Los domingos amanecen pronto en los pueblos como Argamasilla de Calatrava. No tardan los parroquianos en darse cita para compartir café y preparar lo que va a ser la agenda de las grandes citas de ese nuevo día, donde uno de los protagonistas será David Almansa que hoy corre al otro lado del mundo. A lo lejos se escuchan las campanas repicar en el viejo campanario; algún coche cruza de norte a sur la carretera que parte el casco histórico, sin un destino preciso para quien lo observa pasar de largo.
No se ve mucha gente a esas primeras horas de una mañana que ya calienta con la fuerza de un verano que quiere abrirse las puertas de par en par, tal vez antes de tiempo. Algunas mujeres pasean peinados trabajados que anticipan comuniones. Nunca es pronto cuando se quiere lucir en los grandes eventos seguramente marchen pensando.
Por las calles aledañas al Ayuntamiento se ven bajar a algunos chavales jóvenes, que peregrinan hacia lo que parece una misma ubicación. Llevan ritmo alegre en sus pasos, lucen algunas enseñas que los delatan como pequeños moteros. Es fácil adivinar que comparten la misma pasión que han aprendido a reflejar gracias a ese chaval del pueblo que se está construyendo como nuevo ídolo.
Al seguir sus pasos, uno se topa con el nuevo centro juvenil, ése que anunció su alcalde en declaraciones a Lanza el pasado mes de febrero y que ya disfrutan centenares de jóvenes rabaneros cada fin de semana. La Play Station está apagada, ninguno de ellos mira hacia el futbolín o hacia cualquier otro de los entretenimientos que cualquier otro día de la semana estaría guardando turno. Esta mañana las miradas sólo se centran en la pantalla gigante sobre la que se proyecta la carrera de David Almansa. Queda poco más de media hora para que dé comienzo, pero los ojos ya no pierden atención de todo lo que ocurre en el circuito.
La narración traspasa la pantalla recorriendo diferentes puntos, encontrando protagonistas que analizan lo que puede pasar. Todo da igual. Todos esperan a que se apaguen las luces del semáforo y se abra gas para ver si este fin de semana toca podium.
David Almansa, el orgullo rabanero
Eugenio Calle, coordinador de Deportes en Ayuntamiento de Argamasilla de Calatrava, es uno de los que ha seguido de cerca la progresión de Almansa. «La primera vez que lo vi encima de una moto fue en una Gala del Deporte. Tenía dos o tres años y ya era espectacular. Subió al escenario con una minimoto y fue impresionante. Se le veían cualidades extraordinarias desde pequeño».
Más allá del talento, destaca, «el motociclismo además de la madera con la que se nace, necesitas esa pizca de suerte para llegar a la élite, donde sólo llegan los mejores del mundo y David ha sabido encontrarla».
Para Argamasilla de Calatrava, reconoce, «es un orgullo tener a un piloto de motos en el Mundial de MotoGp. Que de un pueblo tan pequeño como el nuestro salga un piloto de élite, es muy difícil por todo lo que significa». Para llegar hasta donde se encuentra, expresa, «la familia ha tenido que hacer muchísimos esfuerzos. Han sido muchos viajes, muchas motos. No es fácil aguantar todo lo que acarrea llegar a lo más alto».
Estar cerca de esa cumbre que cualquier piloto puede ponerse como gran objetivo, no le ha hecho a Almansa perder la brújula que indica el norte. «Para nosotros, Almansa no es el piloto que sale por la tele, sino el chico que ha estado aquí en Escuelas Deportivas, que ha estado aquí en el colegio, que ha estado aquí viviendo y que vuelve cada vez que puede».

Cuando lo hace no llega protegido en una de esas burbujas que aíslan de lo real, sino que aparece con la naturalidad de quien encuentra entre su gente el cable que lo sigue conectando a tierra. «Aquí sigue viviendo gran parte de la familia. Su padre tiene el taller de siempre, su tío trabaja en el Ayuntamiento. Te quiero decir, a pesar de ese salto que ha dado su carrera, todo se mantiene como siempre y es lo que le permite seguir progresando con naturalidad».
De hecho, cuando sus pasos se cruzan, de lo que menos se habla es de motos. «Cuando nos vemos, de lo único que no hablamos es de motos, porque entiendo que es de lo que menos le apetece hablar. Aquí viene para estar con sus amigos, para estar con su familia y para disfrutar de su pueblo. No hace muchos nos cruzamos corriendo, y ya te digo que es un chaval que sigue manteniendo el mismo círculo cercano de siempre. No ha cambiado en absoluto».
Un club de fans que traspasa las fronteras rabaneras
Pese a esa normalidad con la que sigue dando pasos en su carrera, lo cierto es que la fama de Almansa sigue creciendo. Solo en Instagram tiene más de 22,8 mil seguidores; sin embargo, es precisamente en Argamasilla de Calatrava donde tiene a sus mayores fans, que hace años decidieron fundar un club de fans que ya supera el medio millar de personas y que cuenta con solicitudes de toda España.
«Somos alrededor de quinientas personas». En la directiva, además de Calle, está la propia familia del piloto y su entrenador personal. «Cuando empezó, le dimos forma al fan club y actualmente, con su paso por Moto3, tenemos gente de toda de España mostrándole su apoyo y su cariño».
Para Eugenio, vecino y amigo del piloto, el techo de Almansa está muy alto. «Si sigue así, con lo joven y el talento que tiene, puede llegar a lo máximo. Yo ya dije que en este Mundial iba a quedar entre los tres primeros. No sé si me tiré a la piscina o no, pero de verdad creo que va a llegar a MotoGP, y luego, ya veremos».
Almansa, el espejo para otros jóvenes rabaneros
Chavales como Hugo, Álvaro, o Carlos, son algunos de los que se fijan en David como referente. Aunque por edad todavía no tienen claro qué quieren ser de mayores, lo cierto, es que ver al piloto codearse con los mejores de todo el mundo, les está permitiendo soñar con hacer cosas grandes como su paisano, porque de alguna forma es el claro ejemplo de que lo que a veces, cuando se sopla con fuerza y se pide un deseo, se acaba cumpliendo.
Confiesa Hugo que en su caso nunca se le ha pasado por la cabeza ser piloto, pero dentro de él está naciendo esa pasión por las motos que puede que sin Almansa nunca hubiese germinado. «Me gustan mucho las motos pero no tanto como para ser piloto». Eso, no impide que cada quince días encienda la tele para ver qué hace su ídolo.

«Suelo ver casi todas las carreras y muchos entrenamientos. Me gusta ver a Almansa porque es muy bueno y porque además es de nuestro pueblo», confiesa. A Álvaro, más pequeño todavía, le pasa algo parecido. «A mí me gustaría tener una moto cuando sea más grande, pero ser piloto es muy difícil», dice mientras esconde otra realidad. «Van muy deprisa y da un poco de miedo, la verdad».
Junto a ellos, tampoco pierde detalle de las carreras Sergio Gijón, concejal de Juventud del Ayuntamiento de Argamasilla de Calatrava. «Para nosotros, Almansa es un orgullo porque desprende valores tan importantes como son el trabajo o la humildad».
Además, destaca el edil, «David es un chico muy arraigado a lo suyos, a nuestra tierra. Lo vemos Abu Dabi o en Thailandia, y unos días más tarde está por nuestras calles con total normalidad, con sus amigos. Es un chaval que no ha perdido de vista sus orígenes, y por encima de lo buen piloto que es, está lo buena persona que es».
Gijón lo tiene claro. «Almansa es un ejemplo para todos nuestros jóvenes, demostrando que, con mucho esfuerzo y con mucho trabajo, se pueden conseguir los sueños y se puede llegar tan lejos como está haciéndolo David».

Una de las claves del éxito del piloto ha sido mantener la humildad a pesar de la velocidad con la que se ha consolidado como uno de los mejores pilotos de Moto3. «Sorprende mucho la humildad y la naturalidad con la que está encajando todo lo que le está pasando. Es fácil que, con su edad y con todo lo que rodea a la fama de un piloto, se pueda perder un poco la cabeza. No debe ser sencillo gestionarlo como lo está haciendo».
Por eso, recalca, «es un chico muy humilde, muy normal, muy amigo de sus amigos, muy de su pueblo. En cuanto no está compitiendo o entrenando, lo tenemos por aquí, sale con su mismo grupo de toda la vida y de verdad creo que eso le está haciendo mucho bien para consolidarse como lo está haciendo».
En esa educación en valores, Sergio hace énfasis en la figura de sus padres. «Yo creo que toda esa educación que le han inculcado, de estar con los suyos, con su gente, de ser uno más del pueblo, viene de casa. Sus padres le han moldeado para que haya aprendido a compaginar las dos facetas, la del piloto que viaja por todo el mundo y está entre los mejores y la del chaval que hace su vida corriente como cualquier otro vecino de Argamasilla».
Almansa es profeta en su tierra
Ver a un piloto del nivel de David Almansa encima de la moto, es una tarea que se complica si no es por la televisión o desplazándose hasta los circuitos que forman parte del calendario internacional de MotoGp. Sin embargo, el rabanero es organizador de diferentes eventos todos los años, en los que comparte con su gente, la pasión por el motor y las dos ruedas.
Gijón, recuerda algunos de esos días. «De vez en cuando, han organizado encuentros, por ejemplo, aquí en el Circuito de Corral de Calatrava, donde también entrena y esos días, se nota que ha ido creciendo la presencia de chavales que de alguna forma quieren emularlo y seguir sus pasos».

Personas de todas las edades reconocen en el municipio su figura. Hablan de él desde la cercanía de quien lo ha visto crecer y que de alguna forma han sido partícipes de una carrera que se ha ido esculpiendo poco a poco. Unos porque han compartido juegos o pupitre; otros porque le han vendido golosinas; otros tantos, porque siguen siendo los mismos vecinos que desde bien pequeño lo vieron encima de una moto.
Por eso, no es raro que cada quince días, cuando se enciende el semáforo verde, se escuche el silencio, se aparquen las conversaciones y los ojos se fijen sobre una pantalla, acompañando cada acelerón, cada adelantamiento y cada una de las trazadas con las que Almansa mira hacia lo más alto.

Son más de cuarenta minutos de carrera en los que no se parpadea, almacenando los detalles que después servirán como conversación. No hay edad cuando se reúnen la pasión y la idolatría. De alguna forma, todo el mundo en Argamasilla ha tenido que aprender algo sobre motos, porque cada dos semanas, cuando corre David Almansa, toca repasar lo que ha hecho su paisano en uno de esos rincones del mundo, que hasta hace poco, eran poco más que un nombre en el atlas y que él los ha hecho cotidianos.