Son los que acompañan, los que dan un abrazo, una palabra o simplemente se sientan al lado del enfermo, de manera totalmente desinteresada, sin ningún otro vínculo que no sea la empatía con el prójimo. En muchos casos a modo de agradecimiento de cuando ellos estaban al otro lado y recibieron lo mismo cuando lo necesitaban. Pero también son los que aportan su testimonio como ejemplo de esperanza o consuelo.
Son los voluntarios, en este caso concreto los de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) que este martes toman un protagonismo especial al celebrarse este martes el día mundial de lucha en contra de esta enfermedad que cada vez sufre más gente, pero también de la que se han logrado grandes avances para su superación. Hay voluntarios hospitalarios, en paliativos, testimoniales, a domicilio o aquellos que acompañan de manera telefónica, por videollamada o algún chat online, la finalidad es que los enfermos y sus familias se sientan acompañados.
“El voluntariado para mi es la vida”, asegura María del Valle Espinar Domínguez, que tras sufrir un cáncer de mama hace unos dos años y medio decidió hacerse voluntaria en la AECC ya que se habían portado muy bien con ella. Es “un agradecimiento, devolver lo que me han dado”.
Aún está con tratamiento, su cáncer era hormonal y tiene que tomar una pastilla durante cinco años. Asegura que el voluntariado le da fuerzas. “Vienes con molestias, con dolor de cabeza, pero es igual, te tomas la pastilla y como sabes que aquí tienes que darlo todo, dar lo mejor de ti, porque para ellos es fundamental, te echas todo a la espalda y vienes como si nada”.

“Estamos para lo que necesiten los pacientes”
Acude todos los miércoles al Hospital General Universitario de Ciudad Real, dentro de la labor que realiza la asociación dentro de este entorno. Van en parejas o de tres en tres y están en el hospital de día o recorren las habitaciones de la planta de Oncología. “Estamos para lo que necesiten los pacientes”, explica, “allí pasamos un rato. Hay unos que nos cuentan, otros que no, siempre con la cosa que quieran que estemos allí, si no nos retiramos”.
Confiesa que lo que más le gusta es el hospital de día, “es lo que más me llena”, añade ya que “es un sitio donde puedes hablar, reír, llorar, puedes cogerles la mano, aunque sea un abrazo. Es más cercano que la planta de oncología porque hay que tener en cuenta que en la planta es como si estuvieras en la habitación de tu casa, es un poco más violento, como invadir más su intimidad, y en cambio, el hospital de día es más abierto, tienes jóvenes, mayores, pasan las enfermeras que son geniales, y entablas una conversación más cercana”.
“Me han dado tanto, que tengo que devolver algo”
“Me han dado tanto, que tengo que devolver algo”, asegura María Ángeles Gómez Lillo en referencia a la ayuda que recibió de la asociación cuando fue diagnosticada hace unos años de un cáncer de pulmón y tuvo que desplazarse a Albacete. “Mi hija fue a la asociación a pedir ayuda y nos han tratado como a alguien de la familia y hemos creado unos lazos divinos”.

Y lo devuelve contando allí donde la llamen su experiencia personal intentando transmitir un mensaje positivo sobre lo que le ha pasado. “Tuve un cáncer de pulmón, hice un viaje a Albacete y se quedaron con el pulmón. El cáncer es como cualquier otra enfermedad, como el colesterol o el azúcar, no tiene que dar pánico, ni verlo como el fin del mundo. Creo que si transmites esto, la gente que esta empezando se puede encontrar mucho mejor, creo que la del voluntario es una ayuda muy necesaria”.
Y es que como voluntaria se ha propuesto cambiar la imagen de esta enfermedad, afirma que es consciente que hay cánceres que te pueden matar pero también hay otras enfermedades que también pueden hacerlo. “Simplemente no hay que tener miedo, saber que no estas solo y que hay gente que va a estar contigo, a tu lado para que esto no sea tan horroroso y ya está”.
Asegura que su vida ha cambiado gracias a la ayuda que ha tenido de la AECC haciendo mención a los servicios a los que ha podido optar para mejora su vida tras la enfermedad como la fisio pulmonar o la gimnasia que han cambiado su vida “cien por cien”.
Unos 350 voluntarios directos en la provincia
“Los voluntarios son lo más importante para la AECC después de los pacientes y sus familiares”, afirma el presidente provincial, Marciano Sánchez que baraja cifra de unos 350 voluntarios directos en la provincia de Ciudad Real. A estos hay que unir, añade, los voluntarios por la ciencia, los de acompañamiento, además de las 70 sedes locales donde están actuando una junta local, que pueden ser entre tres y siete personas, pero luego también hay también hay colaboradores, también voluntarios, que pueden elevar la cifra entre los 1.500-1.800 personas en todos los eventos que tenemos en la provincia, que son unos 380 al año. “Es una locura, pero si no fuese por los voluntarios no sería posible”.
Esos voluntarios que están al lado del paciente en los hospitales han tenido una mención especial por parte del presidente de la entidad, ya que «son nuestro parapeto para paliar la problemática directa que tienen en esos momentos, como es en principio que te hayan diagnosticado un cáncer, luego hayas tenido que pasar por una cirugía, por una quimio o por una radio, es nuestro voluntariado de primera los que están tratando a esos pacientes”.

Pero además de los voluntarios también están los profesionales que están en primera línea intentando atender las necesidades de los pacientes y sus familias o allegados. Psicólogos especializados o trabajadores sociales están para intentar paliar algunos de los efectos colaterales de esta enfermedad.
Atención psicológica especializada gratuita desde el primer momento
Es el caso de Margarita Velascoín González-Tejero, psico-oncóloga de la AECC, que explica que atiende de manera gratuita a pacientes y familiares oncológicos desde el primer momento y se hace un seguimiento. Tienen tanto terapias individuales como de grupo. “Desde el campo de la psico-oncológica nos dedicamos a orientar, a informar, asesorar, a llevar la terapia, a detectar las necesidades y a hacer derivaciones a otros compañeros si fuese necesario, como al trabajador social o a otro tipo de compañeros que puedan necesitar”.
Esta psico-oncóloga desarrolla su labor en el Hospital General Universitario de Ciudad Real. “Les vemos nosotros porque no tenemos lista de espera, es una atención inmediata con nuestro teléfono 900 100 036 con el servicio 24 horas los siete días a la semana. Además de poder contratar de manera personal conmigo o mis compañeras en otras localidades de Ciudad Real en nuestro horario de trabajo con nuestros teléfonos, donde les damos una cita lo más inmediata posible presencial, telefónica o por videollamada”.
Entre las principales reacciones de los pacientes explica que «depende del diagnóstico o de la estadía», puede existir el miedo, la incertidumbre, problemas de comunicación, dentro de estos pueden ser tanto con el personal sanitario, como de comunicación de noticia al resto de familia. Hay veces que también puede aparecer preocupaciones económicas, ahí entraría la colaboración los trabajadores sociales. También puede existir el tema de la imagen. «Hay que tener en cuenta que cada persona es distinta y la enfermedad es un añadido al día a día. Nuestras propias estrategias y habilidades van a ayudarnos a poder restructurar nuestra vida y afrontar la enfermedad lo mejor que podamos».