A menos de un mes para la conmemoración del Día Mundial de las personas con Discapacidad, hemos querido conocer de cerca cómo es su día a día, sus proyectos, sus inquietudes, sus pasiones, y nos hemos llevado toda una lección de vida porque Eloy, de 33 años de edad, empleado público, y a punto de opositar de nuevo para ascender a un puesto de mayor rango, en silla de ruedas desde los 16 años, es un ejemplo de cómo la discapacidad no tiene por qué ser un límite.
Con sólo 3 años le diagnosticaron una enfermedad rara, CMT2, una enfermedad degenerativa, neuromuscular, y desde entonces creció asumiendo la situación.
Al principio, según él mismo nos cuenta, su madre lo acompañaba a todos sitios, hasta que un día Eloy se plantó y le preguntó si también lo acompañaría a la universidad, y su progenitora tomó la decisión de adquirir una silla de ruedas que, para él fue, según destaca, como “unos zapatos nuevos, una piruleta”.
“Lejos de sentir vergüenza o miedo, me sentía tan feliz porque me ofrecía mucha independencia. Sin darme cuenta aprendí a vivir de otra manera”, afirma. Y añade convencido, que si tuviera la oportunidad de volver a andar no querría, “porque me encuentro muy bien, no lo cambio, mi vida es mucho mejor ahora que antes”.
Natural de Ciudad Real, vive y trabaja en Madrid, y es completamente independiente. Le gusta ir al Wanda a ver partidos de fútbol con amigos, aunque no es del atletic, desplazándose en metro y autobús, subrayando cómo en Madrid “todo está bastante bien adaptado”. Comparte piso con compañeros, pero por el tema económico no porque no le gustara vivir solo, puntualiza. Y siempre que puede se escapa a Ciudad Real para compartir momentos con su familia e irse de fiesta con los amigos de siempre.
Apasionado de los deportes, por afición, práctica desde rugby a esgrima, pasando por crossfit a piragüismo y natación, algo que le hace sentirse tan a gusto y tan bien, que se siente feliz y realizado. De hecho, este verano en Ciudad Real tuvo una experiencia de buceo inclusivo, que recomienda a todo el mundo y, por supuesto, piensa repetir.
Una actividad impulsada por Oretania en colaboración con Naturaventura que fue todo un descubrimiento tanto para Eloy como para el resto de personas con discapacidad que se atrevieron a participar. Aunque al principio la máscara impone un poco, asegura, tras las primeras respiraciones todo fue como la seda.
De esta experiencia, destaca, ante todo la libertad de movimiento y lo a gusto que se encontraba al comprobar que podía respirar tranquilamente sentado debajo del agua. “La sensación era como estar en una nube, de lujo”.
Siempre abierto a todo lo que le propongan, además le encanta viajar. Este año ha estado en Roma, Viena y costa rica. La primera vez que viajó en avión fue a los 20 años, a Miami con una beca y desde entonces no ha parado de hacerlo. Asegura que la asistencia en los aviones es de un 10.
Afirma ha conseguido lo que se proponía, ser empleado público, y asegura sentirse feliz y realizado, siendo lo que más valora su independencia.
Oretania CR
La federación Oretania CR desarrolla una amplio programa de actividades para personas con discapacidad, ofreciendo alternativas de ocio y tiempo libre a más de 300 personas en la provincia. En lo que va de año, según destaca Andrea Muñoz Cabañas, técnica de Ocio, han llevado a cabo más de 25 actividades, entre las que destacan musicoterapia, paseos culturales, visitas al teatro, y esta actividad de buceo inclusivo que impulsaron este verano.
Además, la fundación ofrece apoyo terapéutico, asesoramiento para la tramitación de los distintos grados de discapacidad, y prospección de empleo, aparte de contar con un centro especial de empleo y una residencia asistencial para personas con 100% de discapacidad.
La próxima iniciativa es una gala benéfica que tendrá lugar el 9 de noviembre, en el Teatro Quijano, mientras el 2 de diciembre en colaboración con CLM Activa llevarán a cabo un baile inclusivo para personas con movilidad reducida.