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19 marzo 2024
ACTUALIZADO 10:26
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El coronavirus cambia la forma de “ir al médico”: la teleconsulta ha llegado para quedarse

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La médica de familia Graci Ballesteros atendiendo una teleconsulta en el centro de salud de Pío XII de Ciudad Real / Elena Rosa
Belén Rodríguez / CIUDAD REAL
La cita telefónica y la teleconsulta se mantienen en los centros de salud tras el final del estado de alarma por el coronavirus. En esta normalidad nueva la atención primaria hace pruebas PCR a los sospechosos de Covid-19 y el acceso está más filtrado. Conviene que lo interioricemos porque “a lo anterior no vamos a volver en mucho tiempo”, señala la doctora Graci Ballesteros, médica de familia en el centro de salud Pío XII de Ciudad Real

Las salas de espera repletas de gente en los centros de salud, en las que de cuando en cuando llega a alguien con una gestión no urgente o acude a su médico fuera de hora “a que me receten”, son cosas del pasado de la sanidad pública en España. El coronavirus lo ha cambiado todo, pero no solo por unos meses, puede que para siempre.

Lo seguro este verano es que “a lo anterior no vamos a volver”. Al menos es lo que dice la doctora Graci Ballesteros, médica especialista en medicina familiar y comunitaria en el centro de salud de Pío XII (Ciudad Real I), que lanza este mensaje desde la misma consulta en la que ha pasado los meses del pico de la pandemia. Como otros sanitarios reconoce que han sido muy duros: “Aquí llegaron a estar doce personas de baja por coronavirus, tres de ellas ingresadas. Regresabas un lunes a trabajar y faltaba alguien más”.

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Las médicas de familia y comunitaria Graci Ballesteros e Isabel Planas con el enfermero Rodrigo Diego, en el centro de salud de Pío XII / Elena Rosa

“El virus nos ha unido como equipo”

Lo único bueno del “bicho” –dice- que ha puesto en jaque el sistema “es que como equipo sanitario nos hemos unido mucho, más que antes”. Juntos, los doce médicos, doce enfermeras, una matrona y una trabajadora social, además del personal de administración han afrontado la situación con una organización sobre la marcha (nadie estaba preparado para esto), que iba cambiando a fuerza de error-acierto, “para frenar a un virus muy desconocido, grave y devastador”.

La pandemia también ha impuesto una nueva forma de trabajar en este centro -que ejemplifica el trabajo en el resto-, con leves modificaciones sobre lo que ha sido demorar lo no urgente durante el confinamiento, basada en la atención telefónica a los pacientes, a los que si su cuadro clínico lo requiere se cita para exploración.

“Está claro que las medidas de higiene y distanciamiento social han funcionado, tenemos que evitar que se acumulen personas en salas de espera y pasillos”.

La cita telefónica y la teleasistencia no han variado después de la desescalada. Para acceder al médico de cabecera en los centros de salud de Ciudad Real y de cualquier comunidad autónoma primero hay que llamar por teléfono, dejar los datos y concertar cita. El médico llama a los apuntados en el listado del día y decide si hay que ver al paciente o puede resolver su consulta de forma telemática. Si antes de la pandemia el porcentaje de consultas telefónicas frente a las presenciales era de un 20-80%, ahora la proporción se ha invertido.

Ballesteros no dispone de los datos exactos, habla desde su experiencia y del resto del equipo de su centro de salud. Por ejemplo, este lunes 27 de julio esta doctora tenía cuarenta y cinco pacientes citados, solo seis con consulta presencial. “Habrá mucha gente que no acceda al teléfono porque no se lo cojan, que insistan o llamen a otra hora [para citas ordinarias], si es una consulta no demorable pueden venir y se les atiende como urgente”.

Para urgencias menos graves fuera del horario del centro de salud la recomendación es acudir al punto de atención continuada (Urgencias de atención primaria), en dependencias del antiguo hospital de Alarcos (también en Pío XII s/n en el caso de Ciudad Real).

En este centro de salud de la capital, que presta servicio también a Poblete [tienen medicina y enfermería presencial], no hay triaje en la entrada, pero sí control.

La saturación ahora está más en las líneas telefónicas y el personal administrativo, “que está muy sobrecargado y apenas se ha reforzado. Se necesitaría contratar más plantilla”, reivindica la médica. Entre esa reclamación de personal Ballesteros pide la contratación de la figura de un celador para recoger partes de baja, analíticas, “la administración está saturada”, insiste.

Pruebas PCR sin esperas

En lo que sí ha mejorado la atención primaria como consecuencia de la pandemia es en la detección precoz del virus. Antes las pruebas diagnósticas PCR solo se hacían en ámbito hospitalario, y no se podía confirmar si un paciente con síntomas menos graves al que se recomendaba cuarentena tenía o no el Covid-19. “Ahora ante cualquier proceso febril se pide la prueba PCR y el resultado está al día siguiente, no hay lista de espera para esto y es verdad que los rastreadores funcionan muy bien”, afirma.

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Graci Ballesteros remarca el “compromiso con los pacientes” que mantienen los médicos pese al nuevo sistema de trabajo / Elena Rosa

Una persona con síntomas de coronavirus

La recomendación ahora para cualquier persona con síntomas compatible con el Covid-19, tos, fiebre y fatiga que llame y pide cita. Si no puede esperar viene, lo comunica en administración, y lo ve su médico que estimará si pide la PCR, “cualquier proceso infeccioso hay que evaluarlo, ante cualquier proceso febril directamente pedimos la prueba PCR, citamos a la persona y la hacemos aquí”.

Consultas programas para Sintrom se hacen, también el cribado de cáncer de colón, lavado de óidos, “lo que no hacemos son las espirometrías, tratamientos con aerosoles y el test del aliento, a menos que sea una urgencia”.

Lo de apuntarse a la lista de llamadas para ir al médico no termina de entenderlo todo el mundo. “Mucha gente piensa que esto es provisional y nos preguntan, ¿pero cuándo podré ir al médico?, nuestra respuesta es que no lo sabemos, estamos teniendo rebrotes, se prevé una segunda oleada, aunque Ciudad Real está muy bien”.

Que las formas sean distintas no significa que el servicio sea peor, “lo que tiene que entender la gente es que el médico de cabecera sigue con su compromiso de atender a la población y hará todo lo posible por verlo, y si no puede acceder a la consulta y es grave se viene y lo vemos”, remarca. En estos momentos todas las comunidades tienen este sistema de atención.

Tampoco ha sido fácil para los facultativos adaptarse a la ‘telemedicina’. “Los médicos de primaria no estábamos acostumbrados a trabajar de esta manera, pero lo cierto es que muchas consultas para pedir analíticas o cuestiones muy concretas sí que se pueden resolver por teléfono”.

Ballesteros reconoce que para ella, con quince años de trabajo especialista en medicina familiar y comunitaria,  ha sido toda una experiencia llamar a los pacientes a casa. En estos meses tiene jugosas anécdotas como llamar a un chico de 18 años que tenía consulta a las nueve, llamarle a las diez y  contestarle la madre diciendo que estaba durmiendo, o ‘estoy en Mercadona ¿me puede llamar más tarde?’

En otra ocasión preguntó por fulanito y le contestó su exmujer diciendo que ya no era su teléfono. “Lo más raro es escuchar, a veces, conversaciones íntimas del desayuno del tipo ¿prefieres el pan caliente?” La doctora Ballesteros sonríe mientras recuerda lo raro que es trabajar así, “claro que preferimos ver y tocar, solo escuchar no están dificultoso, lo curioso es que a veces la gente se abre más por teléfono, el no ver a tu interlocutor en cuestiones muy personales favorece la comunicación”.

Ballesteros admite que como en las consultas presenciales el médico no te llama a la hora exacta de la cita, “pero en la medida de lo posible queremos que estén preparados y agradecemos no entrar en tantas intimidades”.

Más contagios entre gente joven

Este centro de salud de Ciudad Real no ha tenido casos de coronavirus desde el final de la desescalada y la doctora tiene la impresión que “la tendencia general es que hay más casos ahora de gente joven entre los 30 y los 60 años, porque salen más, y muchos asintomáticos”.

Lo más preocupante para esta medica de familia son los brotes comunitarios, “el único que tenemos es el Socuéllamos y está muy controlado, de los 43 casos que se han detectado ninguno ha necesitado atención hospitalaria”.

A la médica le preocupa la relajación en los encuentros familiares, “el tío que viene de Madrid y se junta con otros diez miembros de una familia, todos juntos en un espacio cerrado”.  De los contagios que pueda haber en niños, una población a la que apenas ha afectado el virus, opina que lo peor es la vuelta a los colegios en septiembre.

Segunda oleada de contagios

“Los rebrotes están controlados, pero puede haber una segunda oleada perfectamente, algo que ocurrirá en el momento en que los contagios dejen de ser comunitarios y pasen a intercomunitarios”.

Toca vivir con el virus

Sobre la vacuna explica que “te da una inmunidad artificial, lo ideal sería que nos inmunizáramos y hubiera una inmunidad natural de grupo, ahora la inmunidad es muy baja. Para que llegue la vacuna pasará por lo menos un año, mientras tanto toca convivir con el virus y si lo pasamos, que sea lo más leve posible”.

 

 

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