Cecilio Álvarez Osorio, el joven de Torrenueva que atropelló y mató a su padre, Cecilio Álvarez Parra, tras una riña en el bar Yess de la localidad hace dos años, ha declarado que no lo hizo a propósito y que nunca se le pasó por la cabeza matarlo.
“Esto ha sido muy fuerte para mi familia y para mí”, le ha explicado al jurado que enjuicia el caso en la Audiencia Provincial de Ciudad Real. “Fue mi padre el que se abalanzó sobre mí coche”, ha insistido en varios momentos de su declaración.
Iba “hasta el culo” de alcohol y cocaína
Cecilio hijo afirma que cuando pasó esto, las cuatro de la mañana de una noche en la que iba “hasta el culo” de alcohol y cocaína (12 de marzo 2017), ni siquiera fue consciente de lo que se le echó encima, “vi un bulto”, asegura, y ha testificado que en cuanto se dio cuenta de que era su padre fue al bar Yess a pedir ayuda.
“Iba superdespacio, no sé cómo lo atropellé”, ha respondido a preguntas de la fiscal, y se ha limitado ha subrayar que lo auxilió yendo al bar a pedir auxilio.
Niega hasta la pelea
El acusado, de 32 años, ha negado hasta que riñera con Cecilio padre en el bar, pelea previa que según la fiscalía desencadenó el atropello mortal en la calle Ranas. Dice que no guarda recuerdos claros de esa noche, y aunque admite que la relación con su progenitor era de hola y adiós desde que el divorcio de su madre, ha insistido en que no tenía motivos para atacarlo.
Sólo a preguntas del abogado de la aseguradora del vehículo ha reconocido que aquella noche se alteró porque su padre lo insultó a él y a su madre.
Sin embargo, los guardias civiles que participaron en la investigación, tanto de la policía judicial de Valdepeñas como del destacamento de tráfico de Manzanares, consideran que el atropello fue intencionado.
“El coche fue recto hacia algo”
“El coche fue recto hacia algo”, ha declarado uno de los guardias que participó en la inspección ocular del vehículo, los daños y el lugar en el que cayó malherido el padre (murió un mes después en el hospital).
La única explicación que encuentran a que el turismo tenga un golpe en la aleta lateral derecha, y no haya ni huella de frenada, ni restos orgánicos del padre en el capó, es que el conductor fue a por su progenitor circulando por la calle Arenas, cuando su padre intentaba cruzar a Ranas.
Frenó para no chocar con una casa
El impacto fue tan grande que lo desplazó hasta la puerta de una casa del número 30 de esta última calle, a la derecha de la marcha del acusado: “Sí frenó, pero para no empotrarse contra la fachada”, han explicado.
Los guardias de tráfico han dado más detalles técnicos del atropello, pero según su experiencia profesional están “prácticamente” seguros de que fue intencional, no accidental, y no a mucha velocidad, 34,5 kilómetros por hora.
La zona del impacto estaba bien iluminada
Aunque era de madrugada, había buena iluminación con tres farolas en la zona, “una persona caminando se ve”, aseguran. Y han explicado que si alguien se hubiera echado sobre el coche, como sostiene el acusado, habría huellas o impacto de esa persona en el parabrisas, y no es el caso.
Otros indicios de que el atropello fue intencionado según los agentes fueron las primeras declaraciones de los testigos, parroquianos y personal del bar en el que coincidieron padre e hijo, que refieron la bronca previa, y cómo Cecilio hijo volvió al bar para informar del atropello, pero no auxilió al padre.
También se han referido a la actitud esquiva del acusado cuando fueron a detenerlo, “nos dijo que él no conducía” (luego ha cambiado esa declaración) y se negó a someterse a la prueba de alcohol y drogas.
El acusado iba muy bebido
Los guardias han confirmado que el joven, que dio 0,74 mg/l de alcohol a las diez de la mañana, cuando consiguieron hacérsela, podría llevar cerca de 1,30 mg/l en el cuerpo, “una persona no acostumbrada a beber no se tendría en pie, pero en este caso también estaba el efecto de la cocaína”.
A preguntas de la defensa los guardias han dicho que Cecilio no arrolló a su padre (no pasó por encima), es decir, en términos del abogado defensor Dámaso Arcediano, “si hubiera querido matarlo se habría asegurado de hacerlo, y no habría ido al bar a pedir ayuda”.
Cecilio Álvarez, que ha pasado un año y medio en prisión preventiva por esto (ahora está en libertad), se enfrenta a 20 años de cárcel acusado de asesinato y varios delitos contra la seguridad vial. Defensa y acusación particular, que ejercen su hermana y sus tías, piden una condena mínima por homicidio imprudente.
El juicio continúa este miércoles con la declaración de más testigos.