La vida da muchas vueltas, no todas predecibles. Cuando Brian Negrete recibió la llamada de la selección británica hace un par de temporadas, Josh Da Silva no podía imaginar que acabaría acompañándole en su viaje a Ciudad Real. La historia, “in short”, que dicen los ingleses es la que sigue: Gran Bretaña construye un equipo de balonmano, un deporte sin apenas tradición en la isla, para los Juegos Olímpicos de Londres, desarrolla a posteriori un programa para captar talentos y aparece, en Essex, Josh Da Silva, de padre portugués. El lateral derecho destaca por su potente lanzamiento y acaba fichando por el Fafe portugués, donde no tiene mucha suerte, ya que se lesiona en la rodilla y no juega apenas. En una concentración de la selección coincide con el escocés más ciudadrealeño, o el ciudadrealeño más escocés. Brian Negrete reconoce el talento de Josh y le propone, a él y al club, una prueba. Los misiles del británico convencen a Javi Márquez y el club se pone a la tarea de solventar las complicaciones burocráticas para que forme parte del equipo.
Objetivo mejorar
Este lunes, el Alarcos presentó a Josh. Negrete hizo de traductor, porque Da Silva entiende bastante pero por el momento habla poco español. El jugador, de 22 años, llega para fortalecer un lateral derecho en el que coincide con Martín Molina, dos cañoneros para una posición en la que muy pocos equipos pueden presumir de tener dos zurdos. “Mi objetivo es recuperarme por completo de la lesión y aportar en ataque y en defensa. Estoy muy contento con las oportunidades que me está dando de Javi Márquez de mejorar. Espero aprender de los compañeros”, explica Da Silva, que es consciente de “la magnífica historia que esta ciudad tienen en el balonmano. Me encantaría poder escribir parte de ella con el Alarcos”.
Josh Da Silva ha sido internacional desde sub 16 y se mantiene como una pieza fundamental en la selección británica que intenta hacerse un hueco en el panorama del balonmano internacional.
