Verano de 2005, un implicado en un accidente de tráfico acude a pedir ayuda al cuartel de la Guardia Civil de Roquetas de Mar (Almería), al cabo de una hora muere en extrañas circunstancias, tras ser reducido por al menos ocho agentes, en presencia del teniente jefe del puesto. Tres años después el Tribunal Supremo dictaminó que su muerte se debió a un ‘delirio agitado’ (explosiva metabolización de alcohol y drogas en el hígado, que le provocó una arritmia), y que las lesiones que le hicieron los guardias para reducirlo ante su fuerte resistencia fueron superficiales.
Tratados como asesinos
Hubo una condena leve, de un año por homicidio imprudente para el jefe del puesto, y de meses por faltas de lesiones solo para tres de los guardias, nada para el calvario personal y el daño a la imagen del cuartel de Roquetas y de la Guardia Civil. “A día de hoy solo tres de ellos siguen en el cuerpo, fueron tratados como criminales, ¡se les llegó a acusar de asesinato!”, explica Antonio Coque, el guardia civil (profesor en la academia de oficiales de El Escorial), que ha elegido este caso para lanzarse a la novela, tras varias publicaciones sobre técnicas de ‘yudo verbal’ e intervención operativa.
El autor fue uno de los peritos de la defensa y ha elegido este caso para contar cómo es el trabajo interno de un guardia civil, “las novelas de Lorenzo Silva [Bevilacqua y Chamorro] están muy bien, es un magnífico escritor, pero hay cosas para un profesional del cuerpo que chirrían”, dice el autor, que presentó ayer en Ciudad Real su primera novela ‘Cabezas de turco’.
Al autor le parece lógico que salten las alarmas ciudadanas cuando alguien que va a pedir ayuda a la Guardia Civil acaba muerto, “pero en este caso los medios criminalizaron desde el primer momento a los agentes, sin conocer los detalles de la intervención”. La política también se metió por medio, “acababa de llegar al Gobierno Rodríguez Zapatero, y ciertos sectores intentaron utilizar el caso para desprestigiar al director de la Guardia Civil de entonces”.
Instrumentalización política
Coque habla con resignación de lo que considera algo cíclico, “la Guardia Civil siempre se ha intentado instrumentalizar de forma política, en todos los periodos de la historia”, en ese contexto sitúa los conflictos recientes del ministerio del Interior con la cúpula del instituto armado, “tal y como está de polarizada la sociedad, en la que las cosas son o blanco o negro, se quiere utilizar a la Guardia Civil para fines políticos, como a lo largo de toda la historia, y tanto por los que están en un lado como en el otro”.
“Cuando Franco nació la Guardia Civil tenía más de medio siglo de historia”
Le molesta que la Guardia Civil se siga asociando al franquismo, “cuando Franco nació, no digo cuando llegó al poder, la Guardia Civil llevaba más de medio siglo de existencia, de hecho intentó desmantelarla, pero se dio cuenta de que era un instrumento fabuloso para sus fines dictatoriales. Tenemos casi 180 años de historia en la que la institución se ha caracterizado por el cumplimiento del ordenamiento jurídico y el servicio al ciudadano”.
Cambios por el ‘caso Roquetas’
Lo único positivo del ‘caso Roquetas’ es que desencadenó un cambio en el sistema formativo en el uso de la fuerza, “antes no se le daba la importancia que requería y a partir de esto se hizo una reestructuración para crear un sistema de intervención operativa policial”. Coque hace hincapié en que “contener a una persona violenta es muy difícil, hay que buscar el equilibrio entre la defensa de las libertades individuales y la seguridad colectiva”.
