De los cerca de veinte stands del pasado año, la iniciativa de divulgación, ocio y conocimiento ‘Ciencia en la calle’ experimentó un relevante incremento con la incorporación de nuevos organismos y asociaciones en esta sexta edición de un encuentro que se vive, así mismo, como una “gran fiesta” justo cuando culmina el curso académico.
La Casa de la Ciencia, organizadora del evento, busca a su vez un sitio físico permanente que permita realizar esta divulgación científica durante todo el año. “Sobran las palabras ante el éxito de estas convocatorias”, con una amplia afluencia de público de todas las edades, comentó Javier Frontiñán, profesor de la UCLM y colaborador de la Casa de la Ciencia. “Queremos ocupar un lugar físico” para algo que tiene una finalidad importante porque “al final generas una ciudadanía más formada, que sabe más de temas relevantes y, sobre todo, para los niños con actividades en las que aprenden. Que nos den el espacio, los trabajadores y nosotros lo llenamos de material y actividades”, apuntó.
“Queremos trabajar con el Ayuntamiento, encontrar un punto en común y que la UCLM forme parte de manera activa” en la creación de “un espacio maravilloso para acercar la ciencia”, mostrando lo que se hace en los laboratorios y centros de investigación, y hay “un montón de casos de éxitos de Casas de la Ciencia en el país”.

Para el alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares, “lo complicado es quién gestiona ese tipo de actuaciones. Nosotros como administración lo tenemos complicado, pero vamos a colaborar con ellos en las iniciativas que tengan y vamos a ver cómo lo podemos ir desarrollando para que sin duda tenga un lugar importante en la ciudad el mundo de la ciencia”.
“A lo mejor de manera puntual, por épocas,…, lo veremos con ellos”, expuso el primer edil, que indicó, en relación con la propuesta de que sea en la Casa de Cultura, que este inmueble va a ser “un gran centro cultural de la ciudad y destinarlo a sólo una cosa va a ser complicado. Hay salas que las vamos a tener que dedicar a estudio, biblioteca, exposiciones, otra que es un auditorio, otra que tiene que ver con el edificio y su arquitecto, Miguel Fisac,… Va a ser complicado dedicarlo en exclusiva a un evento”, estimó el primer edil, que añadió que, “además, lo bonito de esto es la participación de profesionales que te lo explican y eso hacerlo de manera permanente todos los días durante todo el año no es sencillo de realizar”.
En relación con la exhibición de la sexta edición de ‘Ciencia en la calle’, Cañizares consideró “una maravilla encontrarte en el parque de Gasset con un museo vivo y al aire libre”, siendo “un ejemplo de lo bonito que es el mundo científico y lo atractivo que puede ser para los chiquitines. Hacen una labor fantástica con ello y la implicación de muchos organismos e instituciones lo hace todavía más interesante”.
Felicitó a los organizadores “por esta labor que ya es tradicional en la ciudad y este año ocupa un disparate de espacio”. Aunque podría pensarse que ‘la ciencia echa para atrás’, los chicos estaban maravillados. “Hay cierta tendencia a hablar más de ciencia en los últimos años y los chiquitines están más acostumbrados a dejarse sorprender, acercarse a la experimentación si se le hace atractiva y divertida. En eso tenemos un buen camino por delante porque veo que a los más pequeños es un mundo que les atrae mucho”, resaltó el alcalde.
En esta fiesta de la ciencia y la curiosidad, lo mismo los investigadores analizaban un pelo del visitante para ver si tenía rastros de mercurio que los alumnos de Medicina enseñaban a los niños a hacer reanimaciones cardio pulmonares, y muchos conocieron a través de unas gafas de realidad virtual el vídeojuego de suspense, en concreto del género horror survival, elaborado en el marco del proyecto ‘Penumbra’ por seis alumnos del IES Maestre de Calatrava y ambientado en un sanatorio que todo hace pensar que estaba en la Atalaya.
En el Gasset, reconvertido en jardín científico, el Grupo Dipam de la Escuela de Ingeniería Industrial mostró cómo a través de la inyección o la impresión 3·D, seguidas de un proceso térmico de unión y consolidación de partículas, se obtienen de polvos metálicos o cerámicos multitud de objetos tridimensionales cotidianos; Geovol realizó talleres sobre volcanes como el efusivo hawaiano, estromboliano, hidromagmático o maar y pliniano como el Vesubio; y el Irec llevó rastros como cráneos, huevos, cuernas y plumas para que los chavales identificarán la fauna del entorno e impartió talleres en los que los más pequeños colorearon figuras de animales y de reconocimiento de las aves que habitan y visitan el propio parque.

Entre otras muchas demostraciones, desde Ingeniería Industrial Eléctrica se exhibieron didácticos ejemplos de cómo generar de manera simple energía del aire, agua y sol; el grupo de investigación Orcats excitó metales que en su regreso a un estado de relajación liberan energía en forma de luz de diversos colores en función del elemento utilizado; desde Química atmosférica y del medio interestelar se realizaron experimentos como los de ‘tsunami atmosférico o volcán de agua’ y de fabricación de nubes; y desde Ingeniería Química de sublimación de hielo pasando directamente de sólido a gas.
La Unión de Radioafcionados de Ciudad Real se sumó al encuentro, se mostraron las posibilidades de un ordenador didáctico como el Raspberry pi con una aplicación que lo convierte en un potente receptor de radio, y en el stand de Medicina, además de ver en el microscopio las neuronas, se verificaron cuestiones como que el estribo es el hueso más pequeño del cuerpo humano, el cual cuenta con 206 huesos de cinco tipos: largos, cortos, irregulares, planos y sesamoideos.