Edurne Batanero (Madrid, 1995), premio de Poesía Joven Vaso Roto 2024, habla de la infancia sin romantización en su poemario ‘Infancia es una fruta’, una serie de poemas en los que pone de manifiesto que “ser niño en esta sociedad tan ‘adultocéntrica’ no es lo más maravillo del mundo”, y reivindica el lenguaje de la infancia, “que no hay que dejar de lado. Lo niño y lo infantil no es malo”, explica.
Elogiada por su “talento increíble”, Batanero ha protagonizado este sábado en Ciudad Real uno de los encuentros literarios-homenaje del colectivo Alianza Litterae que preside Teresa Ruiz y ha compartido algunos de sus poemas y reflexiones con sus lectores, entre ellos algunos niños que la han presentado.
Trabajadora social en contacto con niños, el colectivo la ha elegido para uno de sus encuentros literarios por “hablar de la infancia con una cosmovisión tan madura y elegante”, aporta la presidenta de Alianza Litterae.

La poesía, un arte no tan marginal
La afición a la fotografía de Batanero la ha llevado a la poesía, “me di cuenta que me gusta plasmar esas imágenes en palabras”. Desde luego no en los estudios, “en el colegio me enseñaron la poesía como algo que no tenía que ver conmigo, algo súper lejano que hacían unos señores que vivieron hacen mucho tiempo, y no es así”.
Admiradora de las mujeres de la Generación del 27
Opina que en la actualidad la poesía está alcance de todo el mundo y hay publicaciones muy buenas. Recomienda sobre todo a autoras como Bibiana Collado y “a todas las mujeres de la Generación del 27”, “todas ellas me parecen muy importantes”. Y para iniciarse en la poesía recomienda ‘Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la generación del 27’, entre esas escritoras del 27 destaca a Luisa Carnés y Concha Méndez.



“Sí, hay que leer poesía”
Batanero aconseja leer poesía, sobre todo por la “gran variedad de temas” que se abordan en la actualidad. “Hay poemas de ciencia ficción, específicos de gatos; hay una grandísima variedad y todas esas antologías llegan a las librerías”.
«Ya no creemos en Dios»
La poeta no contempla cambiar de género y trabaja en su segundo poemario en torno al duelo. “Creo que la gente de mi generación necesita crear ritos para despedirnos. La mayor parte de la gente ya no creemos en Dios, hemos salido de ese mundo, pero tenemos que encontrar la manera de hacer rituales para decir adiós a las personas”. “Con la tecnología, nunca nos hemos tenido que despedir de nadie. Te puedes ir de Erasmus pero estás conectado, puedes hacer una videollamada. Creo que estamos continuamente en contacto y tenemos que aprender a despedirnos. El nuevo poemario va de eso”.
Poemas de Edurne Batanero
El verbo materno
Las cuerdas vocales están tejidas
por las manos maternas,
dentro vientre que compartieron
hilvanan la sangre, depositando,
como quien siembra un trozo de pulpa
esperando amapolas
el verbo que se hizo carne.
Late el habla en esa cuerda
se enredan palabras
que nunca quiso aquí la madre,
que la garganta me la diste tú
pero lo que brota es mío,
no puedes cortar los hilos,
ni protegerme
para que no tenga que nombrarlo que ninguna madre quiere.
Dientes de leche
Llámame con un nombre unido a una muy antigua y olvidada ternura (Alejandra Pizarnik)
Revives en este espacio
la ternura que perdemos
al salirnos los dientes,
al poder decir las primeras palabras
cuando solo nos guía la piel
y el conocimiento a través de nuestra boca.
Algún día te presentaré
a la niña que fui.
Algo queda
Hace mucho que no veo luciérnagas,
cuando vuelva al campo, las buscaré
temiendo que se escondan
con su imposibilidad de camuflarse
si no las encuentro miraré al cielo,
sabiendo que las estrellas están a salvo.
Siempre me han dicho que soy buena.
Si todo sigue su cauce natural
la familia que hasta ahora me conoce
/28 años/
no estará cuando yo muera,
yo moriré más tarde
que todas con las que he sido buena ahora.
¿Quién quedará cuando no esté
y dirá ella era buena,
aunque dejó el café sin hacer
para escribir este poema?
Aprender a besar
Mientras crecía
Me preocupaba aprender a besar,
miraba furtivamente a las parejas por la calle,
me detenía ante las escenas de besos,
buscando una técnica,
un manual de movimiento de labios y lenguas,
un porcentaje de humedad
que me dijesen qué hacer con el pintalabios,
besar se aprende besando.