“La danza es una cultura, una educación, es algo que enriquece tanto a las personas, como a la ciudad y a la sociedad”. Es la frase resume el espíritu del Estudio de Danza de Raquel Bernaola en Ciudad Real, que hoy en día es un auténtico imán para profesores y bailarines de referencia en toda España.
Sus inicios fueron en 2009, en plena crisis, y Raquel Bernaola, bilbaína de nacimiento y ciudarrealeña de adopción, dice que la “experiencia ha sido maravillosa”, quizás porque la gusta el riesgo, ponerse retos, no estar cómoda, o quizás porque la población Ciudad Real ha conectado con sus valores, con su fortaleza para no rendirse.
La escasa apuesta que existe por esta disciplina artística en España nunca ha significado una traba, y su escuela ha conseguido ser una auténtica referencia en la danza clásica y contemporánea. Por sus aulas ha pasado desde Antonio Calero, que fue bailarín en la Compañía Nacional de Danza, a Julio Viera, que fue jefe de estudios en la Escuela de Víctor Ullate.
Profesores de primer nivel
En la actualidad Adrián Sáez es una de las almas de la escuela. Formado en la Escuela de Danza 180, dirigida por Fernando Lázaro, en palabras de Raquel Bernaola, “es una máquina, un referente en la formación de bailarines de danza moderna”. Por su parte, María Daimiel imparte danza clásica.
Desde el principio, Raquel Bernaola ha tenido entre sus prioridades traer profesionales “avalados con una formación seria”. Es muy crítica con “los aficionados que han tomado 4 clases de danza y se autotitulan profesores”. “Esto es una falta de respeto al alumno y a la danza. No todo vale”, añade.
Así pues, Iker Gómez, que ha sido docente en la “catedral” de Alicia Alonso, impartió un curso de danza contemporánea y presentó el proyecto educativo ‘Un día cisne’ sobre los valores que puede tener esta disciplina para la integración social, y también Jon Ugarriza, profesor y coreógrafo que ha trabajado con Lucía Lacarra.
Este último profesor, que trabaja además hoy en día con la Diputación de Vizcaya y en la Swedish National Ballet Schooll (Suecia), es uno de los enlaces de Raquel Bernaola con el Royal Ballet, la primera compañía de ballet del Reino Unido, como ojeador a la hora de conseguir becas para bailarines brillantes.
De la Royal Academy al American Ballet
Poner al alcance de sus alumnos formación de alta calidad ha sido uno de los sellos del Estudio de Raquel Bernaola, que en su día como profesora de danza clásica tuvo que viajar mucho “para recibir clases de los mejores”. Por eso, no solo atrae a bailarines de referencia, sino que también convoca los exámenes de la Royal Academy of Dance de Reino Unido.
Entre sus últimas apuestas está traer la formación de la Scholl of American Ballet, la escuela de ballet clásico estadounidense asociada al New York City Ballet. Así pues, el objetivo es formar a sus alumnos con los currículos de las escuelas de danza más importantes que existen a nivel internacional.
Un enlace para la formación reglada, en Puertollano o Madrid
Desde tres a sesenta años. En sus aulas hay un alumnado muy variado, aunque predominan las chicas. Bernaola recomienza que a partir de los tres empiecen con danza clásica, “para desarrollar la conciencia corporal y espacial, la coordinación y la musicalidad”. Y anima a los chicos, pues “los bailarines son atletas”.
Entre sus alumnas han estado África Sobrino, Zaira Buitrón, y otras chicas que han acabado en conservatorios de Puertollano o Madrid, que son los que imparten la formación reglada por el Ministerio de Educación, al margen de las escuelas privadas. Raquel Bernaola sembró la semilla de la danza y floreció.
Ahora bien, reconoce todavía existen grandes reticencias a la hora de que las familias costeen estudios fuera de la provincia de danza y precisamente las dificultades para compaginar esta disciplina con carreras en otras ramas provocan que muchos lo abandonen tras el instituto. Eso sí, el estudio de danza ha llegado a superar los 200 alumnos.
Un espacio para ejercitar el alma
Cuando una persona se apunta a una clase de danza, Bernaola considera que no hay que pensar en que “va a ser un gran bailarín”, sino que “te va a enriquecer de tal manera, te va a dar unos valores de superación emocional, de autoestima, y va a desarrollar unas facetas de tu personalidad, que lo vas a aplicar en diferentes facetas de tu vida”.
El Estudio de Danza donde Raquel Bernaola ha demostrado sensibilidad, constancia y disciplina es “un espacio donde, no solo se ejercita el cuerpo, sino el alma”. Sus bailarines no solo mueven los músculos, sino el corazón, el alma, y advierte la directora que en la actualidad “hay muy pocos espacios para hacerlo”.
Ella considera que “en el ballet como arte hay que priorizar que es una expresión de sentimientos, no de destrezas físicas”. Aunque la danza es estética, no debe dejar de lado ese otro pilar que lo hace especial, que hace a una persona temblar, cerrar los ojos y dejarse llevar.
Por eso en sus clases no solo hay niñas y jóvenes, sino también adultos. Raquel Bernaola insiste en que “los adultos aportan mucho en las clases”, porque si bien en las etapas más jóvenes domina la “competitividad” y el “reto físico”, los mayores llevan “sus experiencias y su madurez” al movimiento.
Eso sí, la escuela tampoco entiende la danza como un hobby, en sus clases no se trata de “mover la cadera para adelante y para detrás”, sino que comunicar a través de la expresión corporal.
Sobrevivir como Escuela de Danza al Covid
Sin duda, la Escuela de Danza, que incluye clases los fines de semana y hasta los domingos, no ha permanecido impasible ante el Covid. Seis meses estuvo cerrada, desde marzo hasta septiembre, y pese a que en junio intentó reabrir el “temor” entre la ciudadanía lo hizo imposible.
Ahora Raquel Bernaola tiene todos los grupos “completos”. Están reducidos a 12 personas y el trasiego ha bajado “bastante”. Hay que tener en cuenta que, además, las academias han tenido que lidiar con la variación de restricciones en función de los repuntes de contagios, con reducciones del 50, el 30 por ciento y hasta con clases online.
Durante la pandemia, Raquel Bernaola advierte que “la sociedad se ha dado cuenta que las academias de danza son súper necesarias”. Cuando la gente se ha visto “tan bloqueada”, ha entendido que la salud también depende de “sociabilizar, sentirse bien y buscar espacios donde expresarse”.
Recuerda las decenas de mensajes de apoyo que ha recibido en el último año, y Bernaola, que admite que el Covid la ha dejado mucho tiempo para analizar su futuro, confiesa que no puede rendirse, porque “sus alumnos necesitan a la escuela de danza” y ella también.
‘Viajes a Ítaca’, una de las novedades que surgen de la pandemia
Por eso no pone límites a su trabajo. Pese a las dificultades que han existido en los últimos meses para traer a profesores de otras comunidades autónomas, por la limitación de trenes, incluso ha incorporado novedades como los ‘Viajes a Ítaca’, unos talleres mensuales que explorar “la capacidad del movimiento de cada uno a través de las sensaciones”, aparte de las clases de jazz, funk y danza comercial con Raúl Melcón.
En línea con el sentir de la academia, ‘Viajes a Ítaca’ son unos talleres, según explican los profesores, “de la necesidad de explorar nuestros límites, de conocernos a nosotros mismos y cómo funciona nuestro cuerpo a partir de la improvisación”.
Se trata de ir “de la sensación a la forma”, no partir de la técnica, sino de la individualidad, pues como en el poema de Konstantino Kavafis, “lo importante no es llegar a la meta, al lugar soñado por el viajero”, sino las experiencias y el conocimiento adquirido en el camino. “En realidad no existe un final, sino que estamos en un continuo aprendicaje”, apostillan los profesores Adrián Sáez y Raúl Melcón.
A la vuelta de la esquina: una coreografía para una serie de televisión
“Esta situación nos ha encerrado, los pies me los han parado, pero mi cabeza vuela”. El coronavirus no ha impedido que Bernaola deje de trabajar. De hecho, ahora mismo trabaja con el grupo de contemporáneo, según adelanta a Lanza, en una coreografía para un videoclip que saldrá en una serie de televisión. En breve iniciarán las pruebas.
Además, la Concejalía de Cultura de Ciudad Real prepara para mayo un certamen de danza, en el que participarán con una coreografía de danza contemporánea dirigida por Adrián Saéz, y con otra de danza neoclásica bajo las directrices de la propia Raquel Bernaola. En el final de curso no habrá festival, pero los grupos realizarán diferentes coreografías en entornos identificativos de la ciudad.
Igual que el resto del mundo, la danza ha vivido este 2020 un “paréntesis”. No ha habido espectáculos, los que han existido han tenido que soportar grandes restricciones, pero Raquel Bernaola confía en su vuelta pues “la cultura es segura”. El arte “tiene mucha capacidad de adaptación”, así que buscará nuevos formatos que superen la limitación del contacto y será capaz de reflejar las experiencias vividas en los últimos meses con nuevas temáticas.