Lo invertirá en “seguir pintando”, aseguró el artista vencedor, que acaba de terminar una exposición en la madrileña galería Bat Alberto Cornejo, en enero participará en una colectiva en Barcelona y acudirá también con la galería Bat a la Feria de Art Madrid.
Su obra, merecedora del premio más cuantioso entre las más de doscientas participantes en la trigésimo tercera edición del certamen, está inspirada en los paisajes ocres con pequeños cúmulos de árboles que se ven en el estío en el tren de Madrid a Calatayud, resultando al final muy diáfano –recuerda un tanto al Serengueti- porque termina “quitando cosas de la realidad” y quedándose con “lo que es la pintura, el color y la textura” para plasmar las sensaciones de esos cálidos veranos. En realidad, las cosas no se rememoran con exactitud, señaló el artista, que pinta “por fragmentos, por recuerdos”, intentando recuperar “la sensación más que la imagen tal cual”.
“Es más la sensación de esos días enteros que un momento concreto, con esa figura rosa que sería como una piscina de plástico de niños que se ponen en el corral para que chapoteen, de la que al final me quedo sólo con la parte tubular y flota un poco por encima de todo lo demás de alguna manera porque ahí todo vale: la piscina se puede convertir en muchas cosas sobre todo cuando eres pequeño”, describió.
Y las nubes, en medio de la composición, son “esos ratitos a lo mejor que te quedas mirando al cielo sin más desde, por ejemplo, la silla del bar porque no hay casi cobertura y el tiempo pasa muy despacio ahí”.
Realizada la obra con sprays al agua, óleo, lápices de colores y pasteles al óleo, además de en algunas zonas “un poquito de polvo de mármol para darle más textura”, admitió permitirse en la parte técnica “todos los caprichos que se me ocurran y me vayan apeteciendo a nivel estético. Por esto también uso pasteles al óleo para, por encima del óleo, poder dibujar como si fuera un crío pequeño o incluso manchar sencillamente buscando a lo mejor más equilibrio en la composición”.
Esta obra, así como ‘Pedacito de cielo I’ que “es completamente azul, una nube que se rompe”, es una línea paralela de su trabajo principal que son “historias más surrealistas, una especie de jardines muy influenciados por El Bosco y los retablos eclesiásticos, siendo mucho más recargados y llenos de personajes”, indicó Alexander Grahovsky, firma artística de Alejandro Pastor, que adoptó este seudónimo de uno de los nombres del protagonista de la novela ‘Job, una comedia de justicia’, de Robert Heilein.
El concejal de Cultura, Pedro Lozano, destacó el “hipnótico” primer impacto que originó en el Jurado la obra de Grahovsky, una pieza “más complicada” que otras para la lectura general y que “hace referencia a las sensaciones, a las vivencias, a cómo tu esquema mental no dibuja la realidad”, sino cómo se queda con cosas sueltas que incluso se van moviendo. En ese sentido, consideró “súper arriesgado hacer esa pintura de la memoria, no de lo presente”.
Por su parte, el segundo premio, de 6.000 euros, lo recogió el gaditano Miguel Bastante por sus ‘Perros con alas’, dos canes “guerreando” que pudieran ser dragones, inspirados en dos figuras de un friso de un edificio de Sevilla y sobre las que sitúa dos geometrías como un círculo y un triángulo. Como “reflejo de la lucha de la vida” podría entenderse esta obra en la que hay enfrentamiento, rabia e ira, y “luego está la tranquilidad de la geometría, del círculo y el triángulo por encima, que lo asienta y recoge”. En esta obra, a juicio de Lozano, se combina “lo clásico con una ruptura con signos muy esenciales”, proponiendo una reflexión sobre lo pasado y el futuro.
En cuanto al tercer premio, de 4.500 euros, fue a manos del jiennense David Martínez Calderón por su realista ‘Estudio de Paolozzi IX’, óleo sobre lienzo en el que reproduce con precisión un fragmento del estudio del artista del pop-art británico, mostrando, en un cuadro abarrotado y que parece caótico pero en el que a la vez está todo muy ordenado, la importancia de presenciar lo que utiliza el artista -los materiales, herramientas, pruebas y fallos-, pudiendo ser hasta más interesante para apreciar su personalidad la forma de abordar la creación que la propia obra.
Con autores referentes como Antonio López y Eduardo Naranjo, además de clásicos como Velázquez y Goya, Calderón celebrará con alguna cena, para “terminar bien el año, por todo lo alto”, este premio, además de “en seguir trabajando. Tienes que invertir para seguir consiguiendo cosas, seguir creando”.
Respecto al Premio de la Diputación, de 4.000 euros, se lo llevó ‘Smithson vertical’ de la barcelonesa Silvia Martínez Palou, quien trabaja “siempre en fachadas, en un plano sin fugas, descomponiendo el modelo arquitectónico escogido”. En este caso, se trata de un edificio del brutalismo inglés, de Alison y Peter Smithson.
En sus creaciones, descompone el edificio en diferentes capas. La primera, que llama de ‘la vida’, es la que tiene las luces y sombras diferentes “de lo que pasa en las viviendas: que uno enciende una luz, el otro la apaga, uno pone una cortina y otro una persiana, que es lo que diferencia una ventana de otra”.
Encima de esta capa, que es “como más loca”, van las carpinterías que es como una trama por delante que “apaga o unifica en cierta manera la luz”, sirviendo como primer filtro de “lo que es más loco de los usuarios. Después, va una tercera capa que es la estructura, lo que va delante de todo, que son los pilares y las jácenas, los complementos horizontales, los forjados. Y la última ya es la de las sombras que es lo que le da perspectiva y con lo que la obra coge profundidad”.
“Son trabajos muy serenos. Cada obra es como una chimenea, te puedes pasar horas mirando y vas viendo cosas diferentes, pero no te genera intranquilidad. Es muy relajado, diverso e inspirador. Durante el proceso de elaboración, que es largo, ya es así”.
Además de estos premios, se concedieron Medallas de Honor a Almudena Rodríguez por ‘Landscape’, Richard García Rodríguez por ‘Nunca he escuchado el aullido de un lobo’, Patricia Mayoral por ‘En un mundo líquido’ y Gema Lopesino Hernández por ‘Costuras’, y se han seleccionado otras treinta y dos obras para la exposición de la trigésimo tercera edición del Certamen que se puede presenciar en el Museo López-Villaseñor hasta el 2 de febrero.
Junto a Lozano, en la entrega de premios participaron el alcalde, Francisco Cañizares; el teniente de alcalde, Ricardo Chamorro; la concejal del PSOE, Sara Martínez; y la edil de Ciudadanos, Eva María Masías, así como el Pandorgo, Juan Luis Huertas.