“La Eucaristía nos habla de la presencia real de Cristo entre nosotros”, de una mesa compartida, signo y celebración, del “amor sin límites de Cristo por nosotros”, que es “fuente y origen del compromiso cristiano que debemos de tener unos con otros y especialmente con los más necesitados”, destacó el obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, en la misa del Corpus Christi concelebrada en la Catedral hasta por una veintena de sacerdotes de la capital situados justo delante de veintiún caballeros de las Órdenes Militares, entre ellos el presidente de su Real Consejo, Pedro de Borbón-Dos Sicilias y Orleans.
En el 75 aniversario de Cáritas, al que se refirió, Melgar destacó que “en la eucaristía encontramos la raíz y alimento de la caridad cristiana. Nos compromete en la construcción de un mundo mejor y más fraterno en el que sepamos compartir con los demás, especialmente con los que más lo necesitan”. Por ello, “comulgar con el cuerpo de Cristo no es sólo comulgar con su persona, sino también con su estilo de vida”, siendo una de las actitudes fundamentales y características de la vida de Jesús “su cercanía a los pobres y oprimidos”. Su opción preferencial por los pobres también tiene que ser la “característica más importante” de los creyentes y seguidores de Jesús. “En esto conocerán que son mis discípulos”, apuntó Melgar.
‘Somos lo que damos, somos amor’ es el lema del 75 aniversario de Caritas Española y, precisamente, en “esto consiste” el seguimiento de Cristo y la misión de Cáritas como caridad de la iglesia. “No se trata solo de entregar cosas materiales en favor de los más desfavorecidas, sino de entregarnos a nosotros mismos, todo lo que somos y tenemos para socorrerlos”, expuso Melgar, que recordó que “seguimos viviendo momentos de especial necesidad porque la crisis económica es cada vez mayor, el paro sigue haciendo estragos en personas y familias enteras” y hay numerosas personas junto a nosotros que lo están “pasando mal y no tienen para llegar a fin de mes”.
“La bandera del amor, la solidaridad y la generosidad debemos seguir izándola bien alto como creyentes de Cristo, dando un testimonio claro de caridad para que todos puedan sentirse llamados precisamente por nuestro ejemplo a socorrer a quien más lo necesita, a dar una respuesta positiva y generosa a tantos necesitados y necesidades como hay a nuestro alrededor”, expuso el obispo.
“Comulgar con el cuerpo de Cristo debe llevar a comprometernos” a comulgar con los demás, con los hermanos y sus necesidades porque “en la mano del hermano nos vamos a encontrar con la mano de Dios que nos dijo que ‘en verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis’”.
“Cristo sacramentado sale a las calles para decir que no se ha ido, que sigue presente y acompañándonos para hacer este mundo más humano, fraterno y mejor”, agregó Melgar, que presidió la procesión por el centro de la ciudad flanqueado por Pedro de Borbón-Dos Sicilias y el deán del Cabildo de la Catedral, Bernardo Torres Escudero.
Engalanado el recorrido con alfombras de sal y altares realizados por Hermandades y asociaciones y decorado con exornos florales encargados a la Floristería Pife, la procesión congregó a numerosos ciudarrealeños que volvieron a ver el Corpus en la calle tres años después.
Hasta 142 niños y niñas que acaban de hacer la Comunión, Hermandades de Pasión y de Gloria, veintiún seminaristas precediendo a los sacerdotes y la Banda de Música de la Agrupación Musical de Ciudad Real participaron en la procesión, en la que situaron tras el obispo las autoridades municipales encabezadas por la alcaldesa, Eva María Masías, la primer teniente de Alcaldía, Pilar Zamora, y la portavoz del equipo de Gobierno, Mariana Boadella, seguidas de concejales del PSOE, PP y Vox, además del diputado nacional de Vox, Ricardo Chamorro.