Roma luchaba con todas sus fuerzas contra “la verdadera muerte, el olvido”, resaltó la profesora de Historia Antigua en la Facultad de Letras, Carmen Delia Gregorio Navarro, que ofreció este jueves un interesante recorrido explicativo en el Museo de Ciudad Real siguiendo el rastro de epitafios de mujeres romanas de Hispania en Ciudad Real.
Además de las inscripciones que aportan información sobre la persona fallecida y la individualizan, buena parte en abreviaturas, el material del que están hechos estos recordatorios dice mucho de su estatus económico-social, comentó Gregorio Navarro, que ofreció información sobre cuáles eran los papeles que se les solían asignar a las mujeres en la época romana.

El recorrido por los monumentos funerarios que se dedicaron a estas mujeres en su última honra comenzó con el de Carcalia, hallado en Corral de Calatrava y datado de entre los siglos I y III después de Cristo. Elaborado en piedra de arenisca, habla de una joven que falleció a los 16 años y, pese a su sencillez, destaca el orden y armonía visual con un pequeño marco que rodea el campo epigráfico.
El siguiente es el de Fortunata, localizado en Laminium, en Alhambra, y de la primera mitad del siglo I, siendo el único de todos los enterramientos de esta necrópolis íbero-romana que apareció dentro de una cista, un gran caja de piedra junto a un ungüentario de vidrio azul.

El tercero es el de la liberta Victoria, encontrado en Chillón, realizado en piedra de basalto, que indica la edad al fallecer de la difunta, sesenta años, y su clase social, además de exponer la trágica causa de muerte, ya que indica que fue asesinada, crimen que pudiera estar relacionado con su clase social o por violencia de género, comentó la historiadora, que recordó, en este sentido, el epitafio del siglo II después de Cristo hallado en Lugdunum, actual Lyon, de Julia Mayana, el cual expone que murió por “la cruelísima mano de su marido después de 28 años de matrimonio”.
El recorrido por estos epitafios de hace dos milenios culminó con el de Vibia Calista, hallado en Valdepeñas y que incluye el nombre de la persona que se lo dedica, su hija Vibia Threpte, quien se encargó de sufragar su realización con su propio dinero. “Aunque es una placa pequeña, es de mármol, el campo epigráfico con las líneas de redacción está muy bien ordenado, hay armonía visual intencionada, con un frontón triangular en la parte superior, lo que hace pensar que se trataba de una mujer de una buena capacidad socioeconómica, posiblemente liberta o descendiente de personas libertas.

“Son cuatro recordatorios fúnebres que nos trasladan a la Roma antigua y nos vinculan directamente con la vida cotidiana” a partir de los nombres de unas mujeres que vivieron hace dos mil años aquí, apuntó la historiadora, cuya visita guiada se enmarcó dentro de los actos organizados para celebrar el Día Internacional de los Museos.