Las estrategias interactivas y los contenidos audiovisuales “funcionan”, reportan buenos resultados, a la hora de impulsar proyectos editoriales como los del cómic, destaca Daniel Benchimol, director de la empresa ‘Proyecto 451’, con sede en Buenos Aires, que atiende al “sector editorial en América Latina y España en relación con los temas vinculados con la transformación digital como son el márketing y visibilidad pero también con lo que tiene que ver con el libro digital y las posibilidades de distribuir los contenidos en otras modalidades como el audiolibro”.
Benchimol, de origen sefardí, interviene este sábado en las II Jornadas Profesionales del Cómic-84 Ideas que se celebran en el Museo del Quijote, donde explicará “estrategias e ideas para tratar de hacer que los editores sean más visibles en la red y sus contenidos lleguen a los lectores”.
En general, hay dos grandes caminos, uno tiene que ver con la publicidad digital invirtiendo dinero en Facebook, Google o Instagram para poder llegar de una manera muy precisa a los potenciales lectores del mundo del cómic; y, por otro lado, está “lo que tiene que ver con el trabajo y gestión cotidiana de las comunidades y audiencias en las redes sociales, cómo tratar de atraer las del mundo del cómic en específico y también cómo llegar a públicos más masivos, que no están tan cercanos pero que, si prueban y les gusta ese cómic, van a ingresar a ese universo”.
“La publicidad digital es uno de los escenarios más interesantes porque estamos en un contexto con una enorme cantidad de contenido digital. Cada individuo genera contenidos para las redes sociales, al igual que las empresas y marcas, y casi que es obligado para un proyecto de cualquier índole y mucho más un proyecto editorial pensar dentro de su presupuesto de comunicación en una pauta de publicidad”.
Esto implica invertir, por ejemplo, en Facebook o Instagram, siendo “inversiones de dinero que suelen ser muy acotadas. A veces con cien o ciento cincuenta euros ya podemos empezar a generar algo de ruido y algo interesante y podemos llegar, no sólo de una manera muy masiva y aleatoria, sino muy precisa, porque justamente lo que nos dan las redes sociales es lo que a veces denigramos o cuestionamos que es la información que toman de nosotros de lo que hacemos y no, lo que nos gusta o no, y que, desde la perspectiva de una empresa o proyecto editorial podemos tomar para ejecutar campañas de publicidad”.
De esta manera, ejemplificó Benchimol, podemos llegar específicamente a las personas que les interesa el mundo del manga o de Marvel para que sepan que también hay “un cómic español muy interesante”.
Con una trayectoria de más de veinte años en la industria del libro y una empresa que este año cumple su décimo aniversario, Benchimol destaca que una de las principales claves es no olvidar que al otro lado hay personas y “todo lo que promueve la interacción, participación y relación” hace que tanto un anuncio publicitario como una acción no publicitaria “funcione y tenga más efecto”, en el sentido que “no sólo vean un mensaje, sino que participen y esto les lleve a un interés por la obra y querer comprarla”.
“Todo aquello que pueda despertar alguna suerte de interacción es lo que más funciona, como, por ejemplo, mostrar alguna parte de un cómic y proponer que los propios lectores definan cómo va a ser el final de esa historia, le pongan un nombre a un personaje o traten de deducir qué es lo que va a pasar después de lo que ocurra en tres o cuatro eventos”. Genera grandes efectos “cualquier cosa que dispare el debate, la conversación y la interacción entre las personas”.
Así mismo, “estamos hoy en el terreno del vídeo” y cualquier pieza que no sea audiovisual tiene más ‘papeletas’ de perderse. “Un vídeo del autor o ilustrador contando cómo se trabajó o de qué trata esa historia es mucho más potente y atractivo que una simple imagen y un texto”. Aunque se trate de un vídeo casero y artesanal, sin ser una gran producción, atrae y conquista mucho más la atención que otros formatos.
Eso sí, agrega Benchimol, el objetivo esencial en un proyecto editorial que quiere irse desarrollando y creciendo tiene que ver con tratar de ir haciéndose visible y conocido progresivamente, entendiendo que es “un camino de largo plazo, de largo aliento. Hay que pensar en mediano y largo plazo, volcar trabajo, contenido y tratar de armar y atraer comunidades”.
Se trata de una carrera de resistencia, de mucho esfuerzo y dedicación sabiendo que los resultados no vienen mañana y que hay que invertir y esperar a largo plazo que den resultado, teniendo en cuenta de que “esto abre unas posibilidades enormes”, posibilita que “un cómic español no sólo sea más visible en España sino en toda América Latina, que rápidamente a través de las redes sea conocido en cualquier lugar donde se hable español”.