A mediados de julio de 2016 Villamanrique (1.083 habitantes), en el Campo de Montiel, celebraba la romería de San Cristóbal en un fin de semana. Un grupo de delincuencia organizada con contactos comerciales con la almazara aprovechó las fiestas para robar 150.000 litros de aceite, valiéndose de que la pequeña cooperativa estaba cerrada y todo el pueblo de fiesta. En dos noches se llevaron todo el aceite que cargaron en vehículos cisterna camuflados.
Aquel robo permitió a la Guardia Civil desmantelar un grupo criminal organizado, con vínculos en Portugal, y las provincias de Córdoba y Jaén; detener a ocho personas, y recuperar 310.000 litros de aceite robado, dentro de la operación ‘Villoleo’, la más importante en las que ha participado el equipo Roca (Robos en el Campo) de la Guardia Civil de la compañía de Valdepeñas.
El guardia civil Daniel -omite el apellido por seguridad-, jefe actual del equipo Roca de Valdepeñas, recuerda esta operación como la más importante, laboriosa y compleja de las investigadas por su grupo, formado ahora por cuatro agentes, a los que se suman los cinco del equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de esa compañía, que trabajan en coordinación con el Roca cuando la investigación lo requiere.
‘Villoleo’ fue el primer gran éxito de un equipo al que no le falta trabajo para atender lo mejor que pueden los robos en un radio de acción extenso: 439.664 hectáreas, incluidas unas 48.000 de olivar, la mayoría en el vasto Campo de Montiel, dentro de esa demarcación.
Eso sucedió a los tres años de crearse los grupos Roca, que lograron su objetivo inicial: desactivar el chorreo de robo de cobre. Una década después los hurtos y robos no cesan, pero sin llegar a los extremos de aquellos primeros años en los que el cobre era el gran botín y las bandas organizadas campaban por todo el país. Los equipos Roca y medidas centradas en las empresas que comerciaban con ese material han logrado reducir ese tipo delictivo concreto, del resto no falta. Aunque según reconoce el responsable del equipo Roca de Valdepeñas “va por rachas”.
Centrados ahora en la campaña de aceituna, próxima al final, explican que no ha sido tan mala como se preveía en los inicios por el precio desorbitado del aceite. “Los agricultores nos cuentan que este año hay poca cosecha, una de las razones de la subida del precio”.

“En noviembre y diciembre estuvimos relativamente tranquilos, pero en enero hemos visto un claro repunte de hurtos de aceituna que estamos investigando”.
El agente cuenta que cada vez hay más concienciación entre los agricultores de los riegos a los que se exponen sus explotaciones agrícolas o ganaderas; “aún así, recibimos denuncias de personas por robos de la cosecha recolectada que habían dejado en un remolque en el campo, sin ninguna medida de seguridad, un gran error”.

10.000 kilos de aceituna recuperados
El trabajo de este invierno ha permitido al grupo asestar un golpe importante a las bandas y recuperar 10.000 kilos en una operación que partió del Campo de Montiel, con ramificaciones en las provincias de Toledo y Cuenca, aparte de en esta provincia.
Los grupos especializados en robos de aceituna (el precio del kilo en origen ronda los 1,90 euros este año), siguen la dinámica habitual, observan los movimientos de las parcelas en las que se cosecha y actúan en horario nocturno.
Al final de la campaña, como hay menos gente en el campo y quedan pequeños puntos en recolección aislados, el peligro aumenta. Los grupos que se dedican a esto de una forma organizada suelen asentarse en zonas concretas, pero son muy itinerantes.
Para cortar la venta de aceituna de dudosa procedencia los equipos Roca hacen inspecciones periódicas en las almazaras y en los centros de recogida. “Muchas personas que se dedican al robo usan un permiso para la rebusca de aceituna del suelo legal, autorizada por el propietario de una parcela concreta, pero con ese documento pueden vender aceituna robada en otras parcelas. Por eso insistimos, la autorización tiene que llevar identificado el polígono y la parcela concreta en la se permite”.

La vigilancia privada, “una gran ayuda”
El agente del equipo Roca de Valdepeñas considera “una gran ayuda” que muchos ayuntamientos de la provincia, incluidos de su demarcación como Torrenueva, hayan contratado vigilancia privada para patrullar el campo estos meses como guardería rural.
“Nos parece muy buena medida, porque por un lado se hace ver al agricultor que todas las instituciones conocen la problemática, y por otro nos aportan información muy importante, tenemos mucho contacto directo con ellos. Esta misma mañana [finales de enero] he hablado con un guarda de Almedina que vio un coche que se dio a la fuga, son datos que por insignificantes que parezcan, nos pueden servir”.
Ponerle puertas al campo, como todo el mundo sabe, es imposible, pero también aquí la tecnología facilita el trabajo de la Guardia Civil. El guardia Daniel destaca lo efectivas que son las cámaras de videovigilancia en puntos estratégicos (travesías, cruces de caminos), que han comprado e instalado ayuntamientos como Torrenueva y Villanueva de los Infantes. La recomendación aquí es que “ya que se gastan el dinero que lo hagan mejor en dispositivos en los que quedan reflejadas las matrículas”.
El campo tiene una dificultad añadida a la ciudad, no es fácil encontrar testigos que vean cómo se comete un delito, por lo que cualquier pista, por nimia que sea, es superimportante. “Cada vez que nos llega una información tenemos que analizarla mucho. Todo lo que nos aporten estos dispositivos es fantástico, animo a otros ayuntamientos a que tomen el mismo camino”, subraya el agente.

El trabajo de un equipo Roca
Los guardias civiles de los equipos Roca, aparte de las inspecciones, no hacen labores preventivas, “nosotros cuando nos desplazamos a algún sitio es con una finalidad o por una investigación”. En la compañía de la Guardia Civil de Valdepeñas los Roca investigan unidos a la Policía Judicial, “eso nos permite y genera más amplitud de recursos, de material, incluso de personal a la hora de afrontar la investigación. Uno empieza una investigación en su zona, pero nunca sabe lo que se puede abrir el abanico, ‘Villoleo’ por ejemplo nos llevó hasta Portugal. Tengo que decir que en nuestro caso vamos todos a una”.
Las investigaciones siempre empiezan igual, por una denuncia o un indicio. Los guardias civiles del equipo Roca lo primero que hacen es “conocer” y después canalizar la información para empezar a indagar. “Nosotros siempre que nos movemos es con un objetivo”.
Los Roca intervienen en todos los robos en el campo de su zona, también tocan delitos de tráfico de drogas, al menos en el caso de Valdepeñas, y delitos contra los derechos de los trabajadores y explotación laboral.
Puede ser que en el marco de esos seguimientos se hagan inspecciones en almazaras y cooperativas para obtener pistas de las personas que entran y salen o recabar información de los productores que las frecuentan, siempre muy útil.
La campaña de aceituna da trabajo pero en esto de los robos en el campo no se puede decir que haya una época de mucha actividad y otra más floja, “va por rachas y momentos”. “Dependiendo de la época del año nos centramos en una actividad, pero nunca se sabe, puede que estés tranquillo y de repente en unos días llega un grupo itinerante y se planta con siete u ocho delitos en una noche”. A este guardia le pasó en su anterior destino en la compañía de Manzanares, “en una noche cometieron ocho delitos en la zona e iniciamos una operación que acabó con ocho detenidos que ingresaron en prisión”.

Pararon un registro porque los sospechosos salieron a robar
El guardia civil recuerda que la misma madrugada en la que montaron el dispositivo para hacer la entrada y registro tuvieron que esperar a los investigados porque esa misma noche salieron a robar. “Esperamos a que volvieran y los sorprendimos con todo el botín”, recuerda.
La colaboración ciudadana, que se pide hasta la saciedad, sigue siendo la clave para que una investigación se resuelva y los sospechosos pasen a disposición judicial.
El 90% del comienzo de una investigación se debe a la colaboración ciudadana, en la que la Guardia Civil sigue insistiendo. “Que nos llamen ante cualquier movimiento sospechoso, los agricultores son los que mejor conocen el campo, es recomendable que tomen matrículas y nos hagan llegar la información, por poca que sea, para nosotros es crucial”.
La delincuencia en el campo no cesa, pero varía según la temporada agrícola. Los robos de cable de cobre han descendido, sobre todo por el control a las empresas que se dedicaban a la recuperación, aunque se siguen haciendo inspecciones. También ha bajado el precio al que estuvo ese material desde que empezaron a operar los Roca a finales de 2013.
Lo que más se roba al cabo del año son los motores de riego, aperos de labranza y enseres en el interior de casas de campo. “La gente toma precauciones y no deja cosas de mucho valor en chalés y residencias camperas, en ocasiones lo peor son los daños que hacen, sobre todo en olivares y cultivos en general”.
Como robos más extraños los de grupos electrógenos de grandes dimensiones. “En una ocasión sorprendimos a gente robando un grupo muy voluminoso, lo cargaron con un toro mecánico en una furgoneta y se pudo recuperar, iban hacia Marruecos”. Las patrullas de Seguridad Ciudadana también han sorprendido a personas con aceituna en maleteros.
La seguridad, un compromiso de todos
La seguridad en el campo es competencia de la Guardia Civil y de estos equipos Roca, pero “un compromiso de todos. Es importante que los agricultores nos faciliten información, ellos son los mejores conocedores de sus zonas”, remarca.
Cambiar de rutina de trabajo también es una buena medida preventiva, no recoger y empezar a trabajar a la misma hora siempre, y no dejar de ir demasiado tiempo a las propiedades que se tengan.
Los propios agricultores y ganaderos también pueden colocar algún sistema de videovigilancia, “hay cámaras con baterías auxiliares que llevan lectores de movimiento que hacen fotografías solo si detectan que algo se mueve. Y otra medida efectiva es no dejar nada a la vista”.

Llamar al 062 y no enfrentarse a nadie
Llamar al 062, el teléfono de emergencia de la Guardia Civil, y esperar a que ellos actúen en lo más sensato cuando sorprendemos a alguien robando en un olivar o en cualquier explotación. “Puede que la reacción en caliente sea enfrentarnos, lo mejor es avisar y que vaya una patrulla”.
Lo más importante para prevenir tanto estos robos de aceituna como otros es la denuncia, “una denuncia no formulada es una probabilidad más para el delincuente. Es muy importarte que denuncien”, insiste el jefe del equipo Roca.
Inspecciones oculares en el campo
Como en la ciudad, lo mejor para avanzar en una investigación por delitos en el campo es hacer una buena inspección ocular, “y para eso es fundamental no tocar nada. En cuando veamos que hemos sido víctimas de un robo hay que avisar al 062”.
El perfil del delincuente rural no es único, “hay de todo”. En contra de los recelos que despiertan los migrantes asentados en zonas rurales “no es verdad que cometan más delitos que el resto; en muchas ocasiones nos llegan sospechas y resulta que el malhechor es de la delincuencia de la zona”.