Ciudad Real, a diferencia de otras ciudades, apenas requirió la construcción de refugios para los bombardeos aéreos de la Guerra Civil ya que se utilizaron principalmente cuevas y sótanos existentes en las propias viviendas. Hasta un total de 307 cuevas y sótanos aparecen descritas en un documento de agosto de 1936, publicado en ‘El Pueblo Manchego’, con su ubicación concreta de calle y número y propietarios, relación de la que parte la elaboración del libro ‘La ciudad subterránea’, cuya publicación Francisco Alía presentó este miércoles en el antiguo Convento de la Merced.

Se trata de una guía ilustrada, con una amplia documentación fotográfica, sobre esta ciudad en el subsuelo que sirvió de escondite ante los bombardeos que se desarrollaron desde diciembre del 36 hasta mediados del 37. En concreto, se habilitaron como refugios 171 cuevas y 136 sótanos, indicó Alía, que estima que “había muchos más” ya que esta cantidad se corresponde con el 15,5 por ciento de las viviendas de la época. Quizás se eligieron estas 307 a las que se podía acceder libremente como refugios antiaéreos porque “eran las que mejor estaban”, guardaban mejores condiciones de seguridad.
Tan sólo ex profeso se construyó un refugio enfrente de la antigua estación de tren de la calle Ciruela, que luego se derribó en el 39 en cuanto acabó la Guerra Civil, y también se rehabilitó para este fin la cueva sur del Convento de la Merced, que existía desde el siglo XVII.

El libro ‘La ciudad subterránea. Cuevas, sótanos y refugios antiaéreos en Ciudad Real 1936-1939’ se apoya en una relevante labor de investigación en el Archivo de la Delegación Provincial de Cultura a partir de los expedientes administrativos de las construcciones donde se han encontrado cuevas, la mayoría de las cuales se han derruido por las intervenciones urbanísticas, conservándose los informes arqueológicos con material descriptivo y fotográfico, explicó Alía, para resaltar que esta publicación, además de reflejar el uso que tuvieron las cuevas y sótanos en la Guerra Civil, “muestra lo que ha habido en el subsuelo de Ciudad Real durante gran parte de su historia”.
No sólo como refugio para los bombardeos sirvió esta infraestructura subterránea, sino también para esconder desde a desertores hasta alimentos durante la contienda, agregó el autor de una publicación que plantea la realización de una ruta histórico-turística que enlace las cuevas norte y sur del antiguo Convento de la Merced, las tres del Museo Elisa Cendrero, la galería subterránea del Arco del Torreón y la cueva del antiguo Casino.
La alcaldesa, Eva María Masías, el rector de la UCLM, Julián Garde, y el geógrafo Félix Pillet participaron en la puesta de largo del libro, así como el director general de Universidades, Ricardo Cuevas, quien dio la enhorabuena a Alía por este trabajo, el primero de la colección sobre ‘Memoria Democrática’ que impulsa el Gobierno regional con la Universidad castellano-manchega, y que es fruto de un proyecto de investigación científica financiado por el Gobierno regional sobre los vestigios de la Guerra Civil en la Comunidad Autónoma.

Cuevas destacó las aportaciones “inéditas” sobre “la ciudad subterránea que permitía que se mantuviera la vida” en la localidad y el perfil didáctico y ameno de la publicación, con un lenguaje directo y conciso, que se hará llegar a los centros de Secundaria para que los alumnos conozcan “más y mejor la historia de su ciudad y región”.
Sobre la historia de la Guerra Civil “se ha trabajado mucho pero el mérito de este libro” es que saca a la luz cuestiones que hasta la fecha no se conocían como la existencia de esa ciudad en el subsuelo que le ayudaba a funcionar.

También Garde destacó el rigor con el que está elaborado este estudio que difunde y pone en valor un patrimonio desconocido para muchos en el marco del objetivo de la UCLM de transferir conocimientos.

Así mismo, Pillet, que resaltó la preparación de Alía sobre la época descrita, apreció las aportaciones de un libro con valiosos y “muy interesantes elementos para el patrimonio histórico de la ciudad”, mostrando una visión, la de la ciudad subterránea, que estaba “olvidada”.