El afectado por la sentencia que obliga al Ayuntamiento de Ciudad Real a pagarle 115.000 euros por haber soportado ruidos de un local de ocio nocturno durante treinta años, en los bajos del edificio en el que vive en el Torreón, asegura que la indemnización es lo menos importante en este pleito, que interpuso con su familia en 2017. “Lo importante es que el Ayuntamiento cumpla íntegramente el contenido de la sentencia que le obliga a adoptar medidas de forma ineludible para mitigar los ruidos y las molestias”, añade.
Miembro de la Plataforma para la Defensa de los Vecinos del Torreón, el perjudicado admite que está “muy satisfecho en cuanto que la sentencia reconoce que el Ayuntamiento de Ciudad Real ha hecho oídos sordos a las necesidades de los vecinos del Torreón», «eso es lo más importante que contiene la sentencia”, remarca.
Los problemas siguen
Solo han pasado cinco días desde que se hizo público que el Ayuntamiento opta por pagar, y al denunciante le asaltan las dudas. “Los problemas subsisten, en octubre llamamos a la Policía Local para que viniera a medir decibelios y levantaron otra acta de denuncia contra el establecimiento, no es verdad que ya no hay molestias”, insiste el denunciante, que prefiere no hacer público su nombre.
Nueva ordenanza, «nada operativa»
En cuanto a las posibilidad de control de molestias en el Torreón con la nueva ordenanza, tal y como asegura la portavoz municipal Mariana Boadella, el perjudicado considera que la nueva norma es muy técnica “y nada operativa para controlar y limitar los ruidos, lo hemos dicho por activa y por pasiva, y no nos han hecho caso”.
“La ordenanza de ruidos no se pone para sancionar, debe ser una herramienta para que los ruidos vayan disminuyendo hasta su desaparición si es posible, eso es lo que queremos, y la nueva norma no va resolver el problema en absoluto”, agrega.
«Ya no se puede ni aparcar con las terrazas»
Este miembro de la plataforma del Torreón insiste en que si no ha habido quejas o pocas en estos dos últimos años no es por la ordenanza, sino por el estado de alarma y el cierre de la hostelería. “En el Torreón ya no se puede ni circular en coche, muchas terrazas de los bares tienen material fijo en el suelo que no deja ni abrir la puerta del vehículo cuando aparcas; en un fin de semana cualquiera tienes ir sorteando a la gente parada en las puertas de los locales, eso si tienes suerte y no te echan un cubata encima”.
Boadella: “A todas las quejas se da prioridad”
Mariana Boadella por su parte señala que la nueva ordenanza supone una herramienta más eficaz para perseguir con más contundencia los ruidos y molestias asociadas al ocio y la hostelería en el barrio del Torreón. Según dice hace tres años que ese local no tiene quejas por ruido, que en la actualidad se inspeccionan los locales y que “a todas las quejas vecinales se les da la máxima prioridad, tanto desde la Concejalía de Sostenibilidad, como para las licencias de apertura”.
“Hago hincapié en que ahora la prioridad es que las molestias por ruidos cesen y nos hemos dotado de herramientas diversas, en ocasiones se ponen sanciones, pero también se pueden precintar equipos de música que no tienen limitador de decibelios; la prioridad es corregir cuanto antes el elemento que causa las molestias, incluso con el cierre cautelar”, afirma.
En breve ingresarán la indemnización: 115.000 euros
La sentencia que acaba de acatar el Ayuntamiento (ingresarán en breve la indemnización íntegra) viene de una demanda por la vía contencioso-administrativa contra el Ayuntamiento de Ciudad Real por dejación de sus funciones de control en el juzgado Contencioso número 2 que da la razón a los demandantes. Pero el Ayuntamiento recurre al Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha en 2019, que hace unos meses ratificó en lo esencial la sentencia de la primera instancia. “Ya no vamos a recurrir más, aunque podríamos”, ha explicado a Lanza Boadella.
30 años, muchos dueños, y ningún bien a su nombre
El pub que ha dado pie a este pleito se ubica en confluencia de la avenida del Torreón con la calle Madrilas, en estos treinta años ha tenido diferentes dueños. Según Boadella el Ayuntamiento sí levantó actas y emitió sanciones al local en este tiempo, “tenía muchas denuncias por vulnerar los límites de ruido, pero no se pagaban porque el titular no tenía bienes a su nombre”.
Con la nueva ordenanza dice que esta situación no se repetirá “al amparo de una nueva normativa que prioriza poner medidas correctoras para evitar las molestias”. Boadella admite también que la sensibilización social contra los ruidos ahora no es la misma que hace años, y explica que el Consistorio se ha reforzado con dos nuevos inspectores.