Edurne Batanero escribe sobre los recuerdos de la infancia como un ejercicio profundo que sirve de puente entre nuestro pasado y nuestro presente. Ganó en 2024 el Premio de Poesía Joven Vaso Roto con ‘Infancia es una fruta’, donde profundiza y ofrece una oportunidad única para profundizar en las experiencias fundamentales que han moldeado su personalidad, valores y cosmovisión.
“Participar en esta práctica reflexiva puede mejorar la autoconciencia y proporcionar comprensión de las motivaciones y emociones subyacentes que guían nuestros comportamientos actuales. Al explorar estos años de formación, las personas pueden comprender mejor sus narrativas personales, lo que conduce al crecimiento y desarrollo personal”, expone Alianza Litterae.
“Además, documentar los recuerdos de la infancia puede ser un proceso terapéutico. Muchos psicólogos abogan por la escritura como una forma de terapia expresiva, donde las personas pueden procesar traumas del pasado o celebrar momentos preciados. Al articular estos recuerdos, las personas a menudo encuentran una sensación de liberación y claridad, lo que les permite afrontar problemas no resueltos y avanzar con un estado emocional más equilibrado. Este acto de escribir puede ser especialmente beneficioso para quienes han tenido infancias difíciles, ya que proporciona un espacio seguro para explorar emociones complejas y promover la sanación”, señala la asociación.
“Además de los beneficios emocionales, reflexionar sobre los recuerdos de la infancia a través de la escritura puede mejorar significativamente las habilidades cognitivas. Implica el uso de la memoria, el pensamiento crítico y la expresión creativa, componentes esenciales del desarrollo cognitivo. Al practicar esta práctica con regularidad, Edurne invita a todos a mejorar su retención de memoria y sus capacidades analíticas. Esto puede ser especialmente beneficioso tanto para estudiantes como para profesionales, ya que fomenta el hábito de la reflexión profunda y el aprendizaje continuo”, agrega Alianza Litterae.
“La joven madrileña, Edurne Batanero, reflexiona sobre los recuerdos de la infancia como una profunda fuente de inspiración para los escritores. Estas experiencias formativas moldean nuestra identidad y pueden ser un tesoro de emociones e imágenes. Recordando, por ejemplo, el primer día de colegio Es un recuerdo común que muchas personas comparten. La anticipación nerviosa, el olor a libros nuevos y la energía vibrante del parque contribuyen a una narrativa vívida que puede conectar con los lectores. Estos recuerdos suelen contener una mezcla de emoción y miedo, lo que los convierte en una rica fuente de profundidad emocional para la narración”, apunta el colectivo literario.
“Otro recuerdo evocador de la infancia podrían ser las vacaciones o viajes familiares Ya sea una visita a la playa, una aventura de campamento en el campo o un viaje a una ciudad bulliciosa, estas experiencias están llenas de detalles sensoriales. El sonido de las olas rompiendo en la orilla, el aroma de los malvaviscos asándose en una fogata o la vista de imponentes edificios pueden servir de telón de fondo para narrativas cautivadoras. Estos recuerdos a menudo resaltan la dinámica familiar, el crecimiento personal y la alegría del descubrimiento, lo que los hace ideales para inspirar la escritura creativa”, sostiene Alianza Litterae.
“Las amistades de la infancia también ofrecen una gran cantidad de material para escritores. El vínculo que se forja a través de secretos compartidos, juegos en el parque o la creación de mundos imaginarios puede evocar emociones intensas. Recordar estas amistades puede revivir la inocencia y la sencillez de la infancia, así como las lecciones aprendidas a través del conflicto y la reconciliación. Estas historias pueden explorar temas como la lealtad, la confianza y la agridulce naturaleza del crecimiento, ofreciendo un rico lienzo para que los escritores exploren y desarrollen”, apunta el colectivo.
Muestra poética de la autora
El verbo materno
Las cuerdas vocales están tejidas
por las manos maternas,
dentro vientre que compartieron
hilvanan la sangre, depositando,
como quien siembra un trozo de pulpa
esperando amapolas
el verbo que se hizo carne.
Late el habla en esa cuerda
se enredan palabras
que nunca quiso aquí la madre,
que la garganta me la diste tú
pero lo que brota es mío,
no puedes cortar los hilos,
ni protegerme
para que no tenga que nombrarlo que ninguna madre quiere.
Dientes de leche
Llámame con un nombre unido a una muy antigua y olvidada ternura (Alejandra Pizarnik)
Revives en este espacio
la ternura que perdemos
al salirnos los dientes,
al poder decir las primeras palabras
cuando solo nos guía la piel
y el conocimiento a través de nuestra boca.
Algún día te presentaré
a la niña que fui.
Algo queda
Hace mucho que no veo luciérnagas,
cuando vuelva al campo, las buscaré
temiendo que se escondan
con su imposibilidad de camuflarse
si no las encuentro miraré al cielo,
sabiendo que las estrellas están a salvo.
Siempre me han dicho que soy buena.
Si todo sigue su cauce natural
la familia que hasta ahora me conoce
/28 años/
no estará cuando yo muera,
yo moriré más tarde
que todas con las que he sido buena ahora.
¿Quién quedará cuando no esté
y dirá ella era buena,
aunque dejó el café sin hacer
para escribir este poema?
Aprender a besar
Mientras crecía
Me preocupaba aprender a besar,
miraba furtivamente a las parejas por la calle,
me detenía ante las escenas de besos,
buscando una técnica,
un manual de movimiento de labios y lenguas,
un porcentaje de humedad
que me dijesen qué hacer con el pintalabios,
besar se aprende besando.
Biografía
Edurne Batanero (Madrid, 1995) ha estudiado artes y trabajo social y la infancia es una etapa vital hacia la cual dirige gran parte de su obra escrita y profesional. Como escritora, ha participado en la residencia literaria de la Plataforma Bajoteja vinculada a lo rural, en el encuentro Voces del Extremo, y ha publicado poemas en la antologíaLa balada del río fresquillo y en revistas como Casapaís, Águila del Cáucaso y Luminaria, entre otras. Realiza activismo y lo considera, como a la literatura, una parte inseparable de sí misma. Su forma de relacionarse con el mundo es leer, involucrarse y escribir.