Como cada 10 de octubre se ha celebrado hoy la solemnidad, -pues aunque es fiesta a nivel litúrgico, adquiere dicho rango en nuestra provincia-, del día de Santo Tomás de Villanueva, -aunque nacido en Fuenllana-, patrono de nuestra Diócesis de Ciudad Real y co-patrono de nuestro Seminario Diocesano.
Se cumplían, el pasado día 7, cuatrocientos años desde que Pablo V, en 1618, declarase Beato a nuestro paisano ciudadrealeño Tomás García Martínez, -Santo Tomás de Villanueva-, fraile agustino, y arzobispo que fue de Valencia, que nace en 1486, finales del siglo XV, y muere en el mes de septiembre de 1555, mediados del XVI.
Por este motivo, -el cuarto centenario de su beatificación-, la efemérides ha alcanzado una extraordinaria brillantez y elevado relieve.
Al filo de las doce del medio día daba comienzo el desfile procesional. Tras la Cruz de Guía marchaban numerosos fieles, -alrededor de doscientos-, a quienes sucedían casi un centenar de sacerdotes, venidos de la práctica totalidad de los pueblos de nuestra provincia así como de la capital, aparte de los miembros del Cabildo Catedral, conveniente revestidos éstos últimos con casulla.
Entre ellos, -ocupando el centro de la calzada-, se podía ver al grupo de los seminaristas menores de la diócesis.
A continuación aparecía el trono, -cedido por la hermandad de la Dolorosa de Santiago-, sencillamente iluminado por cuatro faroles en sus extremos y con un exorno floral a base de rosas rojas, -portado por el grupo de seminaristas mayores-, sobre el que resplandecía la imagen de Santo Tomás de Villanueva, una obra del Raussell y Llorens.
Presidieron el cortejo, -eclesiásticamente hablando-, monseñor Gerardo Melgar, acompañado por el vicario Tomás Villar y el presidente del Cabildo, Bernardo Torres. La presidencia civil, -con autoridades civiles y militares tanto nacionales como regionales, provinciales y locales-, la ostentaban la subdelegada del Gobierno, María Ángeles Herreros; el director provincial de Fomento, Casto Sánchez; el vicepresidente de la Diputación Provincial, Manuel Martínez López-Alcorocho; el diputado provincial del Partido Popular, Miguel Ángel Rodríguez, también es concejal en Ciudad Real; el inspector jefe de la Policía Nacional; el coronel del ejército de tierra y el delegado de promoción ciudadana. Pedimos disculpas por si involuntariamente omitimos a alguien.
Durante el discurrir del cortejo por las calles Prado, Camarín, Azucena, Reyes, Postas, y de nuevo Prado para entrar en la Catedral, se entonaron cantos litúrgicos tales que “Juntos como hermanos”, “A Dios den gracias los pueblos”, “Que alegría cuando me dijeron”,… etcétera.
Al término de la procesión, -minutos antes de la una de la tarde-, daba comienzo en dicho templo catedralicio, ocupado por las autoridades reseñadas anteriormente y varios centenares de fieles, la Eucaristía solemne presidida por el señor Obispo y concelebrada por aproximadamente un centenar de sacerdotes. Los cantos eucarísticos corrieron a cargo de los seminaristas mayores, reforzados para el evento.
En su homilía, el pastor de la diócesis comenzó diciendo que no hemos de considerar a los santos como recuerdos o antiguayas, sino como personas que llamaron la atención durante su vida, -por sus cualidades y ejemplo de vida-, y lo siguen haciendo hoy, varios siglos después de haber vivido. Al modo de Jesús, han de ser ejemplo para nosotros ayer, hoy y siempre, en los que nos tenemos que procurar sentir identificados.
Se centró el prelado en el Amor a los pobres, la reforma del clero de su tiempo y el impulso de las vocaciones sacerdotales, y la evangelización de las personas que durante su vida le fueron encomendadas, como las tres virtudes más características de Santo Tomás de Villanueva.
Historia y recuerdo
Cabe decir que se ha instaurado este desfile procesional para años sucesivos, por deseo de Monseñor Melgar Viciosa, y a modo de apuntes históricos, con datos del ya citado Martín Aguirre, recordar que la imagen de Santo Tomás se venera en la Capilla del Santísimo, a él dedicada, inaugurada en 1900 por el cuarto obispo prior, don Casimiro Piñera y Naredo, sufragada con el legado del canónigo Juan Nepomuceno Montes de Oca, y que el actual retablo fue costeado por el que fuera dehán del Cabildo Catedralicio, don José Jiménez Manzanares.