Fue uno de los tres de la capital regional que completó la etapa hasta Ciudad Real, donde se concentraron hasta dieciséis de estos vehículos, de la Vuelta a España en Seat 600. Le entregaron el testigo de la Vuelta a Rafael Culebra, presidente del club ‘Seiscientos y Clásicos de Ciudad Real’, así como una placa de recuerdo, mientras que al concejal de Obras y Mantenimiento, Miguel Hervás, le obsequiaron con una camiseta del trayecto de estos emblemáticos vehículos por todo el país.
“Es una alegría y un orgullo” ver cómo estos vehículos antiguos y clásicos, que marcaron toda una época, están recorriendo el país, les indicó Hervás, que les dio la bienvenida y les animó a que no pierdan las ganas de “seguir sacando los coches y con estas iniciativas porque son muy bonitas”.
El teniente de alcalde, Ricardo Chamorro, y la concejal de Educación e Igualdad, María José Escobedo, también asistieron al encuentro en la Plaza Mayor de estos coches de un valor emocional para sus conductores “incalculable”. Fue donde “dimos el primer achuchón, el primero con el que viajamos de vacaciones”, comentó Culebra. “El primer coche que tuvimos nada más cumplir dieciocho años con el carné de conducir recién sacado, con lo que imagínate el amor que le tenemos”, agregó Ruiz García.
“Es un coche que es historia pura de España y de mi familia”, apreció Magín Lapuerta, que acudió con el más antiguo, del año 62, con lo que tiene precisamente sesenta y dos años de antigüedad: un 600 básico con las bisagras de las puertas al revés, en la parte delantera, por lo que le llamaban el ‘mirabragas’ al ser lo que se solía ver al salir la persona del asiento del acompañante y que, a nivel de diseño, era un peligro porque si se abría en marcha podía ‘volar’, romperse la puerta.
“Era de mi abuelo, le tenía mucho aprecio, lo heredó mi padre y luego me lo quedé yo”, comentó Lapuerta, castellonés residente en Ciudad Real, que se lo trajo desde Castellón “evitando autopistas. Tardé doce horas, pero el coche se portó de maravilla”.
“Había otros coches antes pero todos eran muy exclusivos”. Fue el 600 el primero que fue accesible para muchas familias, que se metían al completo en el vehículo, y se popularizó en los años sesenta y setenta. “Se empezó a comprar y cambió la sociedad española en aquella época”, relató Lapuerta, que recordó cómo en este coche de su abuelo “nos metíamos los cinco hermanos”, la mujer que les cuidaba y sus padres.
La velocidad máxima que coge es “ochenta en las cuestas abajo y cincuenta para arriba”, calculó Lapuerta, que indicó, respecto a su mantenimiento, que “son coches muy sencillos, tienen una mecánica muy simple. Lo que pasa que como es muy viejo de vez en cuando falla algo, pero se encuentran piezas porque había muchísimos en España y todavía hay tiendas especializadas en 600 como en Valencia y Madrid”.
Hasta cestas para las merenderas, botijo y caña de pescar lució en la baca uno de los 600 participantes de esta etapa de la Vuelta a España, que se inició en Extremadura y cuyo próximo destino será Albacete.