La sección segunda de la Audiencia Provincial de Ciudad Real ha condenado a veinticuatro años de cárcel -doce por cada delito continuado de agresión sexual- a P.R.R., el vecino de Ciudad Real de 57 años acusado de agredir sexualmente durante nueve años a dos sobrinas menores de edad, tuteladas por la Junta de Comunidades, a las que acogieron cuando fueron declaradas en desamparo.
Las niñas, ahora veinteañeras, tenían 7 y 10 años cuando empezaron a convivir con su tía carnal (hermana de su madre), el tío y dos primas mayores de edad. La Audiencia considera probado que al poco, en el año 2010, empezaron las agresiones sexuales que las niñas llegaron a normalizar hasta que una de ellas, la mayor, lo denunció en el año 2019.
La sala da plena credibilidad al testimonio de las menores que en el juicio volvieron a ser claras sobre lo que denunciaron en su momento y da por probado que las agresiones sexuales consistieron, “en tocamientos, penetración anal, penetración vaginal, masturbaciones mutuas y tocamientos por la zona genital, glúteos y pecho en el caso de B [una de las niñas]; y obligarle a realizarle masturbaciones y felaciones, así como en tocamientos tanto de la zona genital, como del pecho y nalgas en el caso de C.”
Del juego al chantaje emocional
Se considera probado que el acusado, que insiste en su inocencia, obtenía la colaboración de las chicas mediante engaños, o bien decía que era un juego, o les hacía chantaje emocional, como “un favor” por lo que él hacía por ellas.
El tribunal condena también al tío a indemnizar con 170.000 euros (85.000 a cada una) a la menores por los daños morales y absuelven al Gobierno de Castilla-La Mancha, tutor legal de las menores de la responsabilidad civil por no haber detectado algo extraño en esta familia de acogida, pese a los seguimientos.
La sentencia, que se ha notificado este jueves a las partes, todavía no es firme. Se da la circunstancia de que este asunto se sobreseyó en un primer momento, en año 2019 y la fiscalía no lo recurrió, fue la abogada de una de las menores la que consiguió reabrirlo en 2020 hasta el juicio que se celebró a mediados de este mes de enero en tres sesiones.
Las menores, ahora jóvenes de 21 y 23 años, han roto toda relación con su familia -con la biológica a los 7 y 10 años, cuando las declararon en desamparo-, y con los tíos que las acogieron y sus primas, que apoyan al acusado, a raíz de la denuncia.
Había prueba para condenar
“Lo único que han hecho estas niñas es perder, su única ganancia es que haga justicia; no quieren nada más, es lo único que les queda”, explicó a Lanza al final del juicio Gabriel Pineño, que ejerce la acusación particular en nombre de la hermana más pequeña. Por su parte Francisco Víctor, el abogado defensor, insistió en el juicio en que no había caso y que el relato de las menores era “inverosímil”, también remarcó que la misma denuncia se sobreseyó en un primer momento