La escritora Elia Barceló presentó este miércoles en la librería Serendipia su última obra, ‘El eco de la piel’, una novela sobre “cómo nos narramos a nosotros mismos” con nuestras propias historias y sobre “la identidad, quiénes somos, qué queremos ser, qué imagen damos y qué somos por dentro”.
Para la autora alicantina residente en Austria, “somos seres textuales que nos narramos a nosotros mismos, nuestro mundo e historia y que básicamente estamos hechos de palabras” tanto propias como ajenas. Las palabras “nos hacen ser lo que somos”, conforman tu identidad y “permanecen en la memoria”, comentó Barceló, que habló sobre cómo nos pasamos la vida buscando coartadas para justificar lo que no hicimos y fabulando nuestras actitudes, algo de lo que, a su juicio, es importante darse cuenta para cambiar aquello que se basa en falsas excusas.
La preocupación por el qué dirán también juega un esencial papel porque “a uno le gustaría dar una buena imagen de sí mismo y dejar un buen recuerdo, y para ello lo que uno hace muchas veces es callar las partes más oscuras, ocultar y esconder secretos”. Lo peor es que los demás se den cuenta porque “entonces quedas muy mal”, por eso “mucha gente lo que hace es guardar cierto tipo de cosas absolutamente de todo el mundo” para que “nunca se lleguen a saber”, indicó Barceló, que estima que “todos estamos llenos de secretos”.
“Misterios, secretos, sexo y conflictos de todo tipo de identidades”, así como traiciones y “chanchullos” como en la vida misma, son ingredientes de esta novela en la que a una joven historiadora que trabaja en una tienda de ropa, Sandra, le encargan realizar la biografía de una empresaria, Ofelia, que levanta un imperio de moda comenzando por calzado de mujer para luego poner su firma en bolsos, ropa y accesorios.
Barceló sitúa la trama en un entorno que conoce a la perfección, Monastil, su localidad natal, la cual experimentó una gran transformación económica con la industria del calzado y el interés estadounidense, a finales de los años sesenta y primeros de los setenta, por compras “a lo grande”. Un obra de una serie sobre Coco Chanel de la pintora Lita Cabellut ilustra la portada de esta novela cuyo título conecta con diversas referencias como la piel de los animales con la que se fabrican los zapatos, así como con la propia piel humana, “tan sensible” y extensa que “recoge los dolores, cicatrices, heridas y arrugas y que periódicamente te vas quitando de encima para ser otro”. Cada vez que te transformas a lo largo de la vida, vas dejando pieles que son como esos vestidos y zapatos importantes que has dejado atrás, ya no te pones, son tus avatares y contemplas como recuerdos de diversas etapas, apreció.
Historia
El hijo de Ofelia encarga a Sandra, para que “conste la gran mujer que fue su madre”, la elaboración de su biografía y la joven historiadora trata de fiarse de lo que va encontrando en su investigación para crear una verdad “lógica y coherente”, aunque luego es el lector quien tiene que ver hasta qué punto es así o no. A Sandra, Ofelia le parece “una mujer que oculta demasiados secretos, que no es nada clara y limpia, lo que enturbia su propia visión sobre la biografiada, pero luego también se da cuenta de que tiene partes muy buenas y positivas con lo que no acaba nunca de decidirse” y en la investigación emerge algo que termina siendo “crucial” y transforma por completo la vida de la joven historiadora.
En relación con la veracidad de los hechos, Barceló comentó que la historia en el mejor de los casos es una fusión de muchas versiones de lo que ha ocurrido pero, “en general, nunca se ponen muchas versiones juntas sino que al final se impone una de ellas que triunfa y queda como verdad oficial”, que suele ser de quien tiene el poder en cada momento y responde a su intención de “lo que quiere que quede”. En este sentido, consideró muy importante que “las mujeres demos nuestra versión también y aportemos nuestra forma de ver” lo que sucede en “un mundo en el que siempre ha primado la visión masculina”.
Abogó, a su vez, porque las escritoras también creen grandes personajes femeninos, no necesariamente simpáticos ni jóvenes, y se hable en obras dirigidas a todo el público desde el conocimiento próximo de temas como, por ejemplo, la maternidad o la menopausia.
Considerada una de las grandes autoras de ciencia ficción en castellano de todo el mundo, aseguró que a ella le divierte mucho escribir y no entiende a quienes dicen que sufren escribiendo, al tiempo que indicó que le gusta “lo que no es cotidiano”, con lo que unas veces se decanta por “lo abiertamente fantástico” y otras veces por novelas como ‘El eco de la piel’ en las que hay “crímenes, secretos, misterios y cosas que no nos pasan diariamente”.
En relación, así mismo, con la “textualidad” de los seres humanos, que “somos seres narrados”, resaltó que las palabras pueden hacer más daño que los golpes y, al revés, expresadas de forma correcta y el momento adecuado pueden ser salvadoras. Son “un arma” y son “una flor”, expuso la escritora, que también resaltó la importancia de enseñar a los niños a que sepan nombrar sus sentimientos y expresarlos en palabras.