas ante las autoridades que representan al Estado, aunque las circunstancias apuntaran a otros derroteros.
La falta de realidad en lo más cercano –todo era algo parecido a la cultura –conferencias-conciertos…-, y flores a los héroes locales, como al escritor Francisco de Quevedo en Infantes, por aquello de ser enterrado en el pueblo, o el general Espartero -40 años después sigue siendo portada, como se no pasara el tiempo-, del que también se destacaba que aspiró a ser Rey de España.