El Instituto Regional de Investigación Científica Aplicada (IRICA) ha tomado este viernes los laboratorios de la Facultad de Químicas de Ciudad Real para convertir a 350 alumnos de cuarto y quinto de Primaria en científicos. Lo que podía ser un reto no lo ha sido, porque los chavales se han desenvuelto con soltura al crear esferificaciones de zumo de fruta y al fabricar un espejo de plata. Han seguido todos los experimentos con gran atención.

Alumnos de varios colegios de Ciudad Real, Miguelturra y Poblete han participado en la quinta jornada de puertas abiertas organizada por el IRICA en la UCLM, que promueve la divulgación de la ciencia y alimenta vocaciones. “Es muy importante que la ciencia entre los hogares, que se conozca tal y como es, y que la gente sepa qué se hace con los fondos públicos”, ha expresado la directora del instituto, Ester Vázquez.
El instituto se ha volcado en recibir a los estudiantes, que han podido saber que “la ciencia es multidisciplinar” y que en los laboratorios “no solo trabajan químicos, sino también físicos, bioquímicos, ingenieros, matemáticos”. “Los chavales disfrutan un montón”, ha insistido Vázquez, que ha hecho referencia a la implicación de profesores de física, química y tecnología de los alimentos.
De utilizar técnicas de alta cocina a buscar los otros colores de la lombarda

Vestidos con batas blancas y gafas de seguridad, los alumnos han conocido el funcionamiento de un microscopio que funciona con electrones, donde han podido ver cómo se ven objetos a escala nanométrica, como una bombilla. “Este equipo vale 1 millón de euros, para que os deis cuenta lo que cuesta la investigación”, ha señalado un profesor, mientras que los chavales preguntaban qué había detrás de una puerta con “material biológico”.

La diversión ha estado garantizada en el laboratorio de tecnología de los alimentos, donde han cocinado “gominolas de frutas”, de naranja, cereza y kiwi. Dos científicas les han enseñado a practicar la técnica de la esferificación, muy usada en restaurantes de alta cocina, y que les ha permitido convertir el zumo en gominolas gracias al alginato, un compuesto de las algas, y una sal de calcio que genera una capa parecida a la gelatina. “Está riquísimo”, han dicho, tras explotarles la esfera en el paladar.

Y relacionado con los alimentos también ha sido un experimento que ha descubierto el “arcoíris” de la lombarda. Los profesores han explicado que algunos vegetales, como también la fresa o la ciruela, poseen unas sustancias que se llaman antocianinas, que tienen la propiedad de cambiar de color dependiendo del pH del medio. Así, la col puede ser utilizada para fabricar un indicador de pH “natural y barato”.
Asimismo, los chavales han trabajado con polímeros y han realizado experimentos con el CO2 y el hidrógeno, gases “que los oyen mucho, pero que realmente no saben lo que son”. Los chavales han reconocido el “combustible de las estrellas”, han aprendido cómo se creaban antiguamente los espejos y también han creado una reacción química con vinagre, ácido acético y bicarbonato de sódico.
