El juzgado de lo Penal número 3 de Ciudad Real ha condenado a los dueños de dos bares con terraza de las inmediaciones del hospital, la cafetería De María’s y el bar terraza Los Faroles –uno al lado del otro-, a penas de dos años de cárcel, un año de multa (10 euros al día) y un año y tres meses de inhabilitación para la hostelería, como autores de un delito contra el medio ambiente y los recursos naturales por ruidos, en concurso con cinco de lesiones leves.
La titular del juzgado considera responsable a los dueños de los trastornos (ansiedad, estado de ánimo depresivo y dolor de cabeza crónico) que sufrieron cinco vecinos del bloque de viviendas situado justo encima de los locales, a los que además deberán indemnizar con 58.000 euros por daños morales, según recoge la sentencia que se acaba de notificar a las partes. El fallo todavía no es firme, cabe recurso en segunda instancia ante la Audiencia Provincial de Ciudad Real.
Una sentencia “durísima”
“Se trata de una sentencia durísima, que no esperábamos para nada por las pruebas de parte que se vieron en el juicio y que, tal y como se ha fundamentado, crea una inseguridad jurídica a todos aquellos complejos hosteleros que tengan terrazas autorizadas en la capital”, afirma Francisco Víctor, el abogado de los denunciados, que ya preparan el recurso ante la Audiencia.
Importante precedente para otras zonas
Jesús Barroso, el letrado de los vecinos denunciantes del bufete Díaz de Mera, incide por su parte en el “importante precedente que se abre y que puede servir de base para los graves problemas que padecen otras zonas de Ciudad Real por ruidos, además de una llamada de atención a la Corporación y la Policía Local”, ha señalado en declaraciones a Lanza.
Dejación de funciones municipales
La sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, además de dar la razón a los demandantes dedica un párrafo al Ayuntamiento de Ciudad Real por dejación de funciones: “Los acusados disfrutaban de una Policía benevolente y un Ayuntamiento que los protegía o, al menos, no agotó las posibilidades que sus competencias le otorgaban para evitar las molestias”, argumenta la jueza.
Tras varias denuncias administrativas previas a la apertura de ambos negocios (a partir de 2012), los perjudicados más afectados por el ruido nocturno de las terrazas emprendieron la vía penal en el año 2014, que ha fructificado en esta sentencia que los denunciados esperan tumbar (uno de ellos ya traspasó el negocio que heredó de su padre).
Francisco Víctor hace hincapié en la poca base del fallo, “los hechos probados recogen solo seis mediciones de ruidos entre los años 2012 y 2020 y un informe particular de una psiquiatra ya fallecida, que ni siquiera estuvo en el juicio, que parece hecho a medida de todos los denunciantes”..
Multas por algunas mesas de más
Víctor no entiende que locales que ni siquiera han sido propuestos para cierre sean condenados de esta forma. “En los años de las denuncias se han levando varias actas que han derivado en multas de no más de cien euros por poner algunas mesas demás, eso es todo”, dice.
Ruidos continuados en el tiempo
La sentencia recoge que a consecuencia de los “ruidos constantes y continuados en el tiempo, ocasionados en horario nocturno, incumpliendo la normativa administrativa en materia de ruidos”, a los cinco denunciantes se les ocasionaron trastornos del tipo “ansiedad y estado anímico bajo de carácter crónico”. Uno de los denunciantes, que se cambió de vivienda, sufrió “dolores de cabeza frecuentes y alteraciones del sueño” (se recuperó cuando se fue a vivir a Madrid).