La prestigiosa neurocientífica Mara Dierssen es una apasionada del cerebro y sus conexiones, un complejo neuronal “mucho más potente que cualquier equipo informático de última generación”, que la investigadora lleva años diseccionando y observando, a través de sus proyectos en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona.
El cerebro es la máquina más eficiente en la transmisión e interpretación de información, y el más sostenible en términos energéticos. Según la docente, cuenta con 86.000 millones de células –cada una con entre un millar y 10.000 contactos (sinapsis)- y, de manera intuitiva, procesa y transmite datos “30 veces más rápido que el ordenador con más capacidad”.
Esta estructura le ha valido a Dierssen para hablar en Ciudad Real, dentro de la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, de ‘Neurociencia: hackers del cerebro’, dado que, en este bosquejo, los entramados celulares encargados de la transmisión de la información conforman, ha explicado, otro mundo emocionante y valioso, a tenor de las cualificadas aportaciones que ofrecen a los avances biomédicos.
Se trata de la quinta revolución, la neurocientífica, centrada en analizar y “comprender” las conexiones cerebrales en el bosque de millones de árboles (dixit Ramón y Cajal) y su interacción con las máquinas, en su caso con un dispositivo crado en su laboratorio para hackear el cerebro.
Dierssen ha dado a conocer algunas de las claves de este proyecto, desarrollado por el grupo de Neurobiología Celular y de Sistemas que dirige, en base a las interfaces cerebro-máquina que posibilitan interpretar la información codificada cerebral para poder manejar una máquina con la mente.
“Intentamos interpretar y entender la actividad bioeléctrica cerebral que se organiza en forma de un lenguaje, para que las personas con parálisis cerebral puedan manejar ordenadores, sistemas telemáticos o comunicarse”.