Una “mágica” noche de música inspirada en los años 30, 40 y 50 en la que ya por fin se pudo bailar proporcionó este sábado en el Auditorio de La Granja el saxofonista alicantino Enric Peidro con su sexteto en el marco de ‘Octubre es Jazz’.

Una treintena de parejas, sin intercambios entre ellas y mientras el resto de espectadores permanecían sentados en la platea, se animaron a mover el esqueleto en el anfiteatro que se convirtió en una pista de baile con un dinámico repertorio repleto de joyas de grandes compositores. ‘Tea for two’, ‘T’aint Me’, ‘Movin with Lester’ y ‘Moonlight Fiesta’ fueron algunos de los temas interpretados por Enric Peidro Swingtet, con pasajes que propiciaron desde momentos de baile románticos, gráciles, sofisticados y dulces hasta expansivos, dinámicos, acrobáticos e incluso frenéticos y explosivos.

A la improvisación lúdica del grupo le siguieron los bailarines con su expresividad corporal, para también disfrutar con la efusiva vitalidad de piezas como ‘The King’ y ‘Globe Trotter’ y la divertida versión de ‘Simbad el marino’, derretirse con el saxofón de Peidro en la balada ‘Sofisticated Lady’ y volver a expandir y fusionar el universo corporal con ‘Castle Rock’.

El saxofonista habitual del sexteto, Pedro Ortuño, no pudo acudir a la cita, le sustituyó con pericia, procedente de Barcelona, el galo Samuel Marthe; que compadreó en brillantes solos con Peidro y el fabuloso trompetista británico Paul Evans. En elegancia, flow y finura no se quedó corto el también inglés Richard Busiakiewicz, arropados por la exuberancia rítmica del batería italiano Simone Zanoi y el “efectivo, templado” y consistente bajista alicantino Andrés Lizón.

Sonaron temas de geniales artistas como el saxofonista Coleman Hawkins y en pie se pusieron todos los espectadores para despedir a la banda que regresó con el bis, dedicado a la comunidad de baile, ‘Thru’ for the night’.
Másterclass
Previamente Peidro, que agradeció el trato recibido por Swing Ciudad Real y Real Jazz y sus deseos de volver pronto a la capital manchega, impartió junto a sus músicos una másterclass en la que explicó algunas estructuras de las canciones y diversas dinámicas, “rutinas internas” dentro del grupo, recursos compositivos y arreglos.

Para Peidro, el swing es “una música optimista y alegre” tanto “en el momento histórico en el que se concibió” como “ahora, que encaja muy bien con la situación general en la que la gente lo que quiere es divertirse, evadirse y pasárselo bien”. Ha pasado cerca de una centuria y sigue conectando con la gente, lo que refleja que “antes las cosas se hacían para durar, desde los muebles y la ropa hasta la música. La obsolescencia no se llevaba entonces”, en una época con gran cantidad de compositores y de calidad.
