“La hija y la madre me acosaban, me decían cosas. En esa época ya ni nos hablábamos, se pasaban el día fuera de casa en un bar y con los teléfonos móviles”. Esta es la explicacion más larga que Manolo Yébenes, autor del crimen de su mujer Ana Belén Ledesma y su hijastra Ana María Pérez hace dos años en Daimiel, ha dado en el juicio con jurado que se sigue contra él sobre los motivos.
Yébenes, que sólo ha contestado a preguntas de su abogada, ha respondido con monosílabos y un hilo de voz, difícil de seguir por el jurado y el público: “Se me fue la cabeza”, ha acertado a decir en otro momento del interrogatorio de su abogada Marisol Ortega que ha dirigido sus respuestas y ha tratado de ilustrar a la sala de los problemas económicos de la pareja, que sólo llevaban tres años casados cuando pasó esto.
Del sofá al cuchillo
De cómo fueron los apuñalamientos (Ana Belén recibió nueve cuchilladas y Ana María quince) el acusado dice que no se acuerda, ni siquiera sabe a quién apuñaló primero y menos cuál fue el detonante. Sin explicación conexa Manolo ha pasado de explicar que la mañana del 13 de febrero de 2017 estaba durmiendo en el sofá con su mujer -no usaban el dormitorio porque según él estaba lleno de bolsas de compras- y sobre las nueve cogió un cuchillo y empezó a acuchillarlas.
Al parecer fue en la cocina donde agarró sin pensar un cuchillo de grandes dimensiones. ¿Pero cómo había llegado hasta ahí?, ¿con quién discutió primero? El acusado ha respondido que con Ana Belén, su mujer, pero lo cierto es que según las pruebas forenses la primera mujer asesinada fue Ana María, a la que supuestamente abordó mientras se arreglaba en el cuarto de baño. Su mujer terminó agonizando en el rellano de la vecina a la que fue a pedir ayuda en un intento desesperado de zafarse de sus golpes, sin conseguirlo.
Ana Belén y Ana María se iban esa mañana
Lo que el acusado no ha explicado es que aquella mañana Ana Belén Ledesma y su hija Ana María se iban de casa. Mari Carmen y Saray, las otras dos hijas y hermanas de las fallecidas, le han contado al jurado que la relación se había deteriorado porque ninguno de los dos trabajaba (su madre cobraba una pensión de 400 euros) y no tenían dinero, por lo que Ana Belén había decidido marcharse de esa casa y de Daimiel.
Ana Belén se iba a Mallorca
Según han corroborado después otros familiares, las dos mujeres ya tenían apalabrado un piso en Daimiel para mudarse temporalmente. Una semana después supuestamente Ana Belén se iba a ir a buscar trabajo a Palma de Mallorca donde residen tres de sus hermanos.
Ese día dejaban definitivamente a Manolo
Las hijas de la fallecida han explicado que si había tantas bolsas y ropa empaquetada en cajas en la casa no es porque su madre fuera una compradora compulsiva, como dice la abogada defensora, sino porque las dos mujeres dejaban definitivamente a Manolo.
El propio acusado ha reconocido que días antes le había planteado el divorcio, pero ha sido su hermano Isidro Yébenes -casi un padre para Manolo hasta que apareció en escena Ana Belén-, el que ha explicado que fue él, alarmado por las noticias que le llegaban del banco, quien aconsejó a su hermano por enésima vez que dejara a esa mujer (desde el principio se opuso a la relación).
Una circular para que se fuera del piso
Según Isidro días antes del crimen, a través de la abogada de la famila, le hicieron llegar una circular a Ana Belén para que abandonara la casa y se fuera con su hija a otra parte.
Asesinado con alevosía y ensañamiento
Manolo Yébenes, ‘Piti’, de 59 años, está acusado del asesinato de su mujer Ana Belén Ledesma, de 46 y su hijastra Ana María Pérez de 18 años, que convivía con ellos en 2017 en Daimiel.
Un jurado de mayoría masculina juzga el caso esta semana en la Audiencia Provincial. Es la primera vez que un tribunal popular tiene que decidir en unos hechos tan graves de violencia de género.
La fiscalía considera a Yébenes, pintor en paro, culpable de dos delitos de asesinato con alevosía y ensañamiento por la muerte a navajazos de las dos mujeres, un crimen que supuestamente llevaba planeando desde primeros de año, según el escrito de acusación del ministerio fiscal, por su mala situación financiera. La fiscalía pide 48 años y medio de cárcel.
Tres años casados y sin denuncias
Ana Belén Ledesma y Manolo Yébenes llevaban tres años casados cuando ocurrió esto. No había habido denuncias previas por violencia de género. Ella, natural de Bienservida (Albacete) era madre de tres hijos de dos relaciones anteriores, una de ellas Ana María, la otra víctima, la única que vivía con la madre.
En el caso se han personado como acusación particular las dos hijas supervivientes de la fallecida, que piden una condena ejemplar de 50 años. No creen que Manolo se arrepintiera ni que actuara obcecado: “Nadie le da quince puñaladas a una persona y nueve a otra en un arrebato, las mató porque quiso”, dicen las acusaciones.
La defensa pide la libre absolución. Su abogada asegura que no las asesinó, sino que “las mató”. La abogada lo define como una persona extremadamente dependiente que no tuvo resortes psíquicos para afrontar una crisis financiera como la que vivió con Ana Belén, a la que culpa de haber dilapidado 300.000 euros, los ahorros de su vida.