Cuando el mes de octubre empieza a arrancar las últimas hojas del calendario y los primeros días de noviembre aparecen en el horizonte, son muchos los agricultores de la provincia de Ciudad Real y de Castilla-La Mancha que se disponen a realizar las labores de siembra, un oficio milenario que se ha ido transmitiendo de generación en generación y que durante estos días forma parte del paisaje manchego.
La mayor parte de la sementera (acción y efecto de sembrar) suele hacerse entre octubre y noviembre, si bien puede haber algún ciclo más corto en diciembre e incluso también en enero.
Este año la campaña de siembra se ha visto retrasada unos días como consecuencia de las últimas lluvias caídas en el campo. Pese a ello, el agua acumulada ha sido muy beneficiosa para las labores de siembra, pues la tierra se encuentra con humedad, algo que es fundamental para que haya una buena nascencia, siendo esa la primera parte del desarrollo de un cultivo.
También ha habido otros años en los que prácticamente no ha llovido nada durante el otoño, por lo que muchos agricultores tuvieron que sembrar en seco, una circunstancia que puede hacer que la semilla se quede sin nacer. Por este motivo, el hecho de que este año haya humedad en el campo garantiza una buena nascencia del cultivo.
Por tanto, se espera que la de este año sea una gran campaña de siembra, viéndose reflejado en una buena cosecha, siendo bastante mejor que la del pasado año, que fue calificada como “mala” por parte del sector.
Con la salida de los primeros rayos de sol son muchos los agricultores de la provincia que durante estos días se suben a sus tractores para afrontar una dura pero fructífera jornada de siembra, dentro de una campaña que bien puede extenderse hasta el mes de diciembre o enero, dependiendo de cómo se desarrolle la climatología.
Un claro ejemplo de ello es el del agricultor y cerealista ciudarrealeño Pedro Martínez , que posee unas 650 hectáreas de tierra para cultivar dentro del término municipal de Ciudad Real y alrededores.
Lanza ha querido acompañarle durante una jornada de siembra con el fin de conocer cuáles son los pasos a seguir y qué aspectos hay que tener en cuenta durante el proceso para intentar obtener el mayor rendimiento.
En un día en el que sol comienza a abrirse paso dentro de un cielo manchego que aparece bajo una ligera manta de niebla, y con cerca de 15º C de temperatura, Pedro Martínez espera junto a la finca La Celada para comenzar a trabajar en el campo.
Explica que este año han comenzado a sembrar el 4 de noviembre, al haber tenido que esperar varios días debido a que las lluvias pasadas provocaron que la tierra “estuviese pesada”. Pese a ello, matiza que este pequeño retraso no va a ser un inconveniente pues “todavía queda muchos días para sembrar, por lo que estamos dentro del tiempo estipulado”.
Aclara que las mejores condiciones para que se dé una buena siembra es que “haya humedad”, pues “si hiela no pasa nada, ya que lo único que sucede es que el cultivo tarda más en nacer”.
En cuanto al rendimiento que se espera de la campaña, Martínez, que también es socio de la cooperativa cerealística ‘San Isidro’, señala que “la cosecha de este año ha ido fenomenal, mientras que el año pasado fue un desastre, sobre todo por la climatología. De hecho, hubo parcelas que no se llegaron a segar, teniendo ya todo el gasto hecho”.
Conviene recordar que los cultivos de secano predominantes en la provincia de Ciudad Real suelen ser el trigo, la cebada, la avena y el centeno, si bien en los últimos años se están sembrando otros productos, como por ejemplo el maíz.
Martínez, que a su vez es el presidente local de Asaja Ciudad Real y que lleva cerca de 50 años dedicándose al campo, comenta que su jornada laboral durante un día de siembra suele comenzar a eso de las 07,30 horas, momento en el que se levanta para ir hasta el campo y empezar con las labores de siembra, una tarea que bien puede durar hasta las 18,30 o las 20,00 horas, dependiendo del día y de las necesidades.
Dentro lo que él considera como una buena jornada, indica que “si se siembran entre unas 20 o 25 hectáreas diarias nos damos por satisfechos”.
Durante estos primeros días de noviembre Pedro, junto a otras tres personas, entre las que se encuentra su hijo, ha comenzado a sembrar trigo para posteriormente continuar con la siembra de la cebada, colza y guisantes. Puede que este año también siembren camelina, que suele ser un cultivo bastante rentable dentro de los cultivos de secano.
Explica que las últimas lluvias que han caído en el campo han hecho que la tierra se encuentre en unas condiciones óptimas para poder sembrar. A este respecto añade que lo primero que hay que hacer antes de sembrar es labrar la tierra para posteriormente echar el abono y enterrarlo para acto seguido sembrar el cultivo, rular y posteriormente echar herbicida para que la hierba no nazca.
Situación del campo
Preguntado sobre la situación que atraviesa el campo, Pedro Martínez denuncia unos “precios muy bajos” que tienen los cereales en la actualidad, matizando que “la situación no es buena, pues, aparte de los precios, los agricultores tenemos que hacer frente a productos que vienen de otros países, como por ejemplo los africanos, contra los que no podemos competir en cuestiones como el precio”.
También afea la excesiva burocracia que tienen que soportar los agricultores europeos, entre ellos los españoles, así como algunas de las medidas incluidas dentro de la nueva PAC, pues “entre otras cuestiones, nos exigen información de todo lo que tenemos que hacer como el día que echamos el abono, el día que sembramos y el día que cosechamos, a la vez que nos obligan a cultivar determinados productos. Por tanto, hay veces que no podemos sembrar lo que queremos”.
Natural de Ciudad Real, Pedro, que heredó el oficio y el amor por el campo de su padre, confiesa como con el paso del tiempo la actividad de la siembra ha ido evolucionando especialmente en lo que a “la maquinaria se refiere”, añadiendo que “cuanta más mecanización hay, más mano de obra que se pierde”.
“Ahora los tractores llevan GPS incorporado y el tractorista prácticamente solo tiene que usar el volante para volver, pues el tractor ya sabe por dónde tiene que ir”.
En este punto vuelve a insistir como la situación del campo “no es buena”, pues “estamos ante una agricultura envejecida, sin gente joven y sin ganas de querer venir al campo. Ahora mismo la mayoría de los jóvenes que se incorporan a la agricultura es porque no tienen otro sitio a donde ir, circunstancia que complica sobremanera el relevo generacional”.