Si el Eurogrupo no quiere perder la escasísima credibilidad que aún conserva, únicamente debería acceder a flexibilizar los plazos, respecto al pago de los vencimientos de la deuda griega, determinados en el rescate diseñado por la troika. Cualquier cesión adicional que traspase el referido límite, podría representar un peligrosísimo antecedente y acicate para el resto de países dependientes de la troika. Pero, sobre todo, para los partidos populistas europeriféricos.
Grecia ha actuado con una contradictoria prepotencia, proponiendo incontrolables exigencias. Por el contrario y si fuera un país serio, en lugar de exigir, tendría que haber proyectado previamente un nuevo y riguroso programa económico al objeto de cumplir los objetivos de déficit.
Sea como fuere y en el caso que finalmente se prolongue el rescate, una condición que debería imponer la troika a Grecia antes de firmar un nuevo acuerdo-memorandum, además de la reforma fiscal, es la relativa a reducir el peso del Estado, vía reducción, entre otros, del gasto público-político de la Administración.
Siempre que se centre en la eliminación del gasto político improductivo y clientelar, esta imprescindible reforma administrativa sería celebrada por la mayoría del pueblo griego. Verdaderamente, es vital despolitizar, eliminar cargos públicos, reestructurar salarialmente y, en definitiva, reformar de manera radical la Administración griega. (Al igual que la española).
El complicado y doble objetivo de Syriza: contentar tanto a la troika como a sus electores
Indudablemente, Syriza podría presentar el referido convenio (si definitivamente se refrenda el mismo) ante los ciudadanos griegos como un triunfo del nuevo gobierno ante Merkel y las malvadas políticas de austeridad ejecutadas desde Alemania y, con ello, no se deterioraría su imagen ante los griegos que lo han votado. Aunque tergiversando la realidad. De hecho, si no fuera por la troika, Grecia ni siquiera podría pagar la luz de sus Administraciones Públicas.
La gran mentira de la austeridad
Porque la mentira de la austeridad es el caballo de Troya, tanto de los corruptos gobiernos de la periferia europea como de los nuevos partidos populistas, que la han utilizado como una estrategia político-electoral.
Debido a que han sido los gobiernos periféricos corruptos, entre ellos el español, quienes han transformado las políticas de austeridad, deficientemente diseñadas por la troika, en programas económicos “austericidas” o, mejor dicho, “ciudadanizidas”. Que han empobrecido a los ciudadanos, vía impuestos abusivos, recortes salariales y reducción de las prestaciones públicas. A la vez que han sostenido el Estado del bienestar de la casta político-sindical, los monopolios energético-gasísticos y a la élite financiera. (Esta es la realidad económica española).
Igualmente, los políticos corruptos periféricos son los que se han encargado de culpar del citado “austericidio” o “ciudadanicidio” a Merkel y a la troika. Si bien es cierto que la troika merkeliana es co-responsable del mismo. Puesto que antes de desarrollar políticas económicas dirigidas a la periferia europea, es vital exigir a los gobiernos corruptos periféricos (y a los políticos que representan a los mismos) concretas condiciones políticas para evitar la corrupción, la malversación de caudales públicos, el despilfarro… Y controlar rigurosamente que estos requisitos se cumplan.
En cualquier caso, las políticas de austeridad europeriféricas no han sido comunicadas ni aplicadas correctamente. Y las mismas se han convertido en un “austericidio” o “ciudadanicidio”.
Independientemente de lo anterior y volviendo al conveniente concierto económico que deberían firmar Bruselas y Grecia, Syriza acertará plenamente si consigue llevar a cabo una reforma de la Administración griega conducente a dotar de eficiencia a la misma. Y a eliminar la corrupción política institucionalizada, las subvenciones improductivas, el clientelismo, el nepotismo, etc.
No olvidemos que el principal handicap que tiene la economía griega (y la española) es el sistema político corrupto, clientelar, subvencionado, parasitario y comisionista que ha llevado al país heleno a la quiebra. En este sentido, reducir el tamaño del Estado es el primer paso en la dirección económica correcta.
En función de lo anterior y en el caso que Grecia redujera su sector público, ¿seguirá siendo Syriza la referencia conómico-política europea de Podemos? Recordemos que reducir el económicamente insostenible peso del macro Estado autonómico y local español no es una de las propuestas de Podemos. Más bien todo lo contrario.
De todas formas, tampoco el PP-PSOE tiene interés en reducir el tamaño de nuestra Administración Pública. Al revés, uno de los objetivos prioritarios de estos dos partidos es seguir manteniendo las redes político-clientelares corruptas y tejidas en todas las autonomías, ayuntamientos, consorcios, entidades, organismos, empresas públicas, etc., que constituyen la base de su poder. Y, del mismo modo, son la causa de la ruina de los ciudadanos.
España no dispone de ninguna solución política a corto plazo
Tanto si gana el PP. El PSOE. O Podemos. Como si pactan el PP y el PSOE. O Podemos y el PSOE. Los ciudadanos seguiremos siendo esclavos fiscales y laborales de un Estado expoliador, que está al servicio de la casta político-sindical y el IBEX-35.
Intentemos que, al menos, ningún partido obtenga mayoría absoluta. Robar en solitario es más fácil que hacerlo conjuntamente mediante pactos de poder entre diferentes partidos.