El conocido cirujano Pedro Cavadas asegura que las intervenciones quirúrgicas que realiza a personas desfavorecidas en países del tercer mundo no forman parte “de un parque temático en el que un médico blanco rico va a curar a un negrito pobre”, sino que se trata de un proceso de entendimiento que culmina en “el placer de regalar”.
A su juicio, “la medicina no tiene que ver con la vanidad”, sino con el reto diario “de sentarte en tu consulta y estrujarte la cabeza para intentar mejorar el endiablado problema que te cuente un paciente”.
El especialista en reconstrucción microquirúrgica ha participado este jueves en el acto central de la celebración del centenario del Colegio de Médicos de Ciudad Real, al que ha asistido también la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, y el vicepresidente de la Organización Médica Colegial (OCM), Tomás Cobo.
En declaraciones a los medios, el cirujano con ascendencia ciudarrealeña (sus padres eran de Castellar de Santiago), ha reflexionado sobre su labor de quince años en cooperación humanitaria, una acción “filosóficamente sencilla”, pero con una realidad “muy compleja”.
Quien practicó el primer trasplante completo de cara en España o el de ambas manos en el mundo, tiene sentimientos “agridulces” a la hora valora su trabajo en operaciones a personas de países empobrecidos, porque “la realidad es que no te lo van a agradecer nunca, no entienden por qué vas y probablemente te roben”.
“Si aceptas estas reglas es una actividad muy gratificante al que le encuentras la belleza”, a pesar de “la decepción metafísica que tienes que supera poco a poco”, ha sostenido.
En dichas latitudes donde trabaja, principalmente en países africanos, la concepción de la vida es muy distinta a España, donde la sanidad es gratuita. “Allí, la palabra mágica es gratis porque la sanidad cuesta dinero, y si no lo tienes, te mueres como un perro”.
Acudir en labor humanitaria “es un reclamo para cientos de personas con distintos problemas” en entornos hostiles asume con “entusiasmo y ganas”.
Precisamente, la falta de medios en lugares empobrecidos “no le quita romanticismo” al hecho de salvar vidas o aliviar el sufrimiento. “Si entiendes las condiciones del escenario, significa que has entendido el placer de regalar”, ha comentado, ya que la medicina “es de las pocas profesiones que tiene la enorme fortuna de poder regalar vidas”.
Sobre cómo se enfrenta a operaciones complejas en áreas remotas ha insistido en que los aciertos los ha alcanzado a través de equivocaciones sobre planteamientos iniciales “poco reales”. “Me gustaba África y me lancé a la aventura”, una lógica “garrafal” porque “la cooperación no es aventura”, sino una ayuda “que disfrutas sin esperar nada a cambio”.
Preguntado por los trasplantes de órganos no vitales, ha dicho que los va a retomar, a pesar “de los graves inconvenientes farmacológicos que tienen y los cuidados posteriores que precisan los pacientes”.
Infancia feliz en Castellar
Sobre su ascendente ciudarrealeño, ha recordado una infancia “feliz” en una casa de campo en Castellar de Santiago, “donde me lo pasaba bomba viendo a los animalitos y jugaba a ser Rodríguez de la Fuente, que era lo que quería ser y era mi sueño”.
La última vez que acudió al municipio fue en la inauguración de un centro cultural con su nombre completo, Pedro Cavadas Rodríguez, para “dar un soberano gusto a mi madre”, que reivindicaba que nominara su segundo apellido.
Colofón de lujo
Por su parte, el presidente del Colegio de Médicos, José Molina, se ha mostrado satisfecho por la celebración del centenario que “ha soplado las velas con un colofón de lujo”, en el que “han estado presentes las máximas autoridades”.
Sobre el estado de la medicina en la provincia, ha valorado el cambio “radical” registrado en las últimas décadas desde los tiempos en que los médicos de cabecera “iban con sus fonendos, el aparato de tensión y pocos medios”.
En la actualidad, Ciudad Real, ha celebrado, cuenta con seis hospitales y una completa red de centros de salud, así como desde hace ocho años tiene una facultad de Medicina, cuyos alumnos tienen un vínculo directo con el Hospital General de Ciudad Real.