“Transición es también transacción, transigir para llegar a un acuerdo”, y tanto unos como otros “se dejaron pelos en la gatera”, logrando alumbrar una Constitución como la de 1978 que ha supuesto “un período de paz, libertad y democracia en España que ya dura 44 años nada más y nada menos”, destacó el historiador y ex presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, que echó mano de múltiples episodios históricos ante la cuestión ‘Monarquía o república’ planteada en el antiguo Casino este jueves en una intervención organizada por la Asociación Cultural Oretana.
“En la Transición hubo que transigir y al final fue posible el acuerdo probablemente, con independencia de la buena voluntad de unos y otros, porque ninguna de las dos partes tenía fuerza suficiente para imponerse a la otra. Ni los continuistas del régimen tenían la capacidad suficiente de seguir adelante sin que cambiara nada ni la oposición democrática tenía fuerza suficiente para imponer la ruptura que preconizaba”, con lo que “tuvieron que llegar a un acuerdo”, algo que Vázquez Montalbán definió como “un empate de debilidades”.
“Dentro de muy pocos días vamos a celebrar 44 años de vigencia de la Constitución”, un largo período no precisamente muy habitual en “nuestra historia constitucional seguramente porque la del 78 superó lo que los constitucionalistas han llamado el exclusivismo de partido que fue el defecto con el que se redactaron las constituciones anteriores en España”, apreció Barreda.
Como ejemplo de la inestabilidad durante los siglos XIX y XX, en España hubo hasta siete constituciones y dos más non natas, que no llegaron a publicarse, expuso el conferenciante, que resaltó que la del 78 “fue posible y se aprobó mediante el consenso y es la constitución de todos y no solo de una parte, y por eso sigue vigente”.
A lo largo de su intervención, Barreda trazó un recorrido, no cronológico sino con flash back a distintos períodos, por las experiencias monárquicas y republicanas en la historia de España, en la que hay prolongadas etapas en las que parece que no pasa nada y otras de gran intensidad como el Sexenio Democrático de 1868 a 1874 en el que se derrocó a una reina, se aprobó la Constitución del 69, se buscó a un nuevo rey fuera de España, se proclamó la I República, se enfrentaron las posturas en favor de una república unitaria o federal, se restauró la monarquía y, en un convulso horizonte de disputas, no dejaron de influior la rebelión cantonal, las guerras carlistas y la de Cuba.
Sobre la larga tradición de la monarquía en España, de la feudal a la absolutista, y el cambio propiciado por las revoluciones en Estados Unidos y Francia que sitúan la soberanía nacional en el pueblo y las Cortes que lo representan, de manera que, “en todo caso, el rey reine pero no gobierne”, también habló Barreda, que se detuvo en figuras como el monarca Fernando VII que pasó de ser deseado a felón y el inicio de las guerras carlistas entre los partidarios de volver al antiguo régimen y los liberales, enconamiento que se prolonga durante todo el siglo XIX y principios del XX hasta la II República y la Guerra Civil. Las clases dirigentes azuzaron este conflicto, de ahí la importancia de no incitar al odio y el enfrentamiento, teniendo en cuenta de que en democracia no hay enemigos sino adversarios, apuntó el historiador, que describió las características de las diferentes Cartas Magnas, las cuales duraban muy poco porque eran redactadas por los que en cada momento ostentaban el poder protegiendo especialmente sus intereses.
Entre los largos períodos sin constitución están los cuarenta años del franquismo, con leyes como la de sucesión que propicia la coronación de Juan Carlos I dos días después de la muerte de Franco, alzándose como gran protagonista de la Transición Adolfo Suárez, que sigue la máxima de ir de la ley franquista a la democrática, avanzando hacia una democracia no excluyente. La aprobación de la Ley de Reforma Política, la negociación de Carrillo aceptando la bandera roja y gualda y el no cuestionamiento de la monarquía, la legalización del Partido Comunista un “sabadito de gloria” y el regreso de Tarradellas a Cataluña fueron, así mismo, enumerados en la conferencia de Barreda, que destacó que tras la experiencia de la Guerra Civil y la represión de la dictadura la gente quería “democracia, libertad y Europa”, y cómo los ‘padres’ de la Constitución del 78, en lugar de dirimir de nuevo ‘a tiros’ sus diferencias, apostaron por el entendimiento y el acuerdo con una Carta Magna para y de todos.