El periodista Francisco J. Otero regresa a Lanza, en este caso como escritor, con una novela policíaca ambientada en La Mancha que promete mucho, en especial, para entretener al lector en estos momentos de aislamiento. Para aliviar esta ‘clausura’ que en algunos casos llega a ser soponcial, propone sumergirse en una novela muy cinematográfica, ‘Creer’, que se publicará en Lanza por entregas diarias.
– Son catorce capítulos…
Bueno, son catorce por casualidad. La novela estaba escrita desde hace bastante tiempo y me ha parecido oportuno compartirla con los lectores ahora, en una situación tan extraña como ésta que nos ha tocado vivir. Los enfermos necesitan la ayuda de los sanitarios, pero los que no lo están precisan la ayuda de los que se dedican a contar historias, de una forma u otra. Y en ese aspecto es en el único en el que puedo echar una mano. A algunos este confinamiento les puede servir para valorar un poco más la cultura, el entretenimiento. ¿Qué haríamos encerrados en casa sin libros, sin cine, sin música…? Escribir libros, grabar películas, interpretar música para no volvernos locos.
Y son catorce porque a Lanza y a mí nos ha parecido una ocasión para recuperar el folletín, esa cosa que se ponía debajo del filete, la línea horizontal que en los periódicos de antes separaba la realidad de la ficción. Luego, lo que hubiera debajo podía ser cualquier cosa, lo mismo podías leer un novelón como Los tres mosqueteros que El comendador de Almagro de Fernández y González, que era un sevillano con muy mala leche al que hoy no conoce nadie pero que a mediados del XIX era el escritor más leído de España.
– ¿De qué va ‘Creer’?
Es una novela corta de género: unos asesinatos de hace algún tiempo, un guionista que busca información, sucesos extraños… todo ello entre Madrid, Daimiel, Almagro y Ciudad Real. Y enmarcado en un proceso reflexivo, acerca de lo que uno cree y de lo que creen los demás, de lo que es verdad y lo que es cierto.
– ¿Por qué hay que leérsela?
No hay que leérsela. Sólo los que se lo estén pasando bien con ella, que espero sean unos cuantos, deben hacerlo. La literatura, que es una palabra que suena como algo muy serio, sólo sirve para algo, que no sé lo que es, si es divertida, si se disfruta con ella. Y no olvidemos que a veces disfrutamos sufriendo.
– ¿Qué ingredientes tiene?
Tiene su pizca de investigación policial, su cucharadita de costumbrismo, sus gotas de terror, un punto de humor, claro, y esperemos que deje un regusto que se recuerde. Pero lo importante no son los ingredientes, sino lo que se hace con ellos.
– ¿El cine y la literatura se funden en la novela?
Sí, algo de eso hay. En esta ocasión casi de modo literal, pero en realidad el cine, la manera de contar del cine, está muy presente en nuestra literatura. Casi cualquier novela actual toma prestados procedimientos cinematográficos. Es un camino de ida y vuelta, porque el cine aprendió a contar de la literatura.
– ¿Qué te animó a escribirla?
Escribir es un vicio que algunos adquirimos y del que no podemos, ni queremos, prescindir. Otra cosa es publicar. Si no hubiese sido por el confinamiento, ‘Creer’ seguiría, probablemente, en el cajón.
– ¿Es un thriller en La Mancha?
Algo de eso hay. La Mancha es terreno literario. Pasa con La Mancha como pasaba con España al comienzo del Romanticismo, que no había casi escritores románticos en España, pero desde fuera se la percibía como el paisaje romántico por excelencia. A veces, Madrid se mira en La Mancha y ve lo que era. Al menos al protagonista de ‘Creer’ le pasa eso, que tiene que salir de Madrid para encontrarse con algunas certezas, no todas muy reconfortantes, por cierto.
– ¿A qué sabe la novela, a qué recuerda?
Pues espero que a cosas sencillas y esenciales, a sabores puros, que es a lo que sabe nuestra provincia, o al menos a lo que me gusta pensar que sabe, a gentes que no necesitan adornarse para hablar de lo que son, de cómo están unidos por las raíces a su tierra, aunque no todos sean así.
– ¿A quién se la recomiendas?
Como el anuncio de Ariel aquel de cuando éramos niños, que salía una mujer recomendándoselo a sus vecinas y terminaba con un “Corra la voz”, se lo voy a recomendar a mis vecinas, que son las que mejor corren la voz.
– ¿Acaba bien?
Es cuestión de gustos. Yo creo que sí, pero me temo que muchos no estarán de acuerdo con esa afirmación.
– ¿Cuáles son tus referentes como escritor?
Muy variados, por supuesto. Pero en realidad la pregunta que hay que hacer es contra qué escribes. O contra quién. Ésa es la que a mí me interesa como lector, porque se escribe a favor de mucha gente, de una tradición, de un canon. Pero también en contra de otros. A mí no me gustan nada los que usan muchas palabras para esconder lo que quieren decir, ni los que tratan de engañar al lector, ya sea por arriba (los cultísimos innecesarios) o por abajo (los que cuentan la misma historia y de la misma manera que ya nos han contado miles antes que ellos), ni los que se entregan a escribir como podrían estar haciendo zapatos, en cadena para satisfacer el gusto de otros. Está muy bien tomar a Gogol o Mutis o Cervantes como referente, pero no se puede escribir como ellos, porque ya lo han hecho ellos. Sin embargo, sí se puede escribir contra Proust o Delibes o Pérez Reverte, por decir algo.
La primera entrega de ‘Creer’ se puede leer en el enlace https://www.lanzadigital.com/blogs/vidas-contadas/ y cada día se publicará un nuevo