Y vamos con XIII Gran Gala de la Zarzuela puesta en marcha por la Orquesta Filarmónica de la Mancha (OFMAN). Aunque no sintamos especial veneración, por un número tan escasamente carismático como el 13, el programa prometía ser vivamente atractivo. Y así lo fue, en efecto. Con piezas sobradamente conocidas de una parte, y algunas interesantes novedades de la otra, como luego veremos. El comienzo de la I Parte, con el Fandango de ‘Doña Francisquita’ (Amadeo Vives), y el final de la II Parte con el Bisturí, Bisturí de ‘La Rosa del azafrán’ (Jacinto Guerrero). Una hora y media de espectáculo que, honestamente, se nos hizo corto. Y que, fuera de programa, llevó a las tablas el Amigos, siempre amigos, de Los Gavilanes, obra igualmente de nuestro paisano toledano Jacinto Guerrero, que parece haberse convertido ya en el himno de cierre de las actuaciones zarzueleras de la OFMAN y su escogido grupo de artistas vocales.

Lo cierto es que la OFMAN presentaba en el Teatro Quijano de Ciudad Real, una selección de las principales obras del mal llamado género chico. Y que sólo es “chico” por la duración de algunas de sus obras. Pero que seguirá siendo “grande” mientras hayas agrupaciones musicales que las pongan en solfa, instituciones que las protejan, y un público fiel que las respalde. En todo caso, se trata de un género auténtica y exclusivamente español, cuyos prestigiosos autores han logrado posicionar con letras de oro, sus páginas más gloriosas. Anoche, la fila de espera para entrar llegaba hasta la Plaza del Pilar, lo que denotaba la enorme expectación que había despertado esta XIII Gran Gala de Zarzuela. Y que en algunas ocasiones hemos llegado a llamar “Antología”.

Ya en 2018 (2018/02/04) en el inicio de la entonces VIII edición de Gala de Zarzuela, el mismo director de la OFMAN, Francisco Antonio Moya, agradecía a los propietarios de la marca “Antología de la Zarzuela” su autorización para utilizarla en los conciertos sobre este género. Nunca habíamos imaginado que una ‘Antología’ o ‘Selección de Zarzuela’, pudiera estar registrada a nombre de una persona física o jurídica. Pero recordaremos que con el título de “Antología de la Zarzuela” estuvo emitiéndose un programa en TVE durante la temporada 1979-1980, dirigido por Fernando García de la Vega. Ya antes de eso, en 1966, José Tamayo Rivas (Granada, 16/08/1920, Madrid, 26/03/2003) fue el verdadero creador de la “Antología de la Zarzuela”.

AQUELLA ‘ANTOLOGÍA’
Este director y empresario teatral español, recorrió nuestro país (especial mención requieren sus montajes para “Festivales de España”) y los escenarios más importantes del mundo. Director del Teatro Español (1954-1962), empresario del Teatro Bellas Artes, y director del Teatro Lírico Nacional, recibió el Premio Max de honor en 2002. Consiguió reunir a los más destacados cantantes de nuestra canción lírica (Victoria de los Ángeles, Montserrat Caballé, Josep Carreras, Plácido Domingo…), fundando la “Compañía Lope de Vega”, que será durante años la titular del Teatro Fuencarral. Y precisamente con esta compañía llegaría a popularizar el género de la zarzuela, dentro y fuera de España.

Desaparecido Tamayo, en 2003 se recupera la “Antología de la Zarzuela” y se hace sobre el esbozo de la nueva escenografía y vestuario de su creador. Al frente de este proyecto, el último equipo artístico de José Tamayo: Antonio Ramallo, su mano derecha y ayudante de dirección, y José Antonio Irastorza, Director de Orquesta de los últimos montajes de la ‘Antología’, y con la coreografía original de Alberto Lorca.
Pocos directores y empresarios llegarán a tener la maestría y prestigio que alcanzó Tamayo en la difusión de la zarzuela. Sin embargo, también el director y empresario José Luis Moreno, realizó unas reposiciones de zarzuela en el Teatro La Latina (La Revoltosa, Doña Francisquita, La verbena de la Paloma, Gigantes y Cabezudos…) sin que pudiera (ni lo pretendiese) denominarse “Antología de la Zarzuela”.

DE AYER…
La Zarzuela nace como género musical en 1657, derivando de un género teatral cantado y hablado, en prosa o en verso. Que afortunadamente sobrevive, pese a las atrocidades que se le perpetran desde siempre. En este sentido, es bien notable el esfuerzo continuado que año tras año viene realizando el madrileño Teatro de la Zarzuela, dependiente del Ministerio de Cultura a través del INAEM, a pesar de que sus programaciones no se ciñan exclusivamente al género zarzuelero.
Sin embargo, las generaciones más modernas no han encontrado en la zarzuela un lugar donde canalizar sus esperanzas, ilusiones o inquietudes. Por ello es doblemente significativo y digno de admiración, el empeño de un joven músico como Francisco Antonio Moya. Y anoche volvió a demostrarlo en el Teatro Quijano. La de anoche fue una experiencia que nos gustaría volver a aplaudir (orquesta, corales, escolanías, grandes solistas…). Con la misma ilusión en las tablas, y el mismo entusiasmo en taquilla y butacas.

En el escenario, además de la propia OFMAN, los solistas María Ruiz, soprano; Alicia Hervás, soprano; Ángel Luis Molina, tenor; Juanma Cifuentes, tenor cómico, y Daniel Báñez, nuestro barítono de Ciudad Real. Pero también la Coral Polifónica de Ciudad Real (Varvara Rostovsca, directora), La Turbanera (Enrique Sánchez, director), y las Escolanías Divina Pastora y Santa María (J. A. Moruro y P. Pérez de Madrid, directores).
… A HOY
Algunas de las interpretaciones, no por más conocidas fueron menos emocionantes, en voces tan contrastadas y familiares por estos lares. Nos gustaron especialmente la Bella enamorada (‘El último romántico’, Soutullo y Vert) en la voz de Ángel Luis Molina, así como la Romanza de Aurora (‘La Parranda’, Alonso) cantada por Alicia Hervás. Igualmente nos impresionó En un país de fábula (‘La tabernera del puerto’, Sorozábal) en la exquisita voz de María Ruiz. Magnífica y divertida la Habanera de ‘La del manojo de rosas’ (Sorozábal) en las voces de María Ruiz y Daniel Báñez, y el apasionado dúo de Marola y Leandro (‘Tabernera del puerto’, Sorozábal).
Las escolanías pusieron una nota de color, originalidad y ternura, cantando El soldadito (‘Luisa Fernanda’, Moreno Torroba), y los corazones vibraron fuertemente con la Romanza del sembrador (‘La rosa del azafrán’, de Guerrero), en la voz de Luis Báñez, y con Las Espigadoras, de la misma obra de Guerrero. Los espectadores fueron invitados a cantar, y lo hicieron con satisfacción. El colofón fue, como hemos dicho, el Amigos, siempre amigos, de ‘Los gavilanes’, una pieza de obligada interpretación como fin del espectáculo, ya casi un himno, como lo es la Canción del sembrador, convertida en el himno oficioso de Castilla-La Mancha.

Sin embargo, no queremos dejar de mencionar dos novedades del espectáculo de ayer. La participación de las dos corales (para muchos niños y niñas tal vez su primera vez en el escenario) cantando El soldadito (‘Luisa Fernanda’, Moreno Torroba) y la rondalla La Turbanera en ‘La rosa del azafrán’. Pero grandes momentos de diversión causaron dos de las actuaciones del tenor cómico Juanma Cifuentes. Caracterizado como ‘nazareno’ en la primera parte (‘Sol de Sevilla’, J. Padilla), y en el Foxtrot de los abanicos (‘Las mujeres de Lacuesta’, J. Guerrero) en la segunda parte.

‘SOL DE SEVILLA’
Al tratarse de dos obras mayormente desconocidas por el gran público, sepamos algo más de estas dos zarzuelas. Sol de Sevilla es una zarzuela en tres actos con música de José Padilla y libreto de José Andrés de Prada. Se estrenó con enorme éxito el 19 de abril de 1924, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Está ambientada en la Sevilla del siglo XIX, en concreto en el año de 1872. La prensa recoge el éxito obtenido: ABC: “El público distinguidísimo que tarde y noche llenó ayer el teatro de la Zarzuela exteriorizó su entusiasmo, dedicando ruidosas y prolongadas ovaciones”.
“Toda la música de Sol de Sevilla, inspirada, de factura elegante, de sabor español, se adapta al ambiente y al objeto de la obra; y de la que destacan un coro, que se repitió, y un cuarteto, coreado, en el primer acto; el preludio del segundo, todas las páginas de este acto, eminentemente musical, entre los que sobresalen el número de los ‘nazarenos’, que se bisó, y la romanza de tenor que Santiago Morell tuvo que cantar tres veces, obligado por las unánimes aclamaciones del auditorio, y un coro de manolas en el tercero, y la romanza de Curro que el Sr. Lledó dijo con sumo gusto”.

‘LAS MUJERES DE LACUESTA’
Estamos ante una ‘humorada’ en un acto dividido en cuatro cuadros, siendo los libretistas Antonio Paso Díaz y Francisco García Loygorri con música de Jacinto Guerrero. Se estrenó el 3 de marzo de 1926 en el Teatro Martín de Madrid, y de entre los diez números musicales, uno de los de mayor repercusión fue Los abanicos. Se trata de una obra frívola de enredos y equívocos, con buenos diálogos y situaciones que llevaban a la confusión y a la risa, en general con doble intención subida de tono, lo que se conocía como ‘obra verde’, con un argumento pícaro.
A pesar de los valores conservadores de la época, el público reaccionó divertido ante este argumento poco edificante, en el que hasta se pretendía realizar un adulterio de la manera más casquivana y desenfadada. El propio título fue para los entendidos un juego de palabras… Dado que en la época en que se estrenó, era bien sabido que la Cuesta de las Perdices de Madrid era un lugar de encuentro con “señoritas de vida alegre y moral distraída”. De esa forma el título era una ambivalencia, tanto a las conquistas amorosas del señor Lacuesta, como a la Cuesta de las Perdices.
De hecho, fue precisamente este número de ‘los abanicos’, el que Juanma Cifuentes interpretó ayer en el Teatro Quijano, con no pocas dosis de procacidad… Así pues, alegría, romanticismo, ternura, regionalismo, comicidad y un punto de provocación, en un espectáculo tan variado como atractivo en la XIII Gran Gala de Zarzuela. ¡Que se repita!