Tras jornadas de chaparrones y tormentas, brilló el sol el domingo del Corpus, en especial en una procesión que abrieron hasta ciento noventa y cinco niños y niñas que acaban de hacer la Primera Comunión y que fue presidida por el obispo, Gerardo Melgar, que destacó que “no se puede vivir” este día tan especial “adorando mucho al Señor pero olvidándonos de aquéllos con los que se identifica que son los pobres de la Tierra. Cristo quiere que le adoremos también en ellos, siendo solidarios y poniendo de nuestra parte todo lo que sea necesario” para que no se den las situaciones en las que se encuentran los más desfavorecidos “o que por lo menos cada día haya menos”.

Melgar destacó, tras la procesión, que “cada año” ve “a más gente” siguiendo el recorrido del Corpus por la ciudad y “el gran respeto que hay” con fieles que se arrodillan, se hacen la señal de la cruz, si están con niños les explican el significado, “pasas por los bares y la gente se levanta también en señal de respeto”, enumeró, para destacar la relevancia de esta celebración ya que “no es lo mismo cualquier otra procesión que la del Santísimo, es ‘el jefe’, Dios que viene a este mundo para decirnos que sigue con nosotros, nos ayuda y está pendiente de nosotros”.

Así mismo, reconoció que “cuando cantamos ‘Cantemos al amor de los amores’, compuesto por Restituto del Valle, jesuita de Carrión de los Condes y, por lo tanto, palentino al igual que Melgar, “uno se emociona”.

Si en otras procesiones salen imágenes, aquí es Cristo en la Eucaristía el que procesiona, es la procesión de las procesiones, seguida este domingo por numerosos fieles en un recorrido en el que se instalaron altares bajo el Camarín de la Catedral por la Hermandad de la Virgen del Prado, en la calle Toledo por la Santa Cena y en la calle Paloma por las del Huerto y San Isidro, además de desplegarse alfombras de sal por parte de diversas cofradías, asociaciones y peñas.

Tras los chavales que acaban de tomar la Primera Comunión se situaron en el cortejo procesional representantes, con estandartes y bacalaos, de las Hermandades de Pasión, en el orden en que salen a la calle en Semana Santa, seguidas de las Hermandades de Gloria, entre ellas, las de San Isidro, San Cristóbal, San Juan Bautista, Nuestra Señora del Pilar, Virgen de la Cabeza, Virgen del Prado y Nuestra Señora de los Ángeles, así como la Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes, Cáritas y la Adoración Nocturna.

Siete seminaristas, una quincena de caballeros de las Órdenes Militares y otra quincena de sacerdotes de la Diócesis precedieron al incienso y tintineo de campanas anunciando el avance de la Custodia, situada en el paso de palio de la Virgen del Prado y con exorno floral de rosas y gladiolos blancos.

Cuatro sacerdotes con la casulla de las órdenes militares escoltaron en sus esquinas el paso tras el que se situó el obispo, junto a los canónigos y el presidente del Real Consejo de Órdenes Militares y Comendador Mayor de Alcántara, Pedro de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria y primo segundo de Felipe VI.

Tras ellos, recorrieron el trayecto procesional la alcaldesa en funciones, Eva María Masías, la primer teniente de Alcaldía, Pilar Zamora, y el concejal de Economía y Hacienda, Nicolás Clavero, seguidos de los concejales de Acción Social, Matilde Hinojosas, y Mantenimiento, Casimiro Pastor, todos ellos también en funciones, y los ediles populares Francisco Cañizares, Enrique Belda, Ana María Muñoz, Aurora Galisteo, María del Mar Sánchez, Pedro Lozano, Rosario Roncero y Miguel Ángel Poveda, así como el concejal en funciones de Vox, Luis Juan Blázquez, y el electo, Ricardo Chamorro, y el delegado de Hacienda y Administraciones Públicas de la Junta de Comunidades, Francisco Pérez.

Más de medio centenar de fieles caminaron detrás alentado su avance por la Banda de Música de la Agrupación Musical de Ciudad Real en un recorrido procesional que regresó a la Catedral justo al anochecer.
