El trabajo de un maestro, de una maestra, es mucho más que dar una clase y atender los alumnos que en ella conviven. Hay una gran cantidad de faenas dentro y fuera del aula y del centro escolar que parecen ser invisibles a los ojos de la sociedad y de sus administradores educativos. El artículo 91 de la LOE propone hasta doce funciones que el profesorado debe llevar a cabo en el ejercicio de su actividad, son -entre otras-, las siguientes:
programar la enseñanza de áreas, materias y módulos; evaluar el proceso de aprendizaje del alumnado y los procesos de enseñanza; tutorizar alumnos, dirigir y orientar su aprendizaje; orientar educativa, académica y profesionalmente; atender al desarrollo intelectual, afectivo, psicomotriz, social y moral del alumnado; organizar actividades complementarias, dentro o fuera del recinto educativo; informar a las familias sobre el proceso de aprendizaje de sus hijos e hijas; coordinar actividades docentes, de gestión y de dirección que les sean encomendadas; investigar, experimentar y mejorar los procesos de enseñanza; etc.
La mayoría de estas funciones llevan consigo varias tareas, algunas de ellas muy complejas que exigen una especial preparación para llevarlas a cabo en beneficio del alumnado, y todos estos quehaceres y muchos más que no se citan, a partir de esta semana se van a hacer gratis total, con la puesta en práctica del programa de formación en el aula, lo que demuestra el poco aprecio que los administradores educativos con su Consejero Marcial Marín a la cabeza, tienen del trabajo que realizan los docentes. Vivimos tiempos compulsos, en los que el desprestigio de la profesión docente en Castilla La Mancha está alcanzando cotas jamás pensadas antes. Se menosprecia la formación que las Facultades de Educación están impartiendo, cuando se sacan de la manga estas “prácticas”, como si las realizadas durante la carrera no tuvieran ninguna validez. Le debo recordar al señor Consejero que las prácticas que en este momento se están haciendo en los cursos 3º y 4º de los Grados de Infantil y Primaria, se realizan, en los mismos centros docentes y bajo la tutoría y supervisión de profesores Licenciados y Doctores de nuestra Universidad.
Se desprecia el trabajo de los docentes cuando se afirma que se van a contabilizar créditos de formación, -es evidente que sin validez académica al no estar validados por la Universidad-, pero sin especificar cuántos, ni qué peso concreto van a tener en el baremo de méritos de las futuras oposiciones, lo único que sabemos es que no van a poder ser utilizados como mérito por servicios prestados en las futuras oposiciones.
Todas las medidas tomadas hasta hoy por la Consejería de Educación lo único que han hecho es empobrecer nuestros centros docentes y desprestigiar a los que en ellos trabajan, sólo han traído a nuestra aulas recortes, intervención y controles, como si los profesores en los últimos años no hubieran ejercido con suficiente ética y profesionalidad, es decir, como si en los últimos años hubieran actuado con irresponsabilidad, y ahora todos son sospechosos de ineficacia.
Así las cosas, el malestar docente está creciendo en el seno de los centros educativos, muchos afirman tener ganas de tirar la toalla, de jubilarse, de renunciar a ejercer la labor más enriquecedora del mundo para la sociedad del futuro, para no formar parte, ni colaborar con medidas como ésta.
Teníamos una red de centros de formación del profesorado envidiable que los actuales administradores educativos eliminaron sin explicar por qué, y ahora ignorando que la formación inicial es responsabilidad de la Universidad y obviando que la formación permanente es un derecho y un deber de los docentes, sustituyen a los antiguos asesores haciendo que cualquier maestro en ejercicio sea tutor y evaluador de sus compañeros de formación en el aula.
Solamente desde la ignorancia o el desprecio a lo que los maestros hacen puede entenderse que propongan que el más digno de los trabajos, aquel que hace más por el futuro y la mejora de la sociedad Castellano-Manchega, se efectúe de forma gratuita. Con medidas como ésta solo se puede lograr el descrédito de los que trabajan en la escuela, a lo que hay que sumar el deterioro que están sufriendo en todo lo que conlleva la educación.
Para evitar que se haga realidad aquel dicho de que “pasas más hambre que un maestro de escuela”, confío en que esta Administración Educativa sea capaz de ver la importancia para el futuro de los individuos y de los pueblos, de la tarea de EDUCAR, con mayúsculas.
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