El investigador de la Universidad de Granada, y profesor de la UNIR, Javier Cantón ha impartido esta mañana una conferencia en un repleto salón de actos de la Escuela Superior de Informática sobre desinformación, verificación de datos y el papel de IA, que como toda tecnología se puede usar para bien o para mal.
Doctor en Ciencias Sociales y máster en Inteligencia Artificial, Cantón ha iniciado la ponencia hablando en primer lugar del concepto de desinformación y cómo ha ido evolucionando en los últimos años, además de explicar cómo una de las ramas del periodismo se dedica a luchar contra la misma a través de la verificación en torno a herramientas como la búsqueda inversa de imágenes y el denominado fact-cheking, aparte de hablar sobre cómo nuevos elementos como la IA amplifican todo el canal de desinformación pero, a su vez, también es una herramienta para luchar contra ella.
Cantón comentaba cómo la verdad y la mentira se mueven en zonas de grises, y a veces no es tan fácil identificarlas por las sutilezas en el lenguaje, por ello lo que se hace actualmente, explicaba, es usar la IA en parte del proceso de la verificación a través de herramientas que ayudan, mejoran y optimizan el tiempo del investigador. Herramientas, incidía, cuyo enfoque final es siempre lo que se denomina ‘Human in the loop’, es decir, “que el ser humano está en el centro de la toma de decisiones y la máquina lo único que hace es aconsejar, ayudarte a tomar esa decisión, pero no la toma por sí misma”.
Este investigador y profesor utilizaba el término de desórdenes de la información en vez de fake news, porque, según señalaba, ha quedado muy denostado y porque en sí mismo el concepto es un oximoron, pues “si es una noticia no puede ser falsa”, explicaba.
Cantón se refería a cómo dentro de esos desórdenes está la desinformación, pero también la información improcedente, que aunque es verídica cuando se lanza a la opinión pública hay un intencionalidad de hacer daño.
Junto a la información improcedente, también destacaba, se encuentra la errónea, en la que no tiene por qué haber una intencionalidad, como cuando compartes el bulo que te ha mandado alguien, aparte de la engañosa, que es la falsa propiamente dicha.
Y como consejo apuntaba a usar siempre la lógica, el sentido común y, sobre todo, ser conscientes de que cuando una noticia nos interpela desde la emoción tenemos que desconfiar. En este sentido, apuntaba cómo tampoco se trata de desconfiar de todo, pero sí dudar y, sobre todo, “ver de dónde procede la información, cuáles son las fuentes y comprobarlas”, uno de los pilares fundamentales en el periodismo.