Casi 70 días después de su inauguración y cuando todavía quedaban 15 para su clausura la exposición “El cuerpo ausente: tantas maneras de despedirse, tantas formas de pervivir” tiene que cerrar sus puertas. Es una despedida abrupta, no deseada, y solo justificada por un contratiempo, el desprendimiento de la cornisa del Palacio de la Merced, que ha acogido en un marco incomparable la muestra de Mapas de Memoria y que ha obligado al cierre al público del Museo. En estos días que faltaban muchas personas tenían programada su visita y también teníamos programado acompañar varios grupos de estudiantes, de organizaciones como Cruz Roja y Amnistía Internacional y de familiares de represaliados de la posguerra.
A pesar del cierre anticipado, la exposición ha cumplido todos los objetivos que nos habíamos propuesto, incluso los ha superado con creces.
Generalmente el éxito de una exposición se mide de manera cuantitativa atendiendo al número de visitantes. Si ese fuese el criterio único no cabe duda del éxito pues en 70 días han visitado “El cuerpo ausente” más de 2.500 personas, muchas de ellas en grupo: hemos organizado la presencia de grupos distinta procedencia: Cruz Roja, Saramago, ACMA, ADACE -CLM; grupos políticos: PSOE Ciudad Real y agrupaciones locales como la de Alcázar de San Juan, Membrilla o Alcoba de los Montes, grupos de sindicalistas de Comisiones Obreras… Mención especial merecen los grupos que hemos recibido de estudiantes, varios de la UCLM y de la UNED, pero sobre todo grupos de Enseñanza Secundaria y Bachillerato de la capital – «Maestro Juan de Ávila», “Hernán Pérez del Pulgar», “Maestre de Calatrava”, «Atenea», «Santa María de Alarcos», “Escuela de Artes y Oficios Pedro Almodóvar» y el IES «Eduardo Valencia» de Calzada de Calatrava, con un total de mil cuatrocientos ochenta y dos alumnos y alumnas. Nos es descabellado pensar que ninguna otra exposición en Ciudad Real haya acogido a tantos grupos de jóvenes. Quedan fuera de toda posibilidad contable las -nos consta- innumerables personas que habiendo asistido a una visita guiada han vuelto a visitarla en solitario o en compañía de miembros familiares; del mismo modo quedan excluidas aquellas personas que habiendo visitado individualmente la exposición han solicitado visita guiada.
Pero nosotros valoramos también el éxito en términos cualitativos por la manera que han tenido los visitantes de sumergirse en los escenarios que proponíamos, de integrarse en el ambiente intimista que envuelve la exposición, de dialogar con los protagonistas olvidados de la parte más negra de la reciente historia española. La emoción, no solo como forma de aproximación al pasado sino también como apertura al conocimiento, ha canalizado la forma de acercarse al sufrimiento y la esperanza de nuestros antepasados que perdieron la guerra y padecieron la represión franquista.
Decíamos que el ambiente intimista y la potencia emocional de pequeños objetos y fotografías de los vencidos ha ayudado a un tipo de recepción, que se ve facilitada por una propuesta museística en la que las sillas en torno a mesas que acogen esos objetos y relatos nos invitan a sentarnos, pero la fuerza de la exposición se hace mayor si, además, se puede transmitir todo lo que hay detrás de cada pequeño objeto y escenario de la muestra. La ampliación del relato la hemos hecho posible guiando nosotros mismos muchas de las visitas. Los miembros de Mapas de Memoria nos hemos prestado a relatar y a fomentar diálogos con los visitantes a través de visitas guiadas; de esa manera quienes han acudido han ampliado su experiencia y su conocimiento. En 70 días hemos guiado 59 grupos. Todos los diálogos que ha surgido y todos los silencios vividos evidencian ese éxito cualitativo.
Y una evidencia más que aglutina el éxito cuantitativo y cualitativo. La muestra de Fernando Sánchez Castillo, “A rapa das bellas”, que acompaña nuestra exposición, ha permitido que unas 2000 figuritas de rapadas, creadas por el artista, estén hoy en casas de ciudadrealeños y que más de 500 Post-it hayan llenado paredes del museo con mensajes haciendo referencia a valores de la exposición, a la necesidad de conocer la memoria y recuperar la dignidad de los vencidos y al deseo de que jamás se repitan atentados contra los derechos humanos como los perpetrados en la dictadura.
“El cuerpo ausente” se va de Ciudad Real a otros destinos de la región y quizá de otros lugares más allá, pero Ciudad Real sigue siendo el objeto prioritario de nuestro trabajo y por eso seguiremos en el empeño de rescatar vidas y emociones de los vencidos: estamos en la labor de recuperar para el Diccionario Biográfico de Castilla La Mancha alguna de la figuras sobresalientes del campo de los vencidos en la guerra; vamos a publicar en distintos formatos las vidas desconocidas de Roger de Flor, Vicente Martín y de Gómez Lobo entre otros; saldrá a la luz pronto nuestro estudio pormenorizado y completo sobre la vida de los protagonistas de la fotografía de los revolucionarios de 1934 que venimos estudiando desde hace cinco años; aparecerá también el trabajo sobre las mujeres de nuestra provincia que compartieron prisión en la cárcel de las Oblatas… en fin, seguiremos en la labor de hacer presentes a los ausentes, injustamente olvidados, con el convencimiento de que devolviéndoles la civilidad que les arrebataron y dando a conocer la dignidad de sus vidas construiremos una sociedad mejor para todos.