Son escenarios de crueldad, matanza y terror, la cara B del ser humano que nunca debería haber sonado y que documenta el ciudarraleño Álvaro de Lara en fotografías donde un clamoroso silencio grita dolor.
Fría soledad, precisamente de un lugar que en su día estuvo hacinado de prisioneros, transmiten las instantáneas que integran la muestra fotográfica ‘Majdanek’, sobre el campo de concentración situado a tan sólo cuatro kilómetros de la ciudad polaca de Lublin.
Enmarcada esta muestra dentro del ambicioso proyecto de De Lara de “documentar todo lo posible la Segunda Guerra Mundial desde su punto de vista”, a esta exposición la precede la que el autor ciudarrealeño hizo del campo de concentración de Dachau, en Múnich, el primero que crearon los nazis. En esta segunda muestra, su cámara retrata el recorrido por el de Majdanek, donde ocurrieron “una serie de episodios especialmente crueles” y que tiene la particularidad que, a diferencia de la mayoría de los campos de concentración que se situaban escondidos, alejados de localidades o cercados por zonas de exclusión, quedaba a la vista de la población civil de Lublin.
Hasta el 9 de junio en el Aula Cultural Universidad Abierta de la calle Libertad se puede presenciar la muesta ‘Majdanek’, integrada por 52 instantáneas, de las que 32 son digitales y 20 analógicas. En blanco y negro, “porque nos transporta mejor a ese momento”, son casi todas las fotografías de la exposición, excepto dos en color por relevantes detalles como el azul que dejaba en las paredes el gas Ciclón B que se utilizó para exterminar a prisioneros.
Soledad, frío y dolor fue lo que sintió De Lara cuando realizó este trabajo el pasado mes de octubre n Majdanek, un infierno situado casi al lado de una gran ciudad, aunque muchos de los habitantes de Lublin lo desconocieran, indicó el fotógrafo manchego, que busca con estos trabajos mostrar la historia para que “no se nos olvide lo que ocurrió” y horrores como los de los campos de exterminio “no se vuelvan a repetir”.
Su intención no es sólo fotografiar los campos de concentración alemanes, sino también los gulag soviéticos, aunque indicó que a éstos es más difícil el acceso, y para este año tiene previsto viajar, a menos de que sienta que debe ir antes a otra localización, al campo de concentración de Mauthausen, en Austria.