El callejón de Polis parte II
“Una noche de primavera sin sueño.”
En el año 1980, tras las conversaciones que estaba manteniendo con un compañero de trabajo de entonces, Julián Ocaña, que pertenecía al grupo de Teatro Popular de Corral de Calatrava y fue uno de sus fundadores, fui vislumbrando la posibilidad de que se representara alguna obra de teatro en nuestro pueblo, mediante un grupo creado en Alcolea.
Tras el apoyo, tanto de él, como el de sus compañeros, que me brindaron su total disposición para todo lo que fuera necesario, por si el proyecto se llevaba a cabo, me dispuse a ello.
El grupo de Corral contaba ya con una trayectoria de trece años, pues en 1973 se estrenaron en las tablas, representando la primera de las obras titulada “La Maricastaña”. Tal y como figura en su página actual de Twitter, desde entonces han pasado cuarenta años, próximamente harán cincuenta y MUCHO TEATRO.
La primera recomendación que pedí a mi compañero, ya que sería el interlocutor ante todo el grupo, fue saber que obra sería la más factible de representar para un grupo amateur. Recomendándome “Una noche de primavera sin sueño” de Enrique Jardiel Poncela, obra que ya ellos habían representado. Al ser la primera obra que nosotros íbamos a representar, garantizaba que llegaría plenamente al público.
Tras facilitarme el texto, que no fue sencillo conseguir, realicé una primera lectura, y otras tantas que vinieron después, para familiarizarme con el libreto.
Fue entonces cuando comenté a un grupo de allegados la posibilidad de que pudiéramos representarla. Entre ellos se encontraban: mi hermano Julián Andrade, los hermanos Puri y Segundo García López y Prado Bermejo. Y así, se fue fraguando la idea con los distintos candidatos.
Si, por aquel entonces éramos jóvenes… Les facilite el texto, procediendo a su lectura y poniéndonos a trabajar sobre la idea.
Bajo esta premisa y tras estudiar los personajes fuimos pensando a quién podríamos hacer partícipes para su representación. Según se lo íbamos exponiendo a los diferentes candidatos, fuimos confirmando su participación, teniendo en cuenta su disponibilidad, ya que requeriría de una gran entrega y muchas horas de trabajo.
Tras la buena aceptación, confirmamos a todos los participantes y definimos el reparto de la obra. Empezamos a trabajar sobre el texto y comenzamos a organizarnos, erigiéndome yo como director, pues iba conociendo plenamente la obra y los distintos personajes.
Lo comunicamos por entonces al Ayuntamiento y a su alcalde Cándido Carretero, pidiendo que se nos cediera un espacio para ensayar. Únicamente de lo que se disponía entonces era del tele club. Comenzamos los ensayos a mediados de marzo. Sin prisa, pero sin pausa, por delante nos esperaba un arduo trabajo…
Lo primero había que darle nombre al grupo, uno de sus componentes apuntó el de “retruécano”. “Ni somos todos los que estamos, ni estamos todos los que somos.” (ejemplo del significado de retruécano.) Así día tras día se fueron realizando los ensayos. Que hubo que trabajar a fondo…
Nos lo pasábamos muy bien, pero también hubo momentos no exentos de tensión y dureza. Por mi parte requería cierta imposición, para que el fruto de todo ese trabajo, resultará el más satisfactorio posible. A principios del mes de julio fuimos vislumbrando el representar y poner en escena la obra.
Con el nombre del grupo definido y el trabajo en marcha, planteamos representar la obra en vísperas de San Roque, concretamente el día trece, pero no martes. Día que se consideró más propio, con el fin de que llegara al mayor número de espectadores posible, ya que la afluencia de visitantes que en estas fechas regresaban era mayor.
Comunicamos al Ayuntamiento, nuestra intención de representar la obra para que nos cediera el antiguo patio de las escuelas, siendo entonces el único espacio propiedad del Ayuntamiento, con entrada a través del campo de fútbol y apto para nuestra representación. Por la amplitud que tenía para dar cabida al público que preveíamos que asistiera y por la época de verano en la que nos encontrábamos.
Se aprobó y así quedó reflejada en el pleno anterior a esta fecha.
El espacio elegido no nos defraudó, llenando el aforo por completo. Recuerdo que el precio que se estableció por entrada, fueron unas veinticinco pesetas, con el fin de tener un remanente para posibles gastos. También lo utilizamos para una invitación, por el esfuerzo realizado, en una fiesta posterior. El resto quedaría como remante para posibles puestas en escena del grupo.
Gracias al grupo de Corral, con el que yo iba comentando nuestros avances y las últimas decisiones, fuimos avanzando en la producción. Nos brindaron todo su apoyo, cediéndonos la estructura de un escenario en el que representar la obra, al igual que su equipo de iluminación. No sabría decir los kilos que podría pesar ese escenario, pero lo recuerdo como si fueran toneladas, por lo pesado que resultó su transporte, montaje, desmontaje y posterior devolución.
Lo montamos los miembros del grupo, según las fuerzas y capacidad de cada uno. Trabajamos mucho y con muchas ganas, todos éramos jóvenes entonces, pero no teníamos las mismas fuerzas. Destacaba en ese momento el más joven de todos, Jesús Miguel Cabañas. Particularmente en algunos momentos me quedaba admirado, del ímpetu y la fuerza de la que disponía.
Gracias a que contamos con la colaboración de Segundo Tapiador y su furgón, para todas las tareas de transporte, carga, descarga y posterior devolución, fue todo más fácil. En todo momento se puso a nuestra disposición y colaboró en las tareas. No quiero pasar por alto mi agradecimiento personal a él en ese momento.
Para la iluminación, contamos con la colaboración de Jaime Bravo y supongo que también ya por entonces, de su hijo Paco. Aún nos quedaban por salvar algunos inconvenientes logísticos, ya no tan arduos o pesados como el del escenario, como por ejemplo el de las sillas, para que el público asistente pudiera estar cómodo y seguir la obra con atención.
No recuerdo muy bien, de donde nos proveímos de todas ellas, si el ayuntamiento nos facilitaría algunas, si quizás alguno de los bares de entonces, como el de José Burgos o Apolinar Ruiz nos las cederían, con el compromiso de su devolución al día siguiente o si tal vez también se trajeron del grupo de Corral, e incluso creo recordar que algunas sillas de las primeras filas nos fueron cedidas por mi tía Victoriana, de las que poseía del antiguo cine.
Por otro lado, quedaba una parte fundamental para la obra, la escenografía del escenario y el atrezo de los actores. Hubo que prever dos ambientes distintos, uno para el primer y segundo acto, que transcurrían en la misma estancia, la alcoba conyugal y otro para el tercero acto, ambientado en el despacho de la casa.
Recuerdo montar las camas individuales, porque considere que en un escenario que no sabíamos cómo iba a ser, sería más factible el acoplarlas y también que dispondríamos de más espacio para la interpretación. El resto de mobiliario, vestuario y atrezo fue aportado por nosotros mismos, con alguna colaboración como la de Cándido Carretero, está vez no en su faceta anterior como alcalde, sino cediéndonos alguna parte de la escenografía.
Y por último contamos con la colaboración de hijos de Dionisio Grande, concesionario de Ford, que patrocinó los gastos de imprenta, los de las entradas y así como el programa de mano donde reflejaba el reparto de los actores de la obra y los que formábamos el equipo técnico.
Después de mucho sacrificio por parte de todos, ensayos y trabajo duro, llegó el día tan esperado de nuestra representación.
El público fue llegando, tras acomodarse y verse nuestras expectativas plenamente cumplidas. Llegó el gran momento… Se abrió el telón. Luces, acción y nervios fuera. ¡Empieza la función!
UNA NOCHE DE PRIMAVERA SIN SUEÑO (Quien la hizo posible.)
ALEJANDRA – PAULA PLAZA
MARIANO – JESÚS MIGUEL CABAÑAS
BERTA – TERESA CÉSPEDES
VALENTIN – JULIÁN ANDRADE
ADELAIDA – MARÍA TERESA PLAZA
LISA – MAGDALENA ANDRADE
GERARDO – FÉLIX APONTE
DONCELLA – PETRI BASTANTE
ABOGADO – SEGUNDO GARCÍA
DIRECCIÓN – FÉLIX ANDRADE PLAZA
Fue tal el éxito que tuvo y lo comentada posteriormente. Que en atención, a que hubo gente que no asistió o no pudo, nos pidieron volver a representarla.
Buscamos un lugar alternativo para ello, pues toda la infraestructura que montamos anteriormente en el recinto del patio de las escuelas, tuvo que ser desmontada.
Se nos ocurrió aprovechar el escenario que Apolinar tenía montado tras las fiestas de San Roque, en el patio de verano. Le pedimos representar allí, lo cual nos cedió gustosamente, volviendo a representar la obra el miércoles día veinte. Una vez terminadas las fiestas. Esta vez, con menos público, pero igualmente agradecido.
Es una pena no contar con un reportaje gráfico más amplio, al que acompañar estas líneas de recuerdos. Por aquel entonces no era tan fácil y se conservan pocas imágenes. Después de tantos años, espero reavivar los recuerdos de aquellos días con estas imágenes que se conservan de la representación.nservan de la representación.
