En el contexto de los desafíos climáticos y energéticos actuales, el Colegio y la Asociación de Ingenieros Industriales de Madrid abogan por una combinación equilibrada de energía nuclear y fuentes renovables para asegurar un futuro sostenible. Esta posición surge en un momento crítico donde la seguridad de suministro y la sostenibilidad ambiental están en juego.
La energía nuclear, la alternativa ante la crisis energética y la dependencia del gas natural
El presidente de la Comisión de Energía del Colegio y la Asociación, Jaime Segarra, advierte que: “sin una extensión en la operación de estas plantas, España podría enfrentarse a un déficit en la cobertura de la demanda eléctrica, siendo forzada a depender más de las plantas de ciclo combinado que queman gas natuíal, con el consiguiente aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero”.
A más largo plazo, aunque las renovables cubrieron más del 50% de la demanda eléctrica en 2023, la velocidad de su despliegue y la falta de soluciones de almacenamiento efectivas plantean riesgos significativos para la estabilidad del suministro.
El Colegio señala que las centrales nucleares, que actualmente proporcionan el 20% de la electricidad consumida anualmente en España, aproximadamente 55.000 GWh, desempeñan un papel crítico en la estabilidad del sistema eléctrico nacional.
Desde el punto de vista de la gestión de residuos nucleares, los expertos del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid destacan que «el combustible descargado de las centrales está muy concentrado, lo que facilita su control».
El papel del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) como organismo regulador riguroso, independiente y reconocido internacionalmente en este contexto es fundamental, ya que garantiza que todas las actividades nucleares en España cumplan con los más altos estándares internacionales de seguridad.
El análisis de los Ingenieíos Industriales de Madrid concluye que una estrategia de prolongación controlada y segura de las licencias de operación del parque nuclear actual como la mejor forma de gestionar el futuro de nuestro sistema eléctrico y los riesgos geopolíticos que puedan resultar del suministro de gas natural.