El Palacio Provincial de Ciudad Real es una de las joyas arquitectónicas más representativas de la ciudad. Este imponente edificio no solo destaca por su belleza, sino también por su profunda importancia histórica y cultural dentro de la provincia, albergando desde finales del siglo XIX la Diputación Provincial, la institución encargada de gestionar y coordinar los intereses de la provincia.
El Palacio provincial fue creado específicamente para convertirse en sede de la Diputación en el siglo XIX, y a lo largo de todos estos años uno de los objetivos fundamentales ha sido logrado mejorar la calidad de vida y bienestar de todos los ciudadanos de la provincia y hoy sigue haciéndolo, expone el presidente de la institución provincial, Miguel Ángel Valverde.
Una institución que sigue “vertebrando nuestros territorio y la igualdad de todos los ciudadanos, vivan donde vivan, ayudando a los ayuntamientos, así como a todo el tejido social, cultural y deportivo, contribuyendo a la promoción económica de los municipios y la mejora de las infraestructuras de nuestros pueblos, siempre en torno a una colaboración leal con todas y cada una de las administraciones, siempre al lado de los ciudadanos”.
Con motivo del 130 aniversario de la Institución provincial, una exposición aúna la parte histórica y la arquitectónica de este emblemático edificio a través de un conjunto de paneles explicativos donde se dan a conocer diferentes documentos del archivo provincial y también se muestra un conjunto de planos y estudios elaborados por el departamento de arquitectura, explican los comisarios de la muestra, Francisco Adánez, jefe de sección de Archivos provinciales, y Rosa Ramos, jefa del Departamento de Arquitectura.
Un recorrido que va desde los antecedentes y orígenes de estas instituciones, pasando por la adquisición y compra del solar, al proyecto de construcción, el programa decorativo a cargo de Ángel Andrade y Samuel Luna, los usos que le dieron y servicios que se instalaron a lo largo de la historia, la relación entre el palacio y la ciudad, la descripción comparada de los palacios provinciales regionales, hasta los elementos compositivos de la arquitectura del Palacio y del conjunto de edificios dotacionales que conforman la manzana en la que se ubica.
Una exposición que forma parte de las diferentes actividades conmemorativas que se han desarrollado a lo largo de este año y que culminarán con un encuentro de presidentes de las diputaciones de toda España.
El Palacio provincial, un hito de la arquitectura civil
Y es que el Palacio provincial, además de sede de la Diputación, es un símbolo de la arquitectura civil que se integró en el paisaje urbano y se convirtió en un hito para la ciudad. Un lugar que representa la historia, la cultura y el desarrollo de la provincia, cuya presencia en el corazón de la ciudad subraya su importancia como referente patrimonial y símbolo de la identidad local.
La exposición, que permanecerá hasta finales de año en ambos patios del Palacio de la Diputación, se encuentra abierta al público y a centros escolares que deseen indagar sobre parte fundamental de nuestra historia, como el surgimiento de las diputaciones provinciales en España que nos remonta a las reformas impulsadas por la Constitución de Cádiz de 1812, un hito en la historia del país.
Esta constitución, fruto del liberalismo español, marcó un antes y un después en la organización administrativa del territorio nacional. Fue la primera en reconocer la soberanía nacional y la representación popular, y con ella nació la idea de descentralizar el poder mediante la creación de instituciones provinciales que velaran por los intereses de las diversas regiones.
Instituciones que desempeñaron un papel fundamental en la modernización del país, ya que promovían la participación local en los asuntos de gobierno y fomentaban el progreso económico y social de las provincias.
La exposición recoge cómo en 1833 con el decreto de Javier de Burgos es cuando verdaderamente nace la provincia de Ciudad Real., siendo el Real Decreto de 1835 el que establece la división territorial en provincias formando Ciudad Real parte de ‘Castilla La Nueva’.
La muestra contempla incluso las proposiciones de solares presentadas para ubicar el edifico de la Diputación, siendo aceptada la del vicario general de la Diócesis por 40.000 pesetas, explica Adánez.
Además, se recogen documentos de gran valor como la solicitud del propio arquitecto provincial Rebollar para ocupar la plaza de arquitecto, y las diferentes construcciones que llevó a cabo en la ciudad entre las que destaca el Casino de Ciudad Real, Banco de España, el Círculo de la Unión, o el palacio de Barrenengoa o el edificio de la academia general de enseñanza, primera sede de la diputación antes de la construcción del Palacio, apunta Ramos.
Todo ello, junto a un apartado donde se pueden apreciar los planos y estudios del departamento de arquitectura, junto a una línea de tiempo que refleja los acontecimientos y obras más importantes acometidas en el edifico a lo largo de los años como la construcción del solado de los patios en 1929 o la adquisición de Lanza en 1951.
Del academicismo al eclecticismo
El propósito para el que se creó el edificio de la Diputación lo comunica el carácter de su fachada enfatizando mediante pórticos con frontones y columnas las dependencias principales: El Salón de Plenos y Sala de Recepciones, junto a la desaparecida Biblioteca, así como sus accesos, explica Ramos, quien destaca cómo la composición arquitectónica del palacio va del academicismo al eclecticismo.
El palacio viene determinado según una disposición de tres ejes de simetría, propia del academicismo del siglo XIX que expresan jerarquía espacial y monumentalidad. Tres fachadas repartidas en eje central con salas perimetrales alrededor de los patios, cuyas cubiertas se realizaron con posterioridad, concretamente en 1929, explica Ramos.
Una cubierta diseñada para acoger lo que sería la Caja provincial de Ahorros de Ciudad Real, concebida como un organismo de crédito con fines sociales bajo la garantía y solvencia de la Diputación.
La jerarquía también se corresponde con el recorrido vertical de la fachada a través del uso de materiales diversos, zócalo de granito, planta baja de piedra arenisca y primera planta de ladrillo visto, remarcando los extremos de la fachada principal a modo de charnela mediante elementos cilíndricos culminados con sendas cúpulas, enfatizando así los sentidos de simetría y equilibrio.
La estructura general de la planta se articula mediante una gran escalera y patios centrales rodeados de columnas, con distribución periférica de los espacios.
Tanto en su fachada como en el interior se van introduciendo recursos del eclecticismo con frontones neoclásicos con algo de barroco.
Un edificio que sería inaugurado el 12 de octubre de 1892, haciéndolo coincidir con la celebración del cuarto centenario del descubrimiento de América.
La decoración del Palacio
La decoración del Palacio fue encargada a Ángel Andrade quien, becado por la Diputación, aprendió el arte decorativo en los talleres de Giorgio Bussato y Bonard de Madrid mientras continuaba sus estudios en la real Academia de Sn Fernando, realizando diferentes viajes a Italia donde se formó bajo el respeto al estilo clásico y cuyas influencias se pueden apreciar en la decoración mural de la escalera y los techos de las salas de Sesiones y Comisiones.
Sus intervenciones en el Palacio Provincial son muestra de su capacidad para combinar arte y arquitectura, creando espacios que, además de funcionales, resultaran visualmente impactantes. Sus frescos, retratos y detalles decorativos aportaron una dimensión artística que hizo del Palacio no solo un lugar administrativo, sino un auténtico centro cultural.
Andrade logró crear un diálogo decorativo en las salas y espacios que estaban relacionados con una mayor representatividad de la actividad de la institución. Con trazo seguro y colores suaves, utiliza alegorías y figuras clásicas que transmiten al observador un mensaje sobre la importancia de las Bellas Artes, el buen gobierno y la identidad de la provincia como símbolos necesarios del mensaje estético en la configuración dl palacio.
Bajo su dirección también trabajó el artista almagreño Samuel Luna, artista también pensionado por la Diputación desde 1886, y quien se ofreció a colaborar en la ornamentación del palacio.
Mención especial merece el Salón de Plenos, uno de los lugares más destacados dentro del Palacio Provincial de Ciudad Real, un espacio emblemático no solo por su función como sede de las deliberaciones y decisiones de la Diputación Provincial, sino también por la riqueza artística que alberga.
Un salón custodiado por el mural de López -Villaseñor que rinde homenaje a la historia y legado de Ciudad Real, creando un ambiente donde la política y la cultura se entrelazan para reflejar el espíritu de la provincia.
El Palacio Provincial de Ciudad Real es mucho más que un edificio institucional. Representa una etapa crucial en la historia de España, cuando la creación de las diputaciones provinciales marcó el comienzo de una nueva era en la administración territorial. La obra de Sebastián Rebollar y Muñoz, junto con la decoración artística de Ángel Andrade, son testimonio del valor histórico, arquitectónico y cultural de este emblemático edificio, que sigue siendo un referente del patrimonio de Ciudad Real.