La Policía Local de Ciudad Real acusa de delitos de maltrato y abandono animal al dueño de la podenca a la que tres policías rescataron de morir asfixiada con un tubo de fibrocemento al cuello hace dos semanas.
La perrita, que pasó por una clínica veterinaria una vez liberada, con graves heridas y desnutrida, se entregó en un principio al propietario, que la utilizaba en su trabajo, pero se intuyó que no serviría de mucho. Cuando se le localizó por la lectura del chip, trató de eludir su responsabilidad y mandó a un amigo para recogerla.
El propietario no quiso asumir los gastos del tratamiento veterinario, según fuentes policiales, y al día siguiente, cuando los agentes fueron a visitar al animal para hacer el seguimiento comprobaron que le había quitado los apósitos y le había tapado las heridas abiertas con tierra.
Con tales muestras de abandono la Policía Municipal decidió actuar, se llevó la perrita a la protectora de animales La Bienvenida, en la que lleva una semana recibiendo cuidados, y se han instruido diligencias penales contra el individuo que se han remitido al juzgado.

La podenca y el tubo de fibrocemento
La historia de la podenca y el tubo de fibrocemento comenzó sobre las cinco de la tarde del domingo 28 de febrero, sobre las dinco de la tarde. El dueño de una finca próxima a la granja escuela Orea avisó al 092 diciendo que se había colado en su parcela el animal y que sus perros la estaban atacando.
Mordeduras de otros perros
Los agentes que se desplazaron al lugar, en principio dos, se encontraron con una perrita canela, de raza podenca, desnutrida y con mordeduras del ataque de otros perros, “como no se podía defender con el tubo en el cuello y estaba desorientada, la atacaron”, comenta una de las agentes que participaron en el rescate.
«Se estaba asfixiando»
Con mucha calma lograron rodearla, le pusieron una correa a modo de bozal para sujetarle la boca y empezaron a maniobrar para sacarle el tubo que le oprimía la garganta. “Se estaba asfixiando, de modo que nos dimos prisa, avisamos a otro compañero que trajo una sierra con vibración de su casa y entre los tres cortamos el tubo con cuidado, después de meter un palo para que tuviera algo de holgura entre el cuello y el tubo”.