La fiscal delegada de Menores de Ciudad Real, Carmen López de la Torre, tuerce el gesto cuando se le pregunta si la fiscalía está cada vez más sensibilizada con el consumo de alcohol por menores, como podría parecer por las incoaciones de expedientes a raíz de denuncias que se han hecho públicas (cuatro casos de coma etílico en la pasada feria de Ciudad Real).
“No es que estemos más sensibilizados, lo que ocurre es que existe un desconocimiento de nuestro trabajo en protección de menores. Nos preocupa el consumo de alcohol, como cualquier otro tipo de consumo de sustancias tóxicas, no cumplimiento de horarios, salud mental, abortos, embarazos, etc. La casuística más amplia que podamos imaginar que afecte a la evolución del crecimiento de un menor forma parte de nuestra función de protección”.
Más casos de protección que de reforma
Un ejemplo son los datos de apertura de expedientes de protección: el año pasado se incoaron 400 por absentismo escolar, incumplimiento de normas, embarazos, etc, “con independencia de los casos de desamparo, en los que interviene directamente la Junta de Comunidades”, matiza; mientras que los expedientes de reforma, que se abren a chavales que cometen alguna infracción penal no llegaron a trescientos.
“No somos el lobo”
El dato demuestra el enorme esfuerzo que hace la fiscalía en protección, aunque solo se piense en ella para sancionar a los chavales que delinquen. “Hay veces que se nos ve como el lobo, pero eso pasa por desconocimiento, por no saber lo que hacemos”, recalca la fiscal.
López de la Torre, al frente de la fiscalía de Menores de Ciudad Real desde hace un año, aunque trabaja en una especialidad desde 2007, asegura que los casos de consumo de alcohol por menores (comas etílicos o similares), no han ido a más en la provincia ni son más o menos preocupantes que otras conductas como el abuso de drogas, “todo es preocupante; claro que nos llegan comunicaciones, de chavales de entre 14 o 16 años, la mayoría, de 12 en algún caso muy excepcional, y actuamos”.
Una intervención en beneficio propio
Pero que nadie piense que la fiscalía va a castigar al menor en este supuesto. Su trabajo consiste en hacer un seguimiento específico, en contacto con los servicios sociales, de las circunstancias de esa chico o chica; por qué bebe, si es algo puntual o habitual, y si es necesario se entrevista con su familia. “Se fijan compromisos, se trabaja mucho para concienciar que es una intervención en beneficio propio”.
Violencia filio parental, el principal motivo de internamiento
Los casos de padres y madres maltratados por sus hijos suponen casi un tercio de los expedientes de reforma que abre la Fiscalía de Menores, un fenómeno que sigue ahí desde hace más de una década y que supone la principal causa de internamiento de adolescentes.
López de la Torrre explica por qué y cómo se hace. “La violencia filio paternal conlleva la necesidad de intervenir tanto con el menor infractor, como con la familia que es víctima de su comportamiento. Pero mientras que en la jurisdicción de adultos un maltrato se solventa provisionalmente con una orden de alejamiento, en menores esta medida no se puede imponer, si lo hacemos dejamos al menor en la calle, desprotegido, por eso proponemos medidas de internamiento en un centro por un tiempo, dependiendo de la naturaleza del caso”.
Internar a un chico o una chica que maltrata a sus padres -normalmente en régimen semiabierto-, “supone poder abordar la problemática de una forma conjunta, pero a su vez el menor sigue estando protegido, con el alejamiento el chaval se quedaría en la calle”.
Adicciones detrás de los casos de violencia
¿Por qué hay más adolescentes que pegan a sus padres ahora que hace veinte años? “Generalmente la violencia filio parental se produce por consumo de sustancias, en muchos casos el consumo conlleva exigencia de más dinero y como no lo obtengo empleo la violencia”, señala la fiscal.
La imposibilidad de poner límites
También hay casos asociados a problemas de salud mental, trastornos que afectan a sus comportamientos, “y no siempre es culpa de los menores, vivimos en una sociedad en la que carecemos de normas y de límites, las familias y la educación cada vez son más flexibles, no se dice no al niño, y cuando llega la adolescencia y se quieren imponer esos límites ya es tarde”.
“Necesito que la violencia se denuncie”
En lo que va de año la Fiscalía de Menores de Ciudad Real, que se encarga de investigar los casos de chicos de 14 a 18 años que cometen delitos, ha abierto 150 expedientes de reforma, de los que 40 son de violencia filio parental, lo que da idea de la dimensión del problema.
Pero que lleguen más asuntos a la fiscalía no es malo, al contrario, “a mí me gustaría tener una bolita mágica para saber lo que pasa en cada domicilio, pero no la tengo, necesito que la violencia se denuncie y se diga para poder intervenir”.
La fiscal de Menores comprende que es duro denunciar a un hijo, pero considera que cuanto antes se asuma, mejor, “no hay que buscar culpables, es una cuestión de partir de cero y poner fin a esa situación”.
López de la Tore hace hincapié en la profesionalidad del equipo técnico de la fiscalía, que estudia cada caso con su singularidad, “la imposición de la medida es mucho más amplia: No se separa a las familias porque sí, el internamiento, la terapia y el trabajo conjunto es para que el menor, al final, regrese a su domicilio”.
Más lesiones cometidas por chicas
2019 está siendo un buen año desde el punto de vista de la delincuencia juvenil en Ciudad Real. Los delitos que más cometen los menores de edad son los patrimoniales y las lesiones, en este último caso “más las chicas que los chicos”. Además hay casos, “no graves”, recalca la fiscal, de delitos asociados a las nuevas tecnologías, por lo general insultos en las redes o difusión de fotografías que atentan contra la intimidad y el derecho a la propia imagen, que muchos chicos ni siquiera son conscientes de cometer.