La situación del CD Manchego es insostenible. Por un lado está el equipo a cuya cabeza sigue oficialmente Dani Giménez; por otro, está Matías di Gregorio, intentando buscar refuerzos para una plantilla de la que se han ido cayendo piezas en este mercado invernal. Por encima, está José Juan Bedoya, cabeza visible de este proyecto y justo al final de la pirámide, tomando decisiones, un inversor que se ha cargado el proyecto, por mucho que lo sostenga económicamente.
La última decisión para intentar enderezar el vuelo es echar a Dani Giménez, que se ha mostrado muy crítico desde el principio con la forma en que se ejecutan las órdenes en el club, aunque siempre consciente de dónde venía y del tipo de proyecto al que llegaba. Este sábado, tras el partido contra Villarrubia, también ha vuelto a serlo. “Lo que pasa es que aquí es que quien manda no es ni el presidente, ni Matías, ni el entrenador, que seguramente esta semana ya no esté más. Llevo teniendo una especie de ultimátum desde hace mucho tiempo”.
Giménez ha agradecido el apoyo del presidente y de Matías. “Agradezco mucho la mano que han echado tanto el presidente como Matías porque ellos creían en mí. Ellos saben de las limitaciones del proyecto, entendiendo que el Manchego sin CSF seguramente a día de hoy no estaría de pie y lo que sí hubiese sido bueno las últimas semanas era saber cuándo se iba un jugador, saber cuándo venía otro. Es difícil cuando notas que hay una parte que tú no puedes controlar que quiere una cosa diferente a lo que debería”.
Por ello, ha sido claro, “no voy a dimitir, me van a echar”. De hecho, la salida del entrenador podría ser oficial en las próximas horas.
Está previsto que a partir del próximo lunes, Giménez ya no dirija al equipo, una situación que ha provocado caras largas en los jugadores a la salida del Rey Juan Carlos I.