“En España es necesario mejorar los recursos y los medios destinados a atender la salud mental, sobre todo desde el ámbito público”, afirma la psicóloga Catalina Fuster, para quien “resulta evidente que somos uno de los países de Europa que tiene una ratio inferior en cuanto al número de psicólogos por habitante, estando muy por detrás de la media europea en nuestro caso. Y los recursos públicos no pueden atender con la suficiente calidad a las personas que demandan atención psicológica o psiquiátrica”.
La psicóloga, que tiene su gabinete en la capital, reflexiona acerca de la importancia que tiene la salud mental e incide en que “las listas de espera son absolutamente escandalosas y en algunos casos hay muchos procesos que realmente no pueden llevarse a cabo con la calidad y con las garantías que se necesitan, sobre todo cuando es atención terapéutica y ambulatoria que no se requiera de un ingreso o de una intervención en situaciones de urgencia”.
En esta línea recuerda como las competencias en materia de sanidad se encuentran desde hace algunos años transferidas, por lo que son las diferentes comunidades autónomas las que tienen sus propios planes de atención en salud mental, a lo que indica que en Castilla-La Mancha “existe un plan publicado que abarca desde el año 2018 hasta 2025”.
Para la psicóloga, en los últimos meses, con todos los cambios que se han producido en la sociedad a raíz de la pandemia que hizo acto de aparición en 2020, “todos estos planes de atención en salud mental requerirían de alguna revisión, de algún anexo y de nuevos recursos y esfuerzos, los cuales no estuvieron contemplados en el momento en el que se diseñaron porque la realidad ha cambiado y la situación ha dado un vuelco que nadie se esperaba”.
“Algo casi invisible”
Ahondando en la exigencia mental que se da en muchas circunstancias de la vida, y que en muchos casos llegan a ser invisibles, y al hilo de lo que ha sucedido con la gimnasta norteamericana y medallista olímpica, Simone Biles, que abandonó la competición de los Juegos Olímpicos de Tokio por problemas de ansiedad y de salud mental, Fuster pone el énfasis en que “el tema de la salud mental en principio es algo casi invisible. Y en personas que se dedican al mundo del deporte, por ejemplo, parece que se pone la atención únicamente en su capacidad física, en su estructura muscular, en la fuerza, en la resistencia o incluso en la flexibilidad. De esta manera parece que únicamente la atención se fija en los parámetros físicos, cuando en realidad no nos damos cuenta de que los parámetros y la fortaleza mental es una parte tan importante o, a veces incluso más, que las condiciones físicas”.
A este respecto, también reflexiona sobre cómo ha afectado psicológicamente la pandemia originada por la Covid-19 y cómo ha golpeado a las personas. “Trabajo en el ámbito privado y he observado desde las consultas de psicología un incremento impresionante que ha llevado a que, en ocasiones, las cargas de trabajo hayan aumentado de manera sustancial. Esta situación con la pandemia y el confinamiento ha sido sobrevenida, ya que nadie la esperaba. Y ello ha provocado un crecimiento bastante significativo en problemas de ansiedad, de estrés, de depresión, de algunas fobias, e incluso, en algunos casos, se han desatado nuevos trastornos obsesivos-compulsivos. Ese incremento se va a seguir observando en los próximos meses e incluso en los próximos años”.
Por este motivo considera que es necesario “destinar más recursos a la sanidad pública”, y “luego habrá que ver si esos recursos tienen que venir desde el ámbito nacional, es decir, desde el Gobierno central, o si se tienen que gestionar desde el ámbito autonómico”.
Indica en este sentido que las situaciones se tratan de forma diferente dependiendo de las distintas franjas de edad. Desde su punto de vista, “la población adulta a lo mejor lo expresa con síntomas de estrés o de ansiedad, mientras que en la población infantil se manifestará de otra manera, pues habrá niños y niñas muy pequeños que han crecido con unas rutinas y con unos hábitos de convivencia muy diferentes a los de otras épocas. Y eso podrá tener otro tipo de consecuencias psicológicas en su desarrollo que podemos tardar algún tiempo más en verlo o en detectarlo, pero que, sin ninguna duda, van a estar ahí”.
Una de las medidas para poder prestar un mejor servicio podría pasar por incrementar en las distintas ofertas de empleo público el número de plazas destinadas a psicólogos. Para Catalina Fuster “eso requeriría de dotaciones presupuestarias y de modificar muchos servicios de atención, e incluso de incrementar la atención psicológica desde otros ámbitos, además de la sanidad e incluso desde otros servicios sociales o de atención a la familia, porque la pandemia también ha derivado en un cierto incremento en el número de conflictos de pareja y en el de separaciones”.
Para la psicóloga “todos los problemas de salud mental tienden a ser bastante invisibles. Por ejemplo, cuando una persona se hace daño en un sitio físico parece que es más visible que los problemas de salud mental. E incluso a veces se tiende a pensar que la persona que está deprimida es porque quiere estarlo y porque no hace nada para remediarlo, cuando realmente la salud mental y el equilibrio emocional son cosas mucho más complejas”.
Sensibilidad con la salud mental
Hace unos días, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page pidió sensibilidad absoluta con la salud mental, toda vez que la crisis sanitaria está elevando el número de pacientes. A este respecto, y a juicio de Catalina Fuster, los representantes políticos “son los primeros que tienen la responsabilidad y la obligación de normalizar, de defender y de respetar el que se tenga que llevar a cabo esta atención”.