Al medio día de este domingo, 3 de febrero, -fecha en la que se celebra su fiesta en Occidente, ya que en Oriente se hace lo propio el día 11 de este mismo mes- con sol y frío recorría el centro de la ciudad la imagen de San Blas, que se venera en la Parroquia de San Pedro, Apóstol, acompañado de cientos de niños y adultos, portando cirios una buena parte de ellos.
Tras la “Misa de niños”, -unos minutos antes de la una de la tarde-, daba comienzo el desfile procesional que abría el estandarte guía, -que luce la imagen del santo-. Tras el sucedían los “castores” y “lobatos” del grupo de scouts “San Pedro”, responsable de la organización del evento religioso, precediendo éstos a la bandera amarilla y blanca de este movimiento católico, escoltados por dos, casi interminables, filas de fieles. Tras ellos, la imagen en trono portado a un hombro por miembros de este colectivo, -los scouts-, que tienen su origen en Austria.
Margaritas blancas y lilium rojo
El obispo de Sebaste, -ciudad de Armenia-, presentaba un exorno floral a base de margaritas blancas, -símbolo de pureza-, y lilium rojo, en recuerdo de su martirio. Ocupaban la presidencia religiosa los sacerdotes Pablo Martín del Burgo, y Luis Arias, acompañados de un grupo de acólitos.
Al filo de las dos de la tarde, después de haber recorrido las calles de General Rey, Ramón y Cajal, Plaza del Pilar, Plaza de Cervantes, Bernardo Mulleras, Plaza Mayor, María Cristina, Calatrava y Paloma, el cortejo retornaba al templo parroquial, en cuyas inmediaciones se habían instalado varios “puestos” en los que se podían adquirir, entre otros deliciosos productos, las típicas caridades de San Blas.
¿Quién fue San Blas?
Este eremita, que pasó una buena parte de su vida en una cueva en el bosque del monte Argeus, -que convirtió en su sede episcopal-, nace en Sivas, Turquía, se supone que hacia mediados del siglo III y fallece, en la misma ciudad, a causa del martirio, en la segunda década del siglo IV, concretamente en el año 316, tras haber sido médico y Obispo de Sebaste.
Es de destacar que no solamente se le venera en la Iglesia Católica, sino también en las Iglesias ortodoxas orientales y hasta en la iglesia apostólica de Armenia, cómo no podía ser de otro modo.
