En Almagro ya se nota el calorcito de un verano anticipado. En las terrazas de la Plaza Mayor, aunque siempre regentadas por propios y extraños que llegan a la localidad, se percibe un murmullo propio de cuando las vacaciones andan cerca. Los niños corretean recordando que la infancia es el ruido que uno hace mientras juega hasta llegar a la edad adulta donde se pierde el permiso de los decibelios a destiempo. De fondo, se ven algunos carteles del tercer Imposible Sound, que ya tacha días para volver a disfrutar de una velada mágica cuando septiembre esté apurándose.
Con Lanza han quedado Ángel, Quique y Maribel, los tres impulsores de un festival de música indie que ya es referente en el calendario musical de toda España. Según avanzan por la céntrica plaza encajera, tienen que parar un par de veces para saludar a algunos amigos que preguntan para ponerse al día, pero también para conocer detalles de un cartel ya confirmado que aspira a otra noche mágica.

Anne B Sweet, La Paloma, Hermana Morfina y la legendaria banda La Habitación Roja, son los cuatro grupos que pasarán en esta tercera edición por el escenario del Imposible Sound. Es de nuevo una puesta outsider, que rompe moldes y modas y que ha vuelto a no dejar indiferente a nadie.
El Imposible Sound es una mezcla entre la veteranía, el talento joven y el sonido autóctono que este año llevará el sello de los Morfina. Es un festival que escapa de las grandes aglomeraciones y que apuesta sobre todo por la música de calidad. Para Quique Paz, todo esto ha sido clave para que el Imposible «se haya consolidado pese haber tenido sólo dos ediciones. Estamos muy contentos con el cariño del público y de la acogida que ha tenido el festival desde que cobró vida».
En esta tercera edición, los organizadores han aplicado una fórmula nueva para vender entradas, «hemos conseguido vender todas las entradas anticipadas que hemos puesto a disposición de los más fieles. Desde el primer día no ha parado de escribirnos gente para interesarse y para demostrarnos que más allá de los grupos, el Imposible es el buen rollo que se comparte y el ambientazo que se disfruta, pudiendo ver a los grupos desde cerca y sin el agobio de otros festivales multitudinarios».

Eso, afirma, «nos da tranquilidad. Aquí no queremos hacernos ricos. Nuestra idea es cubrir gastos, disfrutar de un festival de calidad en nuestro pueblo y pulir detalles edición tras edición».
«Cuando haces algo para hacer una aportación cultural, no piensas en negocio, te ves reconfortado con el cariño y el interés de la gente que alguna vez ha venido. Eso significa que efectivamente hay un cierto crecimiento, porque no crecer significa quedarte atrás, ¿no?», se pregunta Ángel.
El ‘Imposible’, la excusa para hacer turismo en Almagro
Celebrar el Imposible Sound en septiembre es regatear el calor seco del verano en Almagro, pero también es asegurarse en un alto porcentaje la posibilidad de lucir la camiseta de estampados veraniegos de los ‘festis’ por penúltima vez en un verano trasnochado mientras la música desafía a la afonía del día siguiente.
Como buenos almagreños y sabiendo que su objetivo cuando dieron vida a este proyecto hace ya dos años era contribuir a la economía y la cultura del municipio, el reto que se plantean es consolidar que los que viajan para disfrutar del Imposible, lo hagan no para un rato sino para todo el fin de semana.

En este sentido, Maribel Díaz, celebra que «en Almagro tenemos mucho que mostrar y mucho de lo que disfrutar». Para ella, un plan perfecto de fin de semana completo, arrancaría con el Imposible en el primer lugar al que se sumarían valores añadidos como «un paseo por nuestra plaza mayor, una visita a nuestro corral de comedias, a nuestro teatro municipal y todo nuestro casco antiguo».
Además está la gastronomía, los brindis en los bares y los pueblos cercanos. «Contamos con un gran potencial y la gente que viene a visitarnos, tiene muchas posibilidades de descubrir un entorno lleno de encanto, con historia, con naturaleza y con cultura».
En ese recorrido por los innegociables que deben conocerse, Lanza hace junto a los organizadores del Imposible un recorrido de apenas diez minutos andando, entre el centro de Almagro, hasta una plaza de toros que hoy permanece en silencio, pero que espera de nuevo coronar con puerta grande el próximo 21 de septiembre.
Imposible, el festivalazo sin agobios
A lo largo de los últimos años, los festivales de música se han convertido en moda. A cada rato es fácil que los algoritmos de las aplicaciones móviles te recuerden que cerca de tu ciudad hay un festival esperándote. La mayoría duran varios días, acumulan decenas de nombres de artistas entre los que siempre sobresale el de alguno que cuelga donde va el cartel de sold out y que hace tiempo, obligaba a los más jóvenes a llenar las mochilas para acampar y que pasara lo que tuviese que pasar.
Hay algunos que todavía recuerdan algunos de esos días memorables que fueron incómodos pero que sirvieron para tachar parte de esas cosas por hacer al menos una vez en la vida.
Hacerse mayor implica casi siempre hacerse reacio a ciertas cosas que antes pasaban desapecibidas: los grandes agobios de gente, el ruido desmesurado sin finales, comer de bocadillos mañana, tarde y noche o dormir sobre un colchón de tierra y piedras. En esta reflexión coincide Quique Paz, quien también echa la vista atrás, viéndose no hace tanto, entre esa marabunta sedienta de música y guitarras. «A mí me encantaba el concepto con el que nacieron los festivales y he ido a muchos durante mucho tiempo».
Quizás ahí nació ese veneno que acabó por convertirse en su propio proyecto de festival indie. Sin embargo, querían que fuese distinto y lo han conseguido. «Entre la oferta de festivales que hay, nosotros buscábamos poder disfrutar de los grupos desde cerca, de forma cómoda, sin tener que estar corriendo para ir de un escenario a otro, sin tener que hacer colas kilométricas para ir al baño o para tomar una cerveza. Creemos que lo hemos conseguido y la gente lo valora».
De ahí también que el año pasado el Imposible se trasladase desde el silo okudizado hasta la plaza de toros, situada en la cera de enfrente. «Aunque el silo es muy chulo tiene unas limitaciones a nivel técnico que en la plaza de toros se solventan. El cambio, haciendo balance, fue positivo a nivel organizativo, a nivel de comodidad y sobre todo, a nivel técnico».

Pensando en cómo será la noche del tercer Imposible, Quique deja un espacio de silencio y expresa sus deseos como si fuese una carta a los Reyes Magos anticipada. «A mí me apetece mucho ver a La Paloma, que es un grupo emergente, que creo que va a dar mucho que hablar en los próximos años. En esta gira van a crecer mucho y van a tener una repercusión muy importante».
No obstante, también elige la música de La Habitación Roja, con 30 años de carrera a sus espaldas, la de Anni B, una banda espectacular, y la de Hermana Morfina, «una banda súper veterana de nuestra escena, que también va a venir con un disco nuevo. Me apetece ver a todos, qué te voy a decir».

Puestos a imaginar, piensa en la tarde del 21 de septiembre, cayendo la tarde, empezando a anochecer en Almagro, con calor pero sin sudor dejando marca. Gente paseando entre los adoquines del casco histórico enfilando la calle hasta la puerta principal del coso taurino, otra de las joyas arquitectónicas de sus calles. La gente desgastando las suelas de las Converses, o de las Vans o lo que surja y de fondo, el murmullo de unas pruebas de sonido que unas horas después se harán sonar con fuerza.
Olor a perritos calientes y hamburguesas, sonidos de manos chocando que se saludan. La tercera entrega de un Imposible Sound, que volverá a ser como las dos ediciones anteriores, auténtico buen rollo, con grupazos escribiendo historia en su escenario.
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