En un evento organizado por el Grupo Literario Guadiana, la escritora y productora audiovisual, Adriana Hoyos, ha reflexionado en Ciudad Real, sobre la literatura y sobre el papel de la mujer en la nueva cultura narrativa.
El acto, conducido por Teresa Sánchez, presidenta del Grupo Literario, ha servido para que la autora hispano colombiana haya compartido con los asistentes, no sólo su forma de pensar, sino también su forma de contar a través de su último trabajo ‘No es a mí a quien lees‘. El encuentro se ha construido sobre un formato de entrevista en el que el público también ha podido compartir reflexiones con la autora.
Su último trabajo, dividido en cinco partes, relata Adriana Hoyos en declaraciones a Lanza, aborda reflexiones sobre “esos lugares anónimos que transitamos de manera cotidiana, que son como mapas de la ciudad, pero emocionales e interiores”. Al mismo tiempo, a través del poeta inglés, John Keats, hará pensar sobre quién habla cuando se siente el amor. Lo íntimo, los retratos familiares, la ausencia de las imágenes o la viveza de los colores, son protagonistas en sus páginas hasta llegar a ‘Parábola del Zigurat‘, “un poema largo que está escrito en castellano, catalán, francés, inglés e italiano, que está escrito con la idea de ser leído en voz alta y ser interpretado con esa misma idea”.
Este poema, relata la autora, “termina con una partitura musical, porque yo considero que la palabra tiene un punto en el que se funde en la música y viceversa. Cuando acudimos a cosas que son inexpresables, llegamos a la música, que también para mí es el origen de la poesía”.
Adriana Hoyos, ‘una rebelde’ de música y poemas
Escribir poesía en este tiempo sigue siendo una labor de bohemios cercanos a la rebeldía. “Que exista la poesía es esencial. La poesía, por definición, es algo revolucionario de alguna manera, es algo desobediente, es algo que para mí, nos lleva a pensar, a reflexionar. Entonces ese es el tipo de poesía que me interesa, es una poesía también de pensamiento y de reflexión”.
En este sentido, entiende, “la cultura nos sirve para responder las preguntas que nos hacemos frente a lo que somos. No veo la cultura como un adorno, sino como un medio para reflexionar, para preguntarnos sobre nosotros, para saber quiénes somos, para ayudarnos a avanzar como seres humanos”.
Su objetivo es abrir los ojos, salir de las pantallas y palpar el mundo a través de los sentidos. “Nos tienen enajenados a través de las pantallas. Los trenes, el metro, son los espacios para leer, y sin embargo se han llenado de pantallas para tenernos entretenidos con publicidad todo el tiempo, con una sobreinformación que no nos está contestando a nada. Leemos cosas muy cortitas, leemos post. Nos cuesta leernos un libro completo y acudimos cada vez menos al libro. Todas esas son cosas que nos tenemos que cuestionar y ver por qué”.