El Calvo Sotelo Puertollano se mide este domingo a las 18:00 horas al Toledo en el Cerrú, un partidazo en toda regla por nombre, por equipos, por lo que sigue en juego…pero ni unos ni otros llegan en su mejor momento.
Los toledanos viajarán a la ciudad minera tras caer 0-2 contra el Pedroñeras en el Salto del Caballo, que supuso que la música de viento sonase el pasado fin de semana en el estadio, dejando en el aire la posibilidad de un cambio radical para encarar este final de año, antes de que la parroquia deje de mirar al verde y gire su cuello hacia la zona noble de la grada, que a la postre ha sido un clásico en los últimos tiempos.
Por su parte, el Calvo Sotelo Puertollano vive una depresión continuada desde el inicio de temporada en la que sólo se han atisbado algunos brotes verdes, entre un mar de dudas y miedos, que han conducido hasta un punto de no retorno, donde lo único objetivo por lo que luchar es la salvación de categoría y después ya veremos.
Esta semana, Maxi Sáez, presidente de la entidad puertollanera, ha emitido una carta pidiendo perdón a la afición en un acto que honra a una junta directiva que no ha dejado de trabajar desde que llegó y a la que se les podrá achacar muchas cosas, pero no la de haberlo intentado hasta el final, dejando saneadas las cuentas del club que, después de lo que tantas veces se ha vivido, es mucho mejor de lo que hubo.
En lo que queda por delante, el objetivo no es otro que el de quedarse en Tercera RFEF, para que en verano, después del luto de cuando te dejan, la afición vuelva a ilusionarse, ya se verá si con un proyecto que arranque de cero empezando por el palco y acabando por el último de cuantos conformen la plantilla
Javi Sánchez, despeja la presión del Puertollano
Sin embargo, como acuñó Toshack, «los lunes pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones de siempre». En Puertollano ha pasado un poco eso en los últimos años tras las desilusiones. Cuando acaba mayo todos parecen malos, cuando llega julio, se espera que renueven porque en el fondo se sabe que no hay muchos mejores de los que ya han pasado por aquí.
Pero antes de pensar en lo que vendrá, toca concentrarse en lo que queda, que es mucho y que puede ser salvaje. Tras la enésima decepción, con el pinchazo en La Molineta contra un Valdepeñas con el agua al cuello por mucho que algún aficionado vinatero se aferre a las matemáticas y lo recuerde con insultos tras un perfil de esos sin rostro donde se esconden los cobardes, el Puertollano regresa al Cerrú para medirse a un rival de los que Javi Sánchez mantiene «motivan por sí solos».
Para el duelo, el técnico industrial quita la presión de la ecuación. «Tenemos que dejar de hablar de objetivos como el play off que meten una presión innecesaria» y que subrayaba tras el encuentro en Valdepeñas, ha dejado de ser realista.
Ahora el trabajo para este equipo es salvar la categoría, acabar con la mejor sensación posible y si puede ser ganando alguno de estos partidos contra rivales de prestigio, que son la mejor forma de pedir perdón a una parroquia que camina cabizbaja, decepcionada, porque esperaban que este fuese el año y que vuelven a sentir, cómo ni siquiera se ha estado cerca de conseguirlo -aunque matemáticamente puedan ser todavía campeones, por si alguno se ofende-.